La lectura política que en la Casa de Gobierno se hilvanó respecto de la decisión de coparticipar 30% de las retenciones a la soja parece no coincidir con la que hacen los analistas políticos que prefieren evaluar cómo se posicionan ahora los gobernadores Daniel Scioli de Buenos Aires, Hermes Binner de Santa Fe y Juan Schiaretti de Córdoba a partir de contar con una caja extra que permitirá atender necesidades de la campaña electoral y, fundamentalmente, dar alguna respuesta a los productores agropecuarios.

Los fondos, por un total estimado de $ 6.500 millones u 11% más de lo que perciben por el canal clásico, se coparticiparán en forma automática y en la misma proporción que establece la ley vigente. Los recursos llegarán a través del goteo automático en las cuentas del Banco Nación. Por lo menos ese esquema se desprendió del discurso de la presidenta Cristina Fernández ayer en la Quita de Olivos frente a gobernadores e intendentes. Lo que dice el tercer decreto de Necesidad y Urgencia que firma la jefa de Estado todavía no tomó estado público. Y en su redacción solo intervinieron Cristina, Néstor Kirchner y el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini.

La oposición tendrá que reconocer, primero, que esta vez los fondos no serán administrados por el ministro de Planificación, Julio de Vido, sino que estará en manos de los gobernadores. También, asumir que ahora tienen la caja que le criticaron a los K. Quizás no tan generosa, pero son fondos que llegan en plena campaña.

Este punto fue el más destacado por analistas, ya que evita que la administración Kirchner pueda demorar el giro o inducir el gasto. Es entonces fondos frescos para las provincias ya que la limitación establecida en el decreto –de ser utilizados para financiar infraestructura social, como escuelas viviendas y redes de agua potable, citó la Presidenta– es fácilmente salvable: esos fondos se destinan a financiar las obras ya presupuestadas, liberando recursos que pasan a ser de libre disponibilidad.

En la primera lectura pueden encontrarse dos gobernadores claramente ganadores y un candidato en baja. El cordobés Schiaretti y el santafesino Binner tendrán los recursos para atender –o por lo menos demostrar voluntad– los reclamos del campo. Por ejemplo, podrán distribuir subsidios o reintegrar parte de las retenciones que les retuvieron a los productores. Será un aporte menor y difícilmente compense o calme las pretensiones de los agricultores, pero perfilará a los gobernadores como dispuestos a entender, comprender y atender un reclamo que lleva más de un año sin ser escuchado en la Nación.

Si Binner gana, está claro que su principal competidor para las legislativas de junio y perfilado candidato presidencial Carlos Reutemann, pierde. El Lole se alejó en los últimos meses del nucleo kirchnerista: votó en contra de las retenciones móviles y hace un mes abandonó la bancada. Pese a todo, el kirchnerismo lo necesita para que aportes “votos nacionales” cuando se abran las urnas en tres meses.

Schiaretti nunca rompió con el gobierno Nacional y recibió esta semana a Cristina para que anuncie la estatización de la ex fábrica militar de aviones. De todas maneras, compartió el reclamo y buscó siempre la negociación en función de los planteos de los productores. Ahora, con fondos frescos, podrá demostrar si pasa del discurso a los hechos.

Quizás en donde más rédito pueda obtener la administración nacional, y en especial el ex presidente Néstor Kirchner si se vuelca a la arena política para encabezar la lista de diputados, es en el interior bonaerense. El Gran Buenos Aires lo tiene ganado con una amplia mayoría garantizada por la liga de intendentes peronistas, mientras que el interior agropecuario acompaña a distintas vertientes opositoras.

Si Scioli destina parte de los fondos a los productores, podrá mejorar la imagen del candidato. El problema es que el déficit fiscal bonaerense estimado en $ 3 mil millones de pesos le complica desviar fondos sin arriesgar a que surjan conflictos más profundo.