Al descender del ómnibus que los había trasladado a Olivos, se sorprendieron de encontrar a la presidenta Cristina de Kirchner esperándolos puertas afuera de la residencia para saludarlos uno por uno. Las sonrisas y los gestos de reconocimiento mutuo se extenderían luego, durante la hora y media de encuentro que mantuvieron ayer unos 150 legisladores oficialistas con la primera mandataria, reunión en la que procuraron disipar el amargo traspié que les significó el rechazo de la resolución 125 en el Senado, el jueves pasado.
"Nos reconoció el esfuerzo, nos felicitó y no consideró de ninguna manera que hubiéramos tenido una derrota", enfatizó el jefe de bloque de senadores Miguel Pichetto (FPV-Río Negro) al finalizar el encuentro. Justamente, Pichetto, quien padeció como pocos el fracaso legislativo, fue uno de los legisladores más elogiados por la mandataria.
"La Presidenta ratificó su compromiso de seguir trabajando por la redistribución del ingreso. Le expresamos nuestro más absoluto apoyo en su carácter de Presidenta y de jefa de nuestro espacio político", enfatizó el jefe del bloque oficialista de diputados Agustín Rossi (Santa Fe). "Le expresamos nuestro compromiso y la necesidad que lidere un gobierno de transformación nacional", sintetizó Eduardo Fellner (Jujuy), presidente de la Cámara baja.
Los legisladores se retiraron reconfortados de Olivos. No sólo porque la Presidenta había tenido el gesto de recibirlos y reconocer su tarea -gesto que rara vez tuvo su esposo y ex presidente Néstor Kirchner durante su mandato-, sino porque, pese a la dura derrota legislativa, se mostró entera y dispuesta a dar vuelta la página y encarar de lleno la gestión.
"Tenemos mayoría legislativa en ambas cámaras, el apoyo de la central obrera y una economía que, pese a la crisis del campo, sigue creciendo. En poco tiempo, podemos recuperar el terreno perdido", se entusiasmó una alta fuente legislativa.
Mientras corrían las rondas de café, la Presidenta no sólo reconoció a sus legisladores por el esfuerzo de intentar aprobar la ley, sino sobre todo su "lealtad" hacia los ejes de la plataforma electoral del kirchnerismo, uno de los cuales, destacó, es la distribución del ingreso vía retenciones.
Y fue allí cuando criticó, sin nombrarlo, al vicepresidente Julio Cobos, cuyo voto negativo condenó de muerte las retenciones móviles del Gobierno. "Mi compañero de fórmula acompañó el proyecto de la oposición", dijo, palabras más, palabras menos, la mandataria, quien luego les comentó a los legisladores una nota del escritor Mempo Giardinelli, en la que éste se preguntaba quién sería el próximo "Pedro Carmona" (por el empresario que encabezó el golpe de Estado contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez).
"Ya sabemos quién quiere ser el próximo Carmona", enfatizó, en alusión a Cobos.
De todas maneras, no habrá acciones directas contra Cobos desde el kirchnerismo, aunque buena parte de los legisladores oficialistas no ahorraban calificativos para condenar su "traición". "La relación está altamente deteriorada; no tiene retorno -confesó una fuente a LA NACION-. Pero no vamos a hacer nada que afecte la institucionalidad."
Este punto, la institucionalidad, fue destacado por la Presidenta en sus palabras a los legisladores, cuando reveló que aceptaría el veredicto del Senado sin chistar. "No forzamos el retorno del proyecto a Diputados. Cumplimos con la palabra", enfatizó.
Por Laura Serra
De la Redacción de LA NACION