La cosecha de soja comenzó, y con ella se extreman las posiciones en la disputa entre el campo y el Gobierno. Con el avance de las trilladoras, que ya recolectaron 7% de las 17,2 millones de hectáreas sembradas, quedan a decubierto los motivos del fuerte malestar de los chacareros. Según un estudio de la rosarina Fundación Libertad, debido a la persistencia de las retenciones en 35%, la mayor parte de los arrendatarios perderá dinero, frente a un Gobierno que embolsará U$S 260 por hectárea.

Una tabla de salvación

El trigo pasó sin pena ni gloria. El maíz retrocedió 40%. Una vez más, la soja era tabla de salvación de la economía pampeana. Pero con la cosecha, los números comienzan a teñirse de rojo para gran parte de los productores, en especial aquellos que alquilan el campo. Se estima que 65% del área sojera se trabaja bajo esa modalidad. Un caso típico es el de los hermanos De Angeli.

Los rendimientos, en picada

El primer indicio de un año malo son los rendimientos que se están obteniendo. Según la Bolsa de Cereales, debido a la sequía promedian los 22 quintales (100 kilos) de soja por hectárea, es decir que caen casi 20% respecto del promedio nacional de 2008.

Precios en el tobogán

Respecto de la cosecha de 2008, los precios de la soja retrocedieron 35%, hasta unos U$S 340 por tonelada. Sobre ese precio de exportación el Estado aplica las retenciones. El productor recibe entonces unos U$S 220, con los que debe afrontar todavía los costos comerciales. Le ingresan, en definitiva, unos U$S 190 por tonelada. A un rendimiento promedio de 2,2 toneladas, el ingreso equivalente por hectárea sería de U$S 420.

El Estado, un socio cómodo

Según la Fundación Libertad, los costos de producción fueron de unos 160 dólares por hectárea, sin contar el alquiler. Los gastos de estructura, en tanto, promedian los U$S 70. Al productor que es dueño de su tierra le quedarían unos U$S 210 por hectárea, menos dinero que el que recaudará el Estado sin correr ningún riesgo ni invertir capital. Por hectárea, en rigor, el Fisco recauda U$S 260.

El arrendatario, gran víctima

¿Y qué sucede si quien produce no es propietario? Ya se dijo que 65% de los campos se alquilan. Esos contratos fueron pactados un año atrás, con precios de la soja superiores. Como promedio del alquiler se toman 15 quintales, equivalentes a U$S 300. Es decir que quien arrendó y no pudo renegociar, estaría perdiendo hasta U$S 90 por hectárea. En esos casos, que son muchos, hay quebranto y no "ganancia extraordinaria".