En el corredor que abarca desde el departamento San Martín (Santa Fe) hacia el oeste, entrando en los departamentos de Marcos Juárez y Unión los rindes resultaron mejores y están en los 37,9 qq/ha. En el resto de la región quedaron por debajo de los 32 quintales. Los análisis de final de campaña dan cuenta de que los márgenes de soja se han deteriorado y presionan las negociaciones de arrendamientos. El manejo de malezas, se toma como un factor fundamental sobre los márgenes y la productividad.
A pesar de la serie de eventos desafortunados que desató el clima a lo largo de la campaña, los niveles de rindes en general fueron buenos. La soja de segunda siembra, si bien comenzó la campaña con perfiles secos, recibió lluvias a tiempo para revertir su situación. Aunque quedan varios lotes por cosechar, los rindes superan el promedio de un año normal con 29,5 qq/ha.
En cuanto a maíz de primera, los rindes magros no resultaron ser tan drásticos como se vislumbraba en enero pero no alcanzaron los resultados obtenidos normalmente. El rinde promedio es de 75 qq/ha con un 93% del área cosechada.
En el final de cosecha se avalúa el comportamiento agronómico y el resultado económico. ¿Cuál es la percepción que hay en el sector acerca de los factores que más disminuyeron la productividad de esta campaña? El gráfico de torta resume las encuestas a técnicos sobre el impacto de los factores bióticos y climáticos. Se destacó el estrés termohídrico como principal componente reductor del rendimiento, en especial en maíz de primera. En lotes de soja, el control de malezas resistentes desató un importante incremento de costos. Los excesos hídricos y las plagas (lepidópteros) empatan con su incidencia negativa en el rinde de soja de primera. Por último, las enfermedades fueron las que menos redujeron el resultado agronómico.
La complejidad biológica aumentó la frecuencia de las aplicaciones cambiando la estructura de costos. La variabilidad del clima, en las últimas tres campañas y en esta, que se expreso con escenarios absolutamente contrastantes, cambió la conciencia de los productores y ahora toman cuenta del fuerte riesgo productivo que asumen de acá en más. Ante este panorama y con rindes de indiferencia más altos, la presión a mantener o bajar los alquileres se incrementa.