Markus Heldt ponderó el rol principal que juega en el desarrollo de la agricultura la innovación tecnológica. Con un simpático “buenas tardes” en castellano, Heldt introdujo directamente el eje de su exposición “La innovación como factor clave para la agricultura sustentable” a partir de una extensa enumeración de los logros que la empresa BASF viene obteniendo en la industria agropecuaria, dando respuestas a las exigencias del sector mediante la constante investigación y el desarrollo de nuevos productos y herramientas.

Para Heldt la “mayor parte de la solución al dilema mundial de cómo lograr alimentar a nueve mil millones de personas” pasa por “la química”, y es justamente “BASF la empresa número uno del mundo en el desarrollo de soluciones agrícolas basadas en esa materia”.

“En BASF pensamos que la química permite resolver gran parte del dilema” dijo el presidente de la Crop Protection de la firma alemana a nivel mundial. “Esto se ve en el hecho de que hay una población que crece y que necesita alimentarse con los productos de la tierra, y son las innovaciones tecnológicas que dan sustentabilidad a las soluciones para enfrentar esa demanda”, explicó, y agregó, como para cerrar el círculo virtuoso, que “a su vez es la sutentabilidad en las industrias de nuestros clientes el motor de nuestra innovación”.

Prueba de ello, son las fuertes inversiones que la empresa viene realizando en el marco de la denominada Estrategia 2020 en la que BASF exhorta a sus clientes a ser partícipes activos en pos de “crear juntos la soluciones para una agricultura sustentable”. La convicción, sostuvo Heldt, es que crear un negocio rentable se logra también, con “la utilización sustentable de nuestros productos” por parte del cliente.

En ese orden, señaló que la empresa ha sostenido un gran “crecimiento en inversiones en innovación. Pensamos que debemos invertir más en capacitación, propiedades, plantas y equipos para cumplir con las exigencias de nuestros clientes”, dijo. “Tenemos una vía de inversión muy atractiva para investigación y lanzamiento de nuevos productos que va de 400 millones a 2.800 millones de euros”, remarcó.
Heldt hizo hincapié en que para ser rentable, el negocio debe ser ante todo, sustentable, y que BASF, muy consciente de ello, decidió “consolidar la tecnología de base mediante proyectos orientados a la innovación más allá de la protección de cultivos, a partir del desarrollo de nuevos productos, herramientas y tecnología propios”.

Hoy BASF a nivel global realiza operaciones por más de 60 mil millones de euros, incluidos además del químico, rubros como el de los plásticos y los hidrocarburos. Si bien a nivel global la participación de la agricultura en los negocios de la firma ronda el 6 por ciento, en países como la Argentina ese rubro representa el 30 por ciento de sus negocios.

El foco que la firma hace en el sector agroindustrial de nuestro país tiene relación con esa proporción. En la rueda de preguntas que le siguió a la disertación, el ejecutivo alemán dio señales claras sobre lo que representa Argentina para la compañía, “BASF se dispuso a hacer una fuerte innovación en el mercado agropecuario argentino”, dijo Heldt. “La importancia de Argentina para BASF reside en su gran potencial de progreso, lo que la hace muy atractiva para nuestras inversiones”, concluyó.