En efecto el aire de origen polar, estancado en las provincias patagónicas se comportó como un forzante estabilizador de la escala regional. El pasado mes, en términos relativos, no fue tan frío como el mes de mayo, dado que la circulación del oeste en la estepa rionegrina, oficio como cortina para el avance de las masas de aire helado que dominaron la Patagonia. Sin embargo, solo algunas irrupciones a lo largo del mes desde aquella región hacia el centro, fueron suficientes como para mantener el ambiente muy seco en la zona central y más aún en las regiones más mediterráneas.

Como podemos ver en el mapa de lluvia, las precipitaciones más importantes se concentraron en áreas donde la influencia de masas de aire tropical no cedió, principalmente, sobre la provincia de Misiones. Alguna incursión aislada provoco algunas tormentas sobre el norte entrerriano como excepción. Por otra parte, la costa bonaerense, más nutrida de aire oceánico, presento condiciones más favorables para el despliegue de precipitaciones. Recordamos que cuando hay humedad disponible, la mezcla con aire frío es muy inestable y no hacen falta grandes desarrollos nubosos para provocar precipitaciones. Este tipo de lluvia fría es típica de la transición otoño invierno en sectores costeros. Las lluvias aunque modestas, alcanzaron valores de mantenimiento estadístico en el sudoeste bonaerense, dejando un diferencial positiva, que afianza las buenas siembras de la fina que se hicieron en el sector. En el resto del centro norte del país, se concretaron lloviznas o precipitaciones muy débiles.

La Patagonia merece un párrafo aparte, las lluvias, sobre todo en forma de nevadas fueron muy continuas, afectando de manera muy importante la estepa chubutense y santacruceña, más allá de los datos con que contamos para representar la situación. Este invierno tan riguroso en este sector ha puesto en estado crítico al ganado ovino. Las nevadas avanzaron sobre la cordillera hasta la región cuyana. También hubo algunas nevadas en las sierras puntanas y cordobesas. Los últimos días del mes dejaron nieve en la zona de influencia de Mar del Plata.

Durante lo que va de julio, la circulación de aire desde la Patagonia, ha promovido que las masas de aire polar que sostuvieron el rigor durante los meses previos, finalmente avancen sobre gran parte del país. En la última semana, las heladas han sido muy intensas en gran parte de la región pampeana, llegando hasta la zona central del norte del país. Solo el extremo norte de la Mesopotamia y el este del NEA, han logrado evitar las heladas, aunque han tenido amaneceres muy fríos para la zona.

Sobre la zona núcleo en particular, el despliegue de aire frío impacto con mucho rigor en los registros térmicos. Las heladas en el sur de SF, sudeste de CB y norte de BA y LP se han ubicado entre seis y siete grados por debajo de cero. Por otra parte, en áreas del sur de la región pampeana, ya van tres días consecutivos con marcas de mínima que se ubicaron hasta ocho grados por debajo del punto de congelación.

El ambiente muy frío y seco continuará hasta el domingo. Luego, tímidamente el aire tropical comienza a incidir en la mezcla de aire, logrando una recuperación de los registros térmicos que tenderá a afianzarse en la segunda quincena del mes.

Notaremos el alivio térmico en la segunda parte de julio pero lamentablemente, el despliegue de este aire tan frio provoca un muy lento proceso de reconstrucción de un ambiente propicio para el regreso de las precipitaciones. Solo se están viendo lluvias para la Mesopotamia en la segunda parte del mes, quizá avanzando sobre el este de BA en forma modesta. Claramente el mes de julio se encamina a consolidar la escasez pluvial que dejó el bimestre anterior.

El escenario frio es favorable para combatir la plaga que afecto al maíz, pero la presión sobre los requerimientos pluviales para el mes de agosto será importante. Es un cambio inesperado, no conveniente y que tampoco se vincula al advenimiento apenas incipiente del fenómeno La Niña. La fina dependerá mucho de la actividad con que el invierno se vaya convirtiendo en primavera. Lo ideal sería una recomposición pluvial temprana, por eso habrá que monitorear las temperaturas en agosto. Otro mes muy frío sería un mal indicador.