Esto quizás se justifica por la emoción que genera el sube y baja del blue, que ayuda a despertar las pasiones políticas de muchos de ellos.
Si el blue baja, aquellos cercanos al gobierno lo sienten como un triunfo contra los apátridas y especuladores; si el blue sube, los opositores lo sienten como una muestra del fracaso de la política económica del gobierno.
Lo cierto es que el blue es un precio más de la economía que tiene su volatilidad, pero que como tendencia sube acompañando la inflación.
Hay que recordar que el dólar blue ya devaluó, ahora su precio acompaña la inflación. Si la inflación acelera, el blue también lo hará, si la inflación desacelera, el blue hará lo propio.
También es cierto que un dólar blue de 12 pesos es un problema para varios sectores de la economía nacional. Un inmediato perdedor es el turismo receptivo internacional de Buenos Aires y de las provincias que limitan con países vecinos. Es que a 14 Argentina da muchas oportunidades, pero a 12 resulta bastante más cara. El flujo turístico de nuestros vecinos externos es sensible a este precio.
El otro sector afectado es el de la construcción, que hace sus cálculos en pesos pero toma de referencia al dólar. Hoy el costo de la construcción en dólares tomando el valor del blue alto es muy competitivo y hay sectores invirtiendo. A un blue más barato, la rentabilidad esperada no es muy elevada y puede demora ciertas inversiones.
Pero el problema económico más serio es lo que pasa con el dólar oficial. El problema es justamente que está tranquilo. Casi una convertibilidad de $ 8,50 a u$s 1.
No voy a devaluar
El dólar oficial desde el año 2009 siempre estuvo subiendo menos que la inflación y es por eso que se produjo el atraso cambiario. Este atraso, es decir la inflación más alta que la suba del dólar, fue la consigna hasta que asumió Fábrega como titular del Banco Central en noviembre del 2013.
Desde ese día y hasta el 23 de enero del 2014, día que se produjo la suba abrupta, el dólar se devaluó cerca de 40%. En ese mismo período de tiempo la inflación acumulada fue del 10%. Es decir que el dólar subió un 30% más que la inflación.
No obstante, desde enero y hasta ahora, el dólar subió solo un 6% mientras que la inflación ya lo hizo un 30%. Es decir, se volvió al esquema tradicional preFábrega. La inflación más alta que la suba del dólar.
Lo interesante es que si tomamos el período noviembre 2013-noviembre 2014, el dólar oficial subió un 40% y la inflación fue de un 40%. Es decir que se terminó la ganancia de competitividad. Estamos, al decir de Capitanich, en el viejo punto de convergencia del tipo de cambio.
Esto quiere decir que si el dólar oficial se queda fijo durante estas semanas, cada semana que pase ahora se atrasa el dólar en relación al valor que tenía hace 12 meses.
La revaluación del peso a partir de noviembre de este año será al ritmo de la
inflación actual.
Si el dólar oficial no se moviera hasta el 23 de enero próximo, el atraso sería
de más del 30% en relación a enero del 2014.
Por lo tanto, el efecto Fábrega ya pasó, ahora comienza un proceso de revaluación que solo traerá mayor recesión. Es imposible pensar que el tipo de cambio oficial pueda quedarse quieto con una inflación anual superior al 40%.
Se pudo hacer hasta ahora porque Fábrega adelanto la variación cambiaria. Pero este efecto ya terminó.
A esto debemos sumar el cambio del contexto internacional, donde las fuertes monedas de los países de América Latina como el real o el peso chileno encaran en un proceso de devaluación que supera el 16% en Chile y ya lleva el 12% en Brasil.
Llama la atención asumir como un éxito de política económica dejar el tipo de cambio fijo contra el dólar. Este éxito sólo nos traerá las mismas consecuencias que tuvo el 1 a 1 de Cavallo, o la tablita de Martínez de Hoz de la dictadura. Más recesión y más desempleo.
El problema de la economía argentina no es el valor del dólar blue. El problema es el valor del dólar oficial que hace muy poco competitiva la producción argentina, ya no solo de la industria, sino ahora de la mayoría de los productos agrícolas locales.
El dólar oficial tiene dos caminos: empieza a subir como el resto de los precios de la economía, o, mientras más se atrase, más rápido se recuperará después.
Y la historia indica que nunca lo hace suavemente, sino que lo hace de un salto.