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Fue un discurso de oposición política antes que el reclamo gremial de un sector que tiene prendidas todas las alarmas por la falta de rentabilidad e inversión. El tono utilizado por Luis Miguel Etchevehere , presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), fue el más crítico de los últimos años, lo que no es poco teniendo en cuenta el voltaje que tomó la confrontación por la resolución 125, con las retenciones móviles.

Fue el discurso más descarnado por el simple hecho que durante algo más de 20 minutos acusó públicamente al Gobierno de mentir. De mentir con los índices económicos, el nivel de pobreza e indigencia existentes en el país, las declaraciones juradas de los funcionarios, los anuncios incumplidos o tergiversando la historia.

Y la lista de mentiras podría haber sido aún más larga de haber incluido el último aporte del Ministerio de Agricultura al estado de confusión estadística: el anuncio oficial de que la última cosecha fue de 104,3 millones de toneladas. En esto la contabilidad creativa no tuvo ningún tapujo en sumar un millón de hectáreas más del cultivo de maíz que una semana atrás no existían.

El discurso de Etchevehere fue el más duro de los últimos tiempos porque denunciar la mentira como construcción política es mucho más grave que la crítica que se efectuaba a la gestión kirchnerista por la aplicación de políticas equivocadas responsables de la pérdida de 10 millones de cabezas vacunas o poner al país en el límite de la necesidad de importar trigo. Con este discurso de contenido netamente opositor se cruzó una nueva frontera en la pelea con el Gobierno. El golpe que el kirchnerismo le propinó a la Sociedad Rural en diciembre del año pasado con el decreto de expropiación del predio de Palermo tuvo ayer su contragolpe.

Las tribunas de Palermo, colmadas como pocas veces, le respondieron emocionalmente y le bajaron por treinta veces los aplausos aprobando tanto la frontalidad de las acusaciones como el lenguaje simple y directo, lo que también marca un nuevo estilo de conducción.

El nuevo presidente de la SRA representa un fuerte cambio generacional, viene acompañado por un equipo de dirigentes entre los que se cuentan dos ex presidentes de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), que apuesta a la renovación de la entidad.

Un dato no menor fue el aplauso final a los dirigentes de la Mesa de Enlace, toda una señal de los productores sobre algo que consideran innegociable: la unidad de la representación gremial. Creen que este es el único medio que tienen para resistir los embates del Gobierno y la presión fiscal. La producción primaria soporta la combinación de 20 impuestos, de los cuales 12 son nacionales. Paga por tributos un 58% más que el resto de las actividades económicas.

Aunque no fue un discurso gremial, la mentira también es un grave problema que castiga a la producción, que necesita imperiosamente de las estadísticas confiables. En términos médicos, sin saber la exacta temperatura del enfermo es imposible acertar con un buen diagnóstico y por lo tanto elegir el tratamiento más adecuado. Hoy es muy difícil tener políticas productivas si los diagnósticos responden a datos que son más el capricho de un funcionario que lo que indica la realidad. Marca el descenso que ha sufrido el debate de las ideas: en la Argentina se pierde más tiempo discutiendo el dato, las cifras, que lo que se emplea para diseñar las políticas..