Fue una reunión amistosa, según testigos, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no retó a nadie. Pero fue claro en el mensaje: los fabricantes e importadores de agroquímicos y fertilizantes para el campo tienen que mantener, todos, las listas de precios. No puso plazos. Y también dijo que, de ahora en más, cualquier nuevo aumento deberá ser antes "informado" a su Secretaría.

La reunión fue la semana pasada. Ante casi unas 30 personas, entre empresarios locales y ejecutivos de multinacionales comercializadoras de herbicidas y fertilizantes, Moreno inauguró así en los hechos un nuevo control de precios, aunque sin firmar ni un solo papel.

Aparentemente, aunque no habló de plazos para que se mantengan las listas de precios, le alcanzaron un par de palabras para conseguir su objetivo. Alguien le había dicho que los productores estaban furiosos por la meteórica suba del herbicida glifosato y los fertilizantes nitrogenados y fosfatados -insumos clave para la campaña de granos gruesos que se avecina-, y él actúo en consecuencia.

Sólo en el último año, el litro de glifosato aumentó de 2,80 a más de 7,50 dólares; la urea granulada -fertilizante nitrogenado- trepó de 460 a 650/700 dólares la tonelada y el fosfato diamónico -fertilizante fosforado- se incrementó de 600 a 1300 dólares la tonelada.

Salvo la urea, de elaboración nacional con el gas como su insumo básico, los productos fosfatados, como el fosfato diamónico, provienen del exterior. En el caso del glifosato se puede comprar el producto nacional. "No estaba agresivo y en un pedido amable nos dijo que mantuviéramos las listas de precios en vigor", contó a LA NACION un empresario que participó del encuentro. La misma fuente indicó que el funcionario les solicitó que "informaran" ante su Secretaría cualquier nuevo incremento.

En pocas palabras, dio a entender que nadie podrá actuar libremente con sus listas de precios. ¿Y van a cumplir con lo que les pidió?, se consultó en una de las cámaras que agrupa a los empresarios del sector. "Como cámara no podemos hacer nada, pero me parece que las empresas van a hacer lo que quieran", respondió allí una fuente, que agregó: "Las listas de las empresas son recientes y, por el momento, no van a necesitar aumentar mucho porque se estaba vendiendo poco por el conflicto con el campo".

Bajó la demanda

En 2007 hubo facturaciones récord en fertilizantes y agroquímicos, por 1700 y 1400 millones de dólares, respectivamente, pero ahora la demanda bajó. Sólo en fertilizantes se estima que las compras de los productores se redujeron un 40 por ciento.

Industriales del sector interpretaban que no les va a quedar otra opción que seguir la directiva impartida por Moreno. Aunque el funcionario no adelantó cuáles van a ser sus próximos pasos, más allá de que pidió que informaran cualquier cambio de precios, entre los empresarios hay cierto temor de que al funcionario se le ocurra obligar a las empresas a importar a pérdida determinados insumos, como el fosfato diamónico, que viene de países del norte de Africa, Rusia o los Estados Unidos.

Lo mismo podría pasar con la importación de urea desde la región del golfo árabe. Otros empresarios temen que Moreno se despache con algún precio tope para los insumos. Con todo, ejecutivos de multinacionales le aclararon que los precios respondían a una tendencia mundial, marcada por una fuerte demanda de las commodities. Y que hay países que realizan grandes compras de fertilizantes. "India, por ejemplo, en una sola de sus diez o quince compras que hace al año se lleva todos los fertilizantes que consume la Argentina por campaña [3,7 millones de toneladas en 2007]", relató un empresario.

Según otro proveedor de insumos, Moreno preguntó varias veces qué incidencia tenían estos productos en los costos de la producción. "Los productores le dijeron que los insumos se fueron por las nubes; él mismo dijo que era un reclamo de las entidades", expresó. En el caso del maíz, la fuerte suba de los insumos hizo elevar en campos arrendados de la zona núcleo de 8000 a 10.000 kilos por hectárea el rinde de indiferencia (nivel para cubrir los costos).

Por Fernando Bertello
De la Redacción de LA NACION