Debe ser difícil encontrar otro país en el que el presidente de la entidad empresaria más antigua acuse públicamente de mentirosa a la máxima autoridad de la República. En la Argentina, ayer el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, responsabilizó a Cristina Kirchner de construir un “relato” para ocultar el deterioro de las condiciones sociales y económicas pero, y sobre todo, para esconder una larga lista de hechos de corrupción que salpican al gobierno.
El ruralista descargó munición gruesa contra quienes desde el gobierno sostienen que la etapa Kirchner fue “una década ganada”. “La década, entre comillas, ganada es otra de las colosales mentiras del relato oficial. Fue una década donde el mundo nos ofreció oportunidades extraordinarias, que desaprovechamos por completo”, sostuvo Etchevehere. Y dirigiéndose a Cristina Kirchner añadió: “El mundo no se nos cayó encima, Señora Presidenta. Su gobierno dilapidó esas oportunidades, y malgasto en subsidios, politiquería barata, prácticas populistas, corrupción y propaganda, la enorme cantidad de divisas que el campo produjo en estos años”.
En este balance, por completo antagónico al oficial, “nos quedamos sin infraestructura, sin reservas de gas y petróleo, y por poco nos quedamos sin la Fragata Libertad”. En este balance, además, “se destruyó el INDEC, para así, sin datos ni estadísticas reales, ocultar la verdadera pobreza y la verdadera inflación”.
Etchevehere no se ahorró las comparaciones más hirientes. “Para muchos la década ganada es la década perdida. Porque perdieron hasta la vida cuando no frenó el tren en Once, o cuando el agua se llevó todo en La Plata”, dijo primero.
“Para otros es la década ganada. Pienso en las bóvedas, en Ciccone, en Skanska, en las valijas de Venezuela. La década de Aerolíneas perdiendo millones todas las semanas, y la de los ‘Sueños Compartidos’ y las casas sin construir”, completó.
Que Etchevehere haya apuntado directamente contra la Presidenta dejando de lado cuestiones de investidura no es opinable: el dirigente comenzó su discurso de inauguración de la 127º Exposición Rural de Palermo recordando que Cristina anunció, en enero de 2008, que los argentinos “podríamos viajar en un tren bala desde Buenos Aires a Rosario, y de allí a Córdoba, a más de 300 kilómetros por hora”. Después la lapidó contrastando aquel anuncio con la tragedia ferroviaria del Once: “Daría risa recordarlo si no fuera por tantos muertos y heridos inocentes, víctimas de la corrupción y la ineptitud.
Era una mentira más de un relato que lo ha falseado todo”.
La concurrencia (no tanta como otras veces, ni tan entusiasta) interrumpió 25 veces con sus aplausos un discurso de notable tono opositor, en el que apenas hubo pinceladas de realidad agropecuaria. Muchas de esas interrupciones sucedieron cuando Etchevehere metía el dedo en la llaga del discurso oficial. La palabra “mienten” se repitió 12 veces en un discurso que duró poco más de 20 minutos.
Ni siquiera algunas “chicanas” de Etchevehere alcanzaron a disimular la dureza de un discurso que incluso creó incomodidad entre algunos invitados al acto que al salir de allí debían mantener relaciones cordiales con las autoridades, como el titular de la UIA, Héctor Méndez, o como el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota. Al jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, se lo notó conforme. Etchevehere le agradeció que la Policía Metropolitana se haya ocupado de la seguridad de la muestra, una tarea de la que dejó de ocuparse el gobierno central. Por cierto, por Palermo 2013 tampoco pasaron funcionarios nacionales, cualquiera fuera su rango.
Sobre el final, el ruralista moderó el tono crítico para tratar de entusiasmar a su público con la visión de un país diferente al actual, donde cesen los “aprietes” y se deje trabajar al campo “con libertad”. Etchevehere consideró que, cuando se esfume el relato oficial, será posible construir “una Republica democráticamente consolidada, con una producción agropecuaria sustentable y diversificada”. Pero esas palabras no despertaron tanta adhesión. En la Rural 2013, una vez más, toda la atención se las llevaron los gritos de guerra.