"Todos reclaman diálogo y políticas de Estado, pero depende de lo que decidan Néstor y Cristina. No sabemos para dónde van a salir."
"Depende." Todo "depende" en esta coyuntura política, como lo definió ante LA NACION un peronista que acompaña a Julio De Vido. Depende de los nombres, de los rumbos, de los equipos y de la capacidad de diálogo que pueda tener el Gobierno de aquí en adelante. Casi nadie sabe, ni en la Casa Rosada ni en los espacios aliados del radicalismo y el progresismo, qué es lo que resultará de la administración nacional cuando los Kirchner resuelvan aquellas incógnitas. Y de todo eso depende el futuro de la Concertación.
Es, concretamente, uno de los momentos de mayor incertidumbre del kirchnerismo. Esto genera un escenario en el que cada sector evalúa alternativas. Un caso: el radicalismo K ya sabe que tendrá contención si decide acercarse a la UCR. Lo garantizaron a Julio Cobos, a Horacio "Pechi" Quiroga y a varios más Raúl Alfonsín, Raúl Baglini, Enrique Nosiglia y Jesús Rodríguez, entre otros.
Otro caso: el progresismo desmembrado que también integra el Gobierno advierte que se convertirá en un compañero de ruta crítico. Podría ser el primer paso hacia la ruptura. Rechazan "un gobierno de Morenos y Jaimes", relató a LA NACION uno de los funcionarios enrolados en la postura más desconfiada. Reclaman cambios de gabinete.
Kirchner, furioso
Dos fuentes del Gobierno consultadas ayer relataron que a Néstor Kirchner se lo veía tenso y furioso. "No conviene tomar decisiones en ese estado", señaló uno de ellos. "El problema es que está buscando un nuevo enemigo para generar una situación de tensión, y que ese «monstruo» podría ser Cobos o bien los peronistas que votaron en contra del Gobierno. Por ahora, no hay calma", contó el mismo funcionario.
Los aliados perciben este clima de hostilidad. Lo notan, particularmente los radicales.
Durante las semanas previas a la dramática sesión del miércoles, Cobos habló varias veces con Raúl Alfonsín y con Raúl Baglini, hombre cercano a Jesús Rodríguez. "Pechi" Quiroga también se comunicó con "Coti" Nosiglia. Los jefes históricos del radicalismo les garantizaron cuidado político. Traducción: si se rompe la alianza con el Gobierno, podrían recomponer la relación con la UCR. Lo confirmaron a LA NACION dos fuentes radicales.
Cobos se sostiene por ahora sobre la base de gobernadores e intendentes que lo secundaron en el denominado "radicalismo K". Hablan todos con todos y analizan diariamente todas las variantes.
Mario Meoni, intendente de Junín, se comunicó cuatro veces en los últimos cuatro días con los gobernadores Miguel Saiz (Río Negro) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero). Arturo Colombi (Corrientes) y Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca) hablaron con Cobos. También Héctor "Cachi" Gutiérrez (Pergamino) y el diputado Daniel Katz participaron en la cadena de comunicación. Están atentos. Muy atentos.
De las próximas decisiones del Gobierno dependerá la continuidad o la ruptura de la alianza política. Tras los despidos de tres funcionarios "cobistas" y las definiciones de la Presidenta sobre la "traición" de Cobos, existe un análisis preliminar que tiende al desmembramiento de la Concertación. "Pero habrá que ver. No podemos definir nada hasta que el Gobierno tome alguna decisión", explicó uno de ellos a LA NACION.
El progresismo también se mantiene alerta. "Las señales se verán cuando haya cambios en el gabinete. Habrá que ver si la Presidenta elige seguir con el peronismo o si abre el juego. Allí se verá si acompañamos", analizó uno de los involucrados.
Aquí existe una organización menos aceitada que la del radicalismo. No hay un líder. Vilma Ibarra, por ejemplo, no fue el viernes a la quinta de Olivos. Es crítica. Ni ella ni Gabriel Fuks reconocen la conducción de la ministra Graciela Ocaña, a quien el Gobierno pretende como jefa del sector. Fernando Melillo tampoco tiene una buena relación con la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti.
Es más difícil organizar un espacio sin afinidades. La vertebración, en todo caso, dependerá de las próximas decisiones del Gobierno.
Por José Ignacio Lladós
De la Redacción de LA NACION