En panificados, la merma alcanza a 10%, mientras que la demanda de especialidades rellenas ya se ha reducido 30%. Los comerciantes se quejan porque, a raíz de la suba de la harina, ha caído la venta de pastas.

A raíz del último aumento de la harina, las ventas en lo que va de la semana pasada al presente, registran una caída superior al 30%.

"El incremento de la harina se ha sentido. Desde hace 10 días estamos fabricando mucho menos. La venta que más nos ha mermado es la de pasta rellena como sorrentinos y raviolones. En ambos casos lo estamos vendiendo a $ 38. En cuanto a los ravioles los hemos fijado a $ 18 la plancha", remarcaron desde pastas frescas Quiero Más.

Ni los tradicionales ñoquis cuyos precios oscilan en los $ 36 el kilo, se salvan de la merma en el consumo.

"La baja en la demanda la tenemos en todos los productos. Tal vez es más leve en los tallarines y ñoquis, pero es por igual en todas las pastas", subrayaron los comerciantes.

El desplome de ventas también es visible en la fábrica Santa Rosa. Todos sus panificados han caído en su consumo, pero del desplome de ventas está tomando ribetes preocupantes en toda la familia de pastas.

"El aumento de la harina nos asfixia comercialmente. Las ventas han caído en nuestro caso más de un 30%, en lo que fue de la semana pasada y los primeros días de julio", afirmaron desde fábrica Santa Rosa.

Según publicó Diario Los Andes de Mendoza, la merma del consumo también se siente fuera del Gran Mendoza. En la fábrica Como Fatto in Pastas, en Tunuyán, el desplome en las ventas también es evidente. Según una vendedora de la firma, no sólo la harina es la causante principal de los aumentos sino que también los incrementos vienen traccionados por los quesos, jamones y ricotta que conforman el relleno de las pastas.

Un dato que aún explica los precios altos que registran las pastas en la provincia: además del incremento de su materia prima, también los empresarios deben hacer frente a pago de aguinaldo, sueldo de empleados, alquiler del local, más todos los servicios como la luz y el gas.

Pero es justamente el incremento de la harina el que más quejas levanta y el que no perdona ni siquiera a los negocios cuyo foco de comercialización no se basa en los panificados. Ya hay venta de viandas en las que cada bollito de pan se cobra a $ 0,50. En otros casos, si bien afirmaron que no han colocado un precio al pan, lo cierto es que el traslado de precio de la harina igual se traslada finalmente al kilo de comida.