El impacto de la crisis es integral, y cualquier cambio o reconfiguración en el elenco presidencial podría suceder en la medida que, evalúen, aporte a oxigenar la musculatura del poder kirchnerista. En ese sentido, todos los ministros del gabinete —además de Alberto Fernández y Julio De Vido, como trascendió en los medios periodísticos de ayer— habrían presentado su renuncia ante Cristina Fernández. Es de forma, cuando la crisis es fuerte, dejarle a la presidenta las manos libres. Aunque no implica que las renuncias sean aceptadas, como no lo fueron las de Alberto Fernández y De Vido.

En la rueda de posibles nombres nuevos a integrar el gabinete nacional sonaban anoche versiones que alcanzaron incluso a los santafesinos Agustín Chivo Rossi y Juan Canchi Sylvestre Begnis.

Ambos —ante La Capital— negaron cualquier ofrecimiento. Sin embargo, la especulación política sobre una eventual llegada del Chivo a la Rosada se sustenta en la tarea y el perfil que adquirió el santafesino durante la crisis.

Cuando la tensión arreciaba, Rossi ( y también Alejandro, su hermano diputado nacional) fue unos de los pocos —si no el único— kirchnerista de la primera hora que midió correctamente la verdadera correlación de fuerzas parlamentaria. El Chivo discutió —muchos aseguran que a los gritos— con la pareja presidencial para hacerles comprender que si no aumentaban el volumen de reintegros a la ahora fallecida resolución 125 "no daban los números para votarla en Diputados".

Rossi, al cabo, juntó los votos que había que juntar. "Hoy por hoy, el único que podía juntar los votos era el Chivo", conceden desde las entrañas del megabloque oficialista.

Esa actitud de plantarse, y el posterior éxito de juntar una mayoría absoluta al momento de la votación —129 diputados—, le valieron, a la postre, una consideración distinta desde el núcleo kirchnerista. En contraste con la errática gestión de Miguel Angel Pichetto, jefe de bloque oficialista en Senado, al que se le escurrieron votos cruciales en las últimas horas que lo llevaron a una estruendosa derrota, cuando había arrancado con una situación más "holgada" que en Diputados.

En el encuentro del último viernes en la Quinta de Olivos —donde concurrieron unos 140 diputados y senadores— a entrevistarse con Cristina, el Chivo fue uno de los últimos en retirarse. Habló a solas con Cristina y con Alberto Fernández.

Por otra parte, el nombre del Canchi Silvestre Begnis también entro en danza, aunque hasta anoche no había recibido ningún ofrecimiento.

El Canchi es un hombre ligado al ministro de salud originario del elenco kirchnerista, Ginés González García. Y la especulación sobre su nombre tomó viso de realidad a partir de versiones sobre un posible gran salto de la actual ministra de salud, Graciela Ocaña, a la estratégica jefatura de gabinete.

Si bien muy integrado al kirchnerismo, el Canchi es un hombre del radicalismo que abrazó el proyecto kirchnerista. Muy cerca de él aseguran que le resultó indigesta la insólita actitud de otro radical K, el vicepresidente Julio Cobos, de volcar la votación en contra del gobierno al que pertenece. Al Canchi ni se le ocurrió traicionar al gobierno como sí lo hicieron varios diputados y senadores radicales K.

En esa lealtad, y en su trayectoria política en el ámbito de la salud, estaría sustentada su posibilidad de llegar a la Casa Rosada.