Hernán Cappiello
Enviado especial

GUALEGUAYCHU.- La ruta 14 estuvo ayer totalmente cortada durante 10 horas, debido a que un grupo de camioneros que transportaban arroz y habían sido detenidos por el paro agropecuario cruzaron sus largos equipos con acoplado. Si ellos no cruzaban, no lo haría nadie, decían. Prestos, los ruralistas les atravesaron sus tractores y nadie pasó durante todo el día.

Así, ambas manos de la ruta a la altura del kilómetro 53 quedaron bloqueadas, lo que provocó una aglomeración de camiones de 20 kilómetros de extensión hacia Buenos Aires y otra fila de dos kilómetros, hacia Concordia.

El gran ausente fue el Estado: la Gendarmería no apareció en el corte en todo el día y dejó librada a la paciencia y al diálogo entre camioneros y productores la liberación de la ruta, lo que logró sólo a las 17.

Así terminó ayer aquí el paro agropecuario dispuesto por el campo, primero de hecho y luego por la decisión que tomó la asamblea realizada anoche.

El conflicto se agravó a las 8 de la mañana cuando dos camiones Scania, uno rojo y otro azul, de la empresa Transportes Don Ramón, cargados de arroz, destinado al puerto de Holt Ibicuy, se cruzaron sobre el asfalto de contramano e impidieron el paso de los que venían de Buenos Aires.

Los ruralistas los frenaron con sus máquinas y por poco no se van a las manos. Los gritos se calmaron cuando empezó el calor agobiante del litoral y quedaron bien diferenciados los bandos: los camioneros del arroz, con los torsos transpirados, en cuero, buscaban la sombra de sus camiones. Eran cerca de 30.

Separados por unos 50 metros de asfalto y frente a ellos, los otros camioneros que llevaban combustibles, frutas, pollos, otros alimentos y hasta inodoros. Eran más de un centenar. A unos 100 metros, fuera de la ruta 50, productores agropecuarios, bajo una mediasombra, se sentaron a esperar mientras buscaban una salida.
Discusiones

Por grupos los camioneros discutían entre ellos y con los ruralistas, pero no llegaban a nada. Después del almuerzo, que cada uno hizo por su lado, llegó un principio de solución.

Los ruralistas les propusieron a los arroceros que si ellos sacaban sus camiones de la ruta, los dejarían pasar a las 17, en lugar de a la medianoche, hasta cuando estaba previsto el paro. Pero los camineros no les creyeron.

"¿Que garantía tenemos?", increpó un chofer rubio y musculoso a un chacarero de bombacha, sombrero de ala ancha y anteojos de sol.

"Me quedo con ustedes en el camión y si no cumplo me agarran a trompadas", contestó el ruralista.

"¡No, qué pelear, con que el calor que hace!", le respondieron.

Pero la negociación se frustró porque los arroceros querían salir en ese momento, pues podían descargar su carga sólo hasta las 4 de la tarde. El reloj jugó en su contra y a las 17 se liberó la ruta. No sin nuevas discusiones acerca de quién podía cruzar primero. Atilio De Angeli, hermano de Alfredo, tenía la idea de que los arroceros, que habían provocado el conflicto, fueran los últimos en salir. Pero ellos quisieron picar en punta. Movieron sus equipos y los ruralistas volvieron a bloquearlos, colocando sus rastras pinchudas debajo de las ruedas.

Un camionero se bajó a los gritos ya con ganas de pelar. Hubo incidentes menores y griterío. Pero la calma llegó cuando un dirigente de la Sociedad Rural de Gualeguaychú persuadió al resto de los chacareros y permitió circular a los arroceros.

De hecho, el paro granario se levantó aquí antes de la medianoche.