Desde que se remozó el gabinete, hace mes y medio, el sector de la carne vacuna multiplicó contactos con funcionarios del Gobierno, luego de años en que el único interlocutor era Guillermo Moreno, por teléfono o en la escuelita de los viernes.
Ahora, parte de la industria frigorífica fue recibida por su sucesor en la Secretaría de Comercio Interior, Augusto Costa. Otra parte accedió al nuevo jefe de ministros, Jorge Capitanich, cuando todavía no había sufrido desmentidas del propio entorno presidencial. Y la mayoría de los sectores que componen la cadena de la carne se reunieron con el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, y técnicos de su cartera, del Senasa, de Economía y de Cancillería, en la Mesa de Ganados y Carnes.
Los funcionarios no maltrataron, escucharon y parecieron interesarse en los planteos. Casamiquela dijo incluso que su objetivo es que el país vuelva a exportar el 20% de la carne que produce (frente al 6-7% que despacha actualmente). Y Jorge Dillon -el experto del Senasa que incorporó como subsecretario de Ganadería- habló de incentivar la producción de animales pesados, de recuperar la recría, de reordenar a los operadores del mercado interno, y de reconstruir la seguridad y la certidumbre, todas cosas necesarias.
Hasta ahí, los signos positivos en los que todavía algunos integrantes del sector confían o quieren confiar. Pero los días pasaron, los signos no se tradujeron en medidas, y empezaron a hacer chispazos con viejos tics del oficialismo.
"Desde la cúpula no hay ninguna señal positiva en la relación con el campo, ni anuncios concretos que abriguen alguna expectativa positiva", dijo el especialista Víctor Tonelli, que rescata como excepción a esta regla al Ministerio de Agricultura. Para él, "habrá que ver si las buenas intenciones del Minagri tienen alguna cabida en los decisores de las políticas públicas. Por ahora, las expectativas no son muchas, pero la necesidad de incrementar el ingreso de divisas puede ayudar a que los escuchen con mayor atención".
Miguel Gorelik, director de la newsletter Valor Carne, advirtió que si bien los temas tratados en la Mesa de Ganados y Carnes son positivos, "con eso no cambia la política ni se cumple la cuota Hilton".
No es que la rentabilidad actual de los frigoríficos hoy sea mala, ni que el precio del novillo gordo esté mal, sobre todo tras la recuperación que tuvo en noviembre y diciembre. Es que las expectativas están mal, como indica la creciente proporción de vacas y animales cada vez más chicos que se están yendo a faena. "El precio por sí sólo no genera cambios en las expectativas, ya que, con los niveles de inflación, un buen precio de hoy se consume en un tiempo cada vez más corto", dijo Tonelli.
Para Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero, "la inflación es el peor enemigo de la ganadería", un negocio de ciclo muy largo por la biología de los animales. Según el experto, para el ganadero "2011 fue un año de euforia, 2012 de escepticismo y 2013 de pesimismo". Es que "la inflación ya se ha comido los espectaculares precios de la hacienda de 2010", a los que se llegó cuando el rodeo se achicó un 20% (unos 10 millones de cabezas), producto de las políticas de pisar el precio de la hacienda que se implementaban desde 2006, coronadas por la sequía.
Todos en el sector coinciden en que la fase de retención de vientres y aumento de stocks que se había iniciado con esos buenos precios de 2010 terminó hace meses. Pero, explican, para hablar de liquidación, no sólo hay que considerar el porcentaje de hembras que van a faena, que en noviembre y diciembre cruzó la frontera crítica del 45%, sino también el nivel de faena absoluta, el peso promedio y las expectativas.
"La cantidad de vacas que va a faena es impresionante. No creo que estemos en una nueva liquidación, son palabras mayores, pero sí que, en esta etapa neutra, estamos más cerca de la liquidación que de la retención", dijo Iriarte. Para Gorelik, "salvo que haya un cambio brusco de escenario, todavía no vamos a entrar en una fase de liquidación"
Tonelli cree que si se diera una eventual liquidación, estaría basada en falta de expectativas, y que por eso debe haber políticas públicas que envíen mensajes positivos "respecto del futuro y más concretamente respecto de incentivar el crecimiento de las exportaciones". Para el experto, "esos anuncios positivos deberían llegar antes de marzo para evitar que, una vez más, los terneros pasen sin escala del destete al corral de engorde y de allí a la faena con pesos muy livianos".
Exportar más, única salida
Lo que hace falta, dicen, es eliminar el sistema de los ROE y reducir las retenciones (actualmente del 15%), para poder exportar más. Esto traería más divisas y le daría un horizonte al ganadero para retener nuevamente hacienda en el campo, de modo de generar un círculo virtuoso con más producción de carne que alcance para el mercado interno y la exportación sin conflictos.
Indirectamente, una algo menor oferta de carne vacuna a nivel local le permitiría a la carne avícola (que crearon un mercado interno de 42 kilos per cápita anuales) mantener su terreno y a los productores de porcinos (trabados en unos 10 kilos per cápita), crecer. Porque el consumo, que ronda los 115 a 120 kilos de carnes anuales per cápita (de los que unos 64 kilos son vacunos), ya no puede absorber más, y sin exportaciones la única opción será la canibalización. Ayuda mucho que los precios de la carne en el exterior estén bastante firmes, haya demanda y pueda haber mucha más.
Por el momento, para Gorelik vienen dos años difíciles para la economía y para la ganadería. "En 2014 la faena puede ser un poco más alta y la producción de carne un poco menor, porque va a caer más el peso de faena. Las señales por ahora siguen incentivando terminar rápido los animales y vender."
Iriarte prevé una mayor oferta y que "las cosas no irán bien si no hacen algo con el tipo de cambio".
Tonelli estima que la oferta crezca en unas 500.000 cabezas en 2014 (hasta 13,2 millones), y que sea un año bisagra para las exportaciones, con "una demanda de animales más pesados (novillitos de 270-320 kg en la invernada y novillos pesados para faena) que permitirá poner nuevamente en marcha el proceso de recría pastoril.
A pesar de todo, optimistas
Miguel Gorelik
Vendrá un cambio positivo a partir de 2016, porque ningún futuro gobierno va a poder seguir sosteniendo los instrumentos que se usaron en los últimos años.
Ignacio Iriarte
La inflación es el peor enemigo de la ganadería. 2011 fue un año de euforia, 2012 de escepticismo y 2013 de pesimismo. La inflación se comió los precios de 2010.
Víctor Tonelli
La recría pastoril es el segmento más eficiente y rentable de la cadena productiva, pero para ponerla en marcha se necesita la decisión del Gobierno.