El precio de mi peluquero no depende de la cotización del dólar, repite, casi como un mantra, por estos días, Axel Kicillof, en su intento por moderar la suba generalizada de precios tras la abrupta devaluación del peso, que instrumentó el Gobierno nacional.

La fijación capilar del ministro de Economía sirve como excusa para abrir un interrogante que atraviesa a todos los actores de una economía local que, por estas horas, luce los pelos de punta: ¿La devaluación se traslada a precios? ¿Cuáles son los sectores cuyos precios realmente siguen al dólar?

Si bien las peluquerías de Parque Chas -donde vive el titular del Palacio de Hacienda- no tienen costos en dólares y, por lo tanto, el precio de su servicio no debería aumentar, lo cierto es que todos los peluqueros del país compran alimentos, electrodomésticos, remedios y nafta, entre otros rubros cuyos precios se dispararon por la devaluación.

Así lo entienden los economistas y expertos consultados por 3 días, que, a continuación, realizan un análisis sectorial hasta las raíces mismas del dólar, para dilucidar los verdaderos alcances del efecto devaluación.

 

La delgada línea blanca

El sector de electrodomésticos fue el que más rápido reaccionó a la escalada del dólar. La semana pasada, cuando el precio de la moneda estadounidense pasó de $ 6,93 a $ 7,9 en apenas unas horas, algunas de las principales cadenas de electrónica aumentaron sus productos hasta un 30%, y otras retiraron mercadería de la venta y suspendieron sus sitios de ventas online.

Disculpe las molestias, estamos aumentando para usted, ironizaron los clientes, que volcaron su indignación en las redes sociales. Muchos calificaron la respuesta del sector de especulativa y cuestionaron la suba de precios de electrodomésticos de origen nacional.

Por su parte, las fuentes del sector consultadas argumentan que un alto porcentaje de los componentes de sus productos son importados y, por más que sean ensamblados en Tierra del Fuego, se ven afectados por la suba del dólar. En el caso de los celulares, por ejemplo, todos sus componentes son importados. Lo que se hace en Tierra del Fuego es el ensamblado y carga del software. Y, en el mejor de los casos, el packaging", explica Enrique Carrier, consultor especializado en el mercado electrónico.

Así las cosas, la devaluación vuelve a poner en discusión el modelo de promoción industrial fueguino. Para el titular de Abceb.com y ex secretario de Industria de la Nación, Dante Sica, la mayoría de estas fábricas son ensambladoras. El nivel de reemplazo es bajo y lento: en productos muy nuevos, como un smarthpone, hay poco para integrar a nivel nacional. En cambio, en casos como aires acondicionados o heladeras, que tienen más años de producción, se logró un mayor nivel de integración.

Sin embargo, incluso los electrodomésticos con mayor porcentaje de partes made in Argentina, como heladeras y lavarropas, también exhibieron subas de precios en los puntos de venta durante los últimos días. Según un relevamiento de la consultora Elypsis, que mide los precios de más de 150.000 artículos en supermercados y casas de electrodomésticos, en las últimas dos semanas, el rubro de electrónica y artefactos para el hogar tuvo una suba promedio del 15%.

En lo que se interpretó como un reconcimiento implícito del traslado de la devaluación a precios, el Gobierno acordó con los empresarios del sector y fijó una suba del 7,5% para productos de electrónica y del 5% para los de línea blanca, tomando como referencia los precios al público del 1° de enero. Fue el último round de una pelea que, según sostienen fuera de micrófono los ejecutivos, continuará en los próximos días.

 

Volantazo

Otro sector que se vio sacudido por  el nuevo escenario fue el automotriz. En un primer momento, la venta de vehículos quedó virtualmente paralizada ya que las concesionarias no tenían un precio de referencia para comercializar sus unidades. Pasado el temblor, algunas de las automotrices comenzaron a modificar sus listas de precios. Al cierre de esta edición, las marcas retocaron sus valores entre un 5% y un 20%.

Como la tecnológica, la industria automotriz todavía tiene un largo camino por recorrer en cuanto a la integración de componentes nacionales: casi la mitad de su estructura de costos está atada al dólar. Todo el que tenga insumos dolarizados o componentes importados altos, traslada a precios sí o sí, refuerza Sica. Y agrega: El que tiene margen para absorber una devaluación tan fuerte es porque tiene tasas de rentablidad muy altas, y no da la sensación de que esas tasas estén por encima de lo normal. Me parece que los márgenes de maniobra son pocos.

En tanto, los analistas coinciden en que, a priori, la devaluación beneficiaría a un sector con fuerte sesgo exportador: en 2013, según cifras de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), se vendieron al exterior un total de 433.295 unidades en 2013, aunque la cifra representa una caída del 4,8%, con respecto al año anterior.

 

Miedo o ambición

Luego de las modificaciones cambiaras, las castigadas economías regionales también recuperarían competitividad, lo que le permitiría mejorar sus ventas al exterior. Sin embargo, sectores como el vitivinícola denunciaron subas de hasta el 30% en sus insumos esta semana. Y las botellas, etiquetas y tapas que se utilizan para el embotellamiento no son precisamente productos importados.

Por las medidas económicas anunciadas, la cadena productiva y comercial entera trata de cubrirse de la incertidumbre. Es más miedo que ambición, opina Alejandro Prince, especialista en electrónica de Prince Consulting. Desde Abceb.com, agregan: No es que que los comerciantes sean perversos, es simplemente la conducta que genera esta economía.

De todas formas, los expertos coinciden en que el eslabón de la cadena más proclive a remarcar los precios es el último, es decir, la boca de venta. Al respecto, el mencionado informe de Elypsis destaca un alza del 10% en los rubros muebles y accesorios decorativos, un 6,7% en herramientas y un 4,7% en materiales para la construcción. En cuanto a sectores más sensibles, como el de alimentos y bebidas, el estudio no detecta incrementos relevantes.

 

Beneficio a corto plazo

Tras la fuerte devaluación del 15,5% la semana pasada, nadie duda de que los más beneficiados con el nuevo escenario son los sectores exportables, como el agropercuario. Sin embargo, los especialistas alertan que la alta inflación podría diluir la oportunidad relativa del salto devaluatorio.

Para el economista jefe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Ernesto Ambrosetti, la devaluación del dólar, al no estar acompañada de un plan integral para combatir la inflación, no mejora la competitividad real de los sectores productivos, ya que la suba de precios licua casi de inmediato la devaluación.

En el campo, como en otros sectores, los productores optaron por desensillar hasta que aclare y se acomoden los precios relativos. Pero para la SRA, por el efecto devaluación, la situación de muchas actividades productivas podían empeorar en vez de mejorar su competitividad. Especialmente en las economías regionales que están más alejadas de los centros de consumo y de los puertos. Un claro ejemplo es el combustible que en Misiones está comenzando a superar los $ 13, apunta Ambrosetti.

En la misma línea, Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI y ex titular de la Fundación ExporAr, sostiene: Un ajuste cambiario como el observado en estos últimos días, en una economía inflacionaria, muy rápidamente pierde el principal efecto positivo para la competitividad.

Para Dante Sica, hay una mejora, pero no se recupera toda la competitividad perdida por años de atraso cambiario. El paso que dio el Gobierno con el tipo de cambio va en el rumbo correcto. El problema es que, si no para la inflación, el aumento se termina comiendo el salto devaluatorio. Entonces, hay un beneficio de corto plazo, que no se termina aprovechando, concluye.