La jugada de ajedrez del kirchnerismo, que ayer buscó descolocar a la dirigencia rural al anunciar la coparticipación del 30% de los ingresos por retenciones a la soja, incrementó la conflictividad social y los ruralistas federados y autoconvocados se volcaron masivamente a cortar rutas en todo el país.

Diez kilómetros de fila de autos y camiones en el kilómetro 53 de la ruta 14, en Gualeguaychú, y piquetes en más de medio centenar de puntos del interior preanuncian un fin de semana complicado. Armstrong, en Santa Fe, la autopista Buenos Aires–Rosario, Saladillo, Lincoln, Vedia y Azul en Buenos Aires, otras tres localidades entrerrianas, Sáenz Peña, Gato Colorado y Tres Isletas en Chaco, otros tantos piquetes en La Pampa y Los Puestos, en Tucumán, fueron algunos de los cortes registrados, la gran mayoría convocados por tiempo indeterminado. En algunos casos, el bloqueo fue una respuesta inmediata al anuncio de la presidenta Cristina Fernández.

Los cortes habían comenzado temprano en algunos lugares, a la espera de la sesión especial convocada por la oposición en la Cámara de Diputados para intentar bajar las retenciones, algo que no prosperó (ver aparte). Se multiplicaron cuando, tal como era esperado, el oficialismo no dio quórum para tratar ese proyecto. Y volvieron a reproducirse a las 19, luego del anuncio oficial.

Las palabras de la Presidenta descolocaron a la dirigencia nacional. Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria (FAA), reaccionó indignado: “El Gobierno busca poner la plata de la soja en la campaña electoral. La gente va a comercializar lo menos posible, porque esto es una trampa”, dijo. Mientras, Alfredo De Ángeli, líder de la FAA de Entre Ríos, encabezaba una asamblea en Gualeguaychú: “Anuncia esto (el fondo coparticipable) porque se le estaban prendiendo fuego las provincias”, bramó, y sostuvo, con una fila interminable de vehículos de fondo, que “los muchachos ya estaban en las rutas y esto va a seguir así”.

El vicepresidente de Sociedad Rural (SRA), Alejandro Delfino, intentaba leer políticamente el anuncio: “¿Están jugando? ¿Por qué no lo hicieron antes, el año pasado? ¿Por qué no tratan la baja de retenciones en el Congreso?”, se preguntó. “No me opongo para nada (a que se coparticipen las retenciones), pero la plata a va a ser manejada con fines electoralistas. Esto va a caldear los ánimos, sin dudas”, aventuró, con razón, mientras se multiplicaban los cortes.

Dirigentes provinciales de las distintas entidades reaccionaron de forma similar. Desde La Pampa, un ruralista confesaba que “la idea no es mala, aunque hay que ver la letra chica”. Pero vaticinaba una dura respuesta desde las rutas por la implementación. “Lo hubieran hecho hace un año, cuando lo pedíamos; ahora no nos sirve”, gritaba indignado Natalio Lattanzi, autocovocado de Rufino, localidad del norte de Santa Fe. “Hoy no le soluciona el problema al campo, porque estamos en una situación de quebranto total. Buscan dividirnos. Esto no ayuda a pacificar”, agregó.

La dirigencia rural sospecha que esta jugada dificultará sus esfuerzos para convocar a los gobernadores, legisladores e intendentes, seducidos ahora por fondos frescos para obras públicas. “Es el certificado de defunción para nuestros pueblos”, dijo el vicepresidente de Confederaciones Rurales (CRA), Néstor Roulet. Pero seguirá apostando al Congreso. “Nosotros vamos a seguir impulsando el proyecto de baja de retenciones en el Parlamento, donde también podemos incorporar la la discusión sobre su coparticipación. Ése es el ámbito natural en el que debe darse este debate”, afirmó el presidente de SRA, Hugo Biolcati, en un comunicado.