La charla estuvo a cargo de Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto para Latinoamérica Sur y presidente de la Fundación Producir Conservando. Vaquero se refirió al contexto actual de consumo y producción como plataforma de lanzamiento hacia las buenas perspectivas que ve en el futuro inmediato, optimismo que respalda en las proyecciones sobre el crecimiento de la demanda mundial de alimentos y el paralelo desarrollo de la ciencia y la tecnología que contrarrestan las nuevas exigencias con el desarrollo de herramientas.

Explicó que en los próximos ocho años, se dará un aumento del consumo del 25 por ciento y que esta exigencia demandará el desarrollo de herramientas y de nuevos productos a escala general, y uno de los roles generadores de la creciente demanda son los alimentos llamados básicos, como carnes, lácteos, cereales, oleaginosas y otros, que junto a los eslabones terminales de sus respectivas cadenas productivas añadiría importantes números adicionales.

De esos totales, las naciones emergentes participarían con sus cuatro quintas partes, proceso que cuenta como principales demandantes a las clases medias de esas naciones en plena expansión, que crecerán de algo más de 900 millones de personas a 5000, resultando los principales motores del cambio. “En China, para el 2030, el 75 por ciento de los consumidores serán de clase media –graficó Vaquero–, en la India, para la clase media será del 80 por ciento, en Brasil, dos tercios de su población se considerará de clase media para la misma fecha”.

Esto da cuenta para el vicepresidente de Monsanto, del futuro promisorio para el productor. “Significa que tenemos la responsabilidad de producir más y mejor, alimentos más sanos y de manera sustentable. Significa además asumir el desafío de aprovechar las grandes posibilidades que nos ofrece la tecnología”.

Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto para Latinoamérica Sur y presidente de la Fundación Producir Conservando

Vaquero confió en que la creciente demanda de alimentos a nivel mundial “nos ofrece a los argentinos una oportunidad única y tanto Monsanto como distintas organizaciones vienen trabajando duramente para desarrollar tecnologías que ayudan a los productores a cultivar más y mejor”.

Es un desafío que los productores argentinos, según señaló, ya están asumiendo: “El sector agroalimentario argentino es un ganador, o por lo menos, un jugador del Top Ten. Si miramos la historia, no creo que nos equivoquemos si decimos que lo mejor está por venir, pero también, que lo mejor está en nuestras manos”, concluyó.