Pero nadie podrá dudar del espíritu constructivo y del interés por buscar metas a largo plazo del Grupo Consenso, que presentará hoy un documento con los lineamientos generales de la política exterior de cara al próximo gobierno.
El texto con 20 puntos sobre la agenda internacional que deberá atender la Argentina desde 2016 no es ambicioso y tampoco plantea un esquema demoledor hacia la estrategia internacional de Cristina Kirchner. Al estar firmado por 15 referentes de diversos partidos de la oposición podría haber sido un documento más crítico. Sin embargo, los firmantes del texto que hoy asesoran a candidatos presidenciales de Pro, el Frente Renovador, la UCR y el peronismo disidente optaron por privilegiar las propuestas ante las objeciones.
Desde la premisa que encolumna el texto y que señala "Seremos afuera lo que seamos adentro", queda en claro que se trata también de un fiel mensaje para aquellos dirigentes que trabajan en la campaña electoral del armado de otras propuestas programáticas para el próximo gobierno. De hecho, esta es la primera experiencia de la oposición por fijar una agenda común con vistas a 2016. No hubo hasta ahora ningún otro grupo de trabajo que desde la oposición haya logrado semejante convergencia de ideas.
Se podrá discutir si debió ser un documento más crítico hacia el Gobierno, si faltaron temas sobre la mesa o si se tenía que ampliar la convocatoria. Pero nadie podrá dudar del espíritu constructivo y del interés por buscar metas a largo plazo del Grupo Consenso.
Con el auspicio del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI) que lidera Adalberto Rodríguez Giavarini también el Grupo Consenso buscó la pluralidad de voces a la hora de establecer el documento final. El propio Giavarini dejó en claro que la convocatoria a ampliar las adhesiones al documento "está abierta y el debate no está cerrado". Y el ex embajador en Brasil y actual asesor de José Manuel de la Sota , Juan Pablo Lohlé, admitió ayer a la prensa: "hay que seguir trabajando por un mayor consenso y por más voces". Lo asentían Jorge Castro, Diego Guelar, Roberto García Moritán, Sebastián Velesquén y Andrés Cisneros, entre otros.
Según supo LA NACION, hubo referentes del oficialismo que se rehusaron a suscribir el documento por razones diversas: temores a represalias, divergencia con los planteos o la simple mirada corta de las políticas de Estado en el largo plazo.
En un lenguaje diplomático cuidado, no obstante, el texto plantea ciertas críticas al Gobierno. Por ejemplo, establece que desde 2016 "la Argentina debe ser un activo y responsable actor global".
En cuanto a las políticas estratégicas para el manejo de alimentos y energía, se insta al próximo gobierno a "enfatizar un activo y sostenido proceso de desarrollo económico sobre la base de un inteligente manejo de esos dos factores estratégicos, de forma tal que ambas variables contribuyan a proveernos de divisas y tecnología". ¿Una velada crítica a la política trunca de cepo cambiario y limitaciones a las importaciones que fijó Axel Kicillof ?
Según supo LA NACION, hubo referentes del oficialismo que se rehusaron a suscribir el documento por razones diversas: temores a represalias, divergencia con los planteos o la simple mirada corta de las políticas de Estado en el largo plazo.
Como una suerte de manual de objeciones al actual esquema planteado por Cristina Kirchner hacia Washington el documento también señala que "en ejercicio del multilateralismo que debe orientar nuestro accionar externo, se debe trabajar para fortalecer nuestras tradicionales relaciones con Europa y los Estados Unidos". No lo dice el texto, pero en ese párrafo queda latente un señalamiento a la actual política de Cristina Kirchner de someterse a cualquier precio a una alianza estratégica con Rusia y con China.
¿Acaso aquellos que objeten este planteo serán tildados de antipatrias o buitres funcionales? Por el contrario, en el espíritu del texto, el Grupo de Consenso trata de dar una vuelta de página a la historia en el esquema de antinomias para dar lugar a una convocatoria al diálogo y a la "cultura del encuentro", parafaseando el mensaje del papa Francisco.
También se hace un señalamiento claro para que el próximo gobierno ponga énfasis en la relación con Brasil y México como dos socios que pareció descuidar la actual administración. Y se plantea, a la vez, un esquema de diálogo maduro hacia Londres en la búsqueda de una solución del conflicto por la soberanía de las islas Malvinas "evitando confrontaciones estériles", como señala el texto en abierta crítica al discurso de Héctor Timerman hacia los kelpers.
El mensaje del Grupo Consenso contrasta claramente con el discurso beligerante y antinorteamericano que tendió Cristina Kirchner el fin de semana pasado en la Cumbre de las Américas. En cambio, el documento se acerca más al clima de consenso y diálogo que se vio en la foto de Barack Obama y Raúl Castro estrechándose las manos. El documento del Grupo Consenso es, en definitiva, un mensaje donde se alerta a los dirigentes políticos y futuros presidentes de que el mundo ha cambiado y la Argentina no puede seguir anclada en la política del odio hacia el que piensa diferente.