En la misma semana en la que las reservas del Banco Central perforaron el piso de los 30.000 millones de dólares, el Gobierno decide desperdiciar la oportunidad de obtener las divisas que genera el campo. La autorización para exportar apenas 500.000 toneladas de trigo en forma inmediata, hasta completar un cupo de 1.500.000 toneladas con fecha incierta, demostró que la política de intervención sobre el cereal inaugurada por el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, en 2006, sigue vigente. No se esperaba un giro de 180 grados, pero muchos creían que después de tantos fracasos (la peor siembra en 110 años o el precio del pan por las nubes), el Gobierno iba a intentar por un camino más racional.
Las palabras del ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, de dar señales positivas para la siembra de trigo de la campaña 2014/15 y de mejorar el sistema de ROE alentaban alguna expectativa. Sin embargo, el criterio que se impuso fue el del ministro de Economía, Axel Kicillof. El hoy hombre fuerte del Gobierno, fiel al estilo kirchnerista, le echó la culpa al sector privado por haber sobrestimado el cálculo de la siembra de trigo de la campaña 2012/13. Por ese motivo, explicó, el Gobierno autorizó en junio de 2012 exportaciones por seis millones de toneladas. Si las Bolsas de Cereales y Comercio de Buenos Aires, Rosario o Córdoba lograron engañar a personalidades como el vicepresidente Amado Boudou o Moreno, quienes anunciaron esa autorización junto con el entonces ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, deberían ser distinguidas por las fuerzas de la oposición.
Sin embargo, la realidad es diferente a la del relato oficial. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, mediante su departamento de Estimaciones Agrícolas, siempre dio una estimación menor a la que brindó el Ministerio de Agricultura sobre la campaña 2012/13. Después de haber dejado transcurrir todo diciembre sin autorizar exportaciones y hasta penalizar con el retiro del Cuit a Nidera por exportar 28.000 toneladas, el Gobierno no sólo ratificó la vigencia del cepo al comercio de trigo, sino que lo hizo más agresivo.
Si se sigue el argumento oficial de que hay que administrar las ventas, no se entiende por qué de una cosecha que ya está prácticamente concluida, de 9,2 millones de toneladas, se permite exportar sólo 1,5 millones de toneladas cuando, como mínimo, se podrían exportar 2,7 millones de toneladas. ¿Quiénes se benefician con esta administración?.
En primer lugar, los competidores argentinos en el comercio internacional de trigo. Uno de los principales beneficiados es Estados Unidos. Las exportaciones norteamericanas desplazaron en 2013 a la Argentina del primer lugar entre los proveedores de trigo de Brasil. Ahora Kicillof le dio un argumento de peso a Itamaraty para exigir la eliminación definitiva del arancel del Mercosur para el trigo. No es el único "aliado estratégico" al cual el Gobierno decide darle la espalda. Esta semana Venezuela anunció la compra de 125.000 toneladas de trigo para mitigar su crónica escasez de alimentos. ¿A quién se las comprará? A Estados Unidos.
En segundo lugar, se benefician molineros y exportadores porque no tienen que competir por abastecerse de la mercadería. Esta ventaja es de corto plazo porque si no hay cambios sustanciales, la siembra de trigo se va limitar a las regiones donde el cereal es la única opción posible. Eso ya se vio en la campaña pasada con la expansión del área de cebada.
Cuando la competencia entre molineros y exportadores por el cereal estaba vigente, creció la rotación trigo/soja. No hizo falta ningún plan estratégico para favorecer la reposición de nutrientes en el suelo. Como en un círculo virtuoso, la soja benefició al trigo, especialmente en las regiones no trigueras.
En cambio, los perjudicados por la vigencia del cepo al trigo siguen siendo los consumidores y los productores agropecuarios. El precio del kilo de pan trepó un 70% en dos meses cuando se disparó el precio del trigo por la escasez de la molienda. Cuando el grano comenzó a fluir, con el inicio de la campaña 2013/14, el precio del trigo volvió a sus valores normales, pero el valor del pan se mantuvo intacto entre $ 20 y 25 como si el cereal costara más que la soja.
El ministro de Economía podría ordenar un estudio sobre la formación del precio del pan. Acaso supere intelectualmente al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien explicó en una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno, sin ponerse colorado, que "con el trigo se hace la harina, y con la harina se hace el pan". Quizá descubra que para hacer pan hay que pagar salarios, energía, fletes y alquileres. Y también, claro, ganar lo suficiente como para adquirir el resto de los bienes y servicios de la economía. Probablemente, descubran que en el país hay inflación y que el índice es más alto del que informa el Indec.
RESUMEN
11,5%
Aumento de la faena
En esa proporción se incrementó la faena vacuna en 2013, según informó Ciccra.
LA FRASE
Jorge Capitanich: Jefe de gabinete
"Con el trigo se hace la harina, y con la harina, el pan y otros farináceos".