La misma soja que aquí es vapuleada, que paga el 35% de su precio sólo por retenciones y que es producida por hombres y mujeres a los que el Banco Nación les cortó el crédito.
"La Argentina puede producir alimentos para más de 400 millones de personas", destacó la Presidenta, al tiempo que señaló que "la capacidad de nuestros productores es reconocida en el mundo entero".
¿Les miente a los chinos o nos miente a nosotros? ¿Cómo puede elogiar en ese país lo que acá desprecia? Es triste admitirlo: le miente a la Argentina.
Está claro que no sería viable un acuerdo con China si no fuera por la capacidad de producción de alimentos que tiene nuestro país. Consecuentemente, son los productos del campo lo mejor que tiene para ofrecer la misión argentina. Según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación, el 81,77% de las exportaciones argentinas a China en 2013 fueron productos agroindustriales.
Lo que acá producimos gracias a nuestra inversión, nuestro esfuerzo y nuestro riesgo no es mérito del Gobierno sino que lo hacemos a pesar del Gobierno: con una inflación del 40%, con una presión impositiva que es 56% más alta que la del resto de los sectores de la economía, con un preocupante déficit de infraestructura y permanentemente perseguidos con medidas negativas y operativos de prensa.
Aparte de la retención pública, hay una retención privada: con las restricciones a la exportación, con la intervención de los mercados y la fijación de precios máximos, el Gobierno hace que haya una transferencia de miles de millones de dólares de los productores a otros eslabones de la cadena, sobre todo a la industria molinera, las usinas lácteas y los exportadores.
La ausencia de representantes de productores en la comitiva presidencial habla por sí sola. En contraste, muchos de los que allí participaron son justamente protagonistas y cómplices de la crisis en la que el Gobierno hundió a la producción. Hablamos de los integrantes del gabinete nacional como también de los referentes del sector privado que con la ayuda gubernamental, interviniendo los mercados, pagan precios de quebranto a los productores, castigando la principal actividad económica de todos los pueblos que viven del campo.
Repudiamos la hipocresía, la mentira y condenamos el agravio que infiere la señora Presidenta a toda la producción.
Difícil será colocar más peras y manzanas en China, como anunció el Gobierno, si no se soluciona la dramática situación que están viviendo los productores del Alto Valle, donde ni siquiera dan los números para cosechar la fruta. Lo mismo se puede decir del tabaco, los cítricos, la carne y el resto de las economías regionales. Los principales cultivos, a rindes promedios nacionales, dan pérdidas. Es que la crisis de competitividad que generó este gobierno no distingue latitudes y son todas las producciones de Norte a Sur y de Oeste a Este las que hoy están atravesando una grave situación.
Mientras tanto, el Banco Nación, que acá niega créditos y financiamiento a productores de soja, abrió una sucursal en Pekín. ¿Allí les dará crédito a los productores chinos que tengan stocks de soja?
El autor es presidente de la Sociedad Rural Argentina.