El sudoeste chaqueño se caracteriza por suelos limosos, lo que le confiere susceptibilidad a soportar procesos erosivos que favorecen encostramientos y compactaciones, de allí la importancia de generar abundante cobertura. Para esto, un equipo de investigación del INTA Las Breñas, Chaco, realizó una serie de ensayos para medir el impacto de la combinación de maíz con vicias Brachiarias (ruziziensis y brizantha cv piata).
Verónica Sauer, especialista en rotación de cultivos del INTA Las Breñas, Chaco, destacó: “Está evaluado que, en la región, la rotación con gramíneas -entre un 33 a un 50 %- permite recuperar la pérdida de materia orgánica -fruto del monocultivo- al cabo de 6 a 9 años. De allí, la importancia de incorporar gramíneas a las rotaciones de cultivos”.
“Sólo agricultura convencional con cultivos de renta no alcanza”, señaló la técnica quien agregó: “Los cultivos de servicios permiten achicar esos tiempos de recupero, tanto de materia orgánica como de las propiedades físicas, químicas y biológicas. A su vez, e repercute en los cultivos de renta, caso de soja y maíz, dando diferencias de entre 2.500 y 5.000 kg ha-1 respectivamente, comparado con sistemas tradicionales de barbechos químicos largos”.
Otra alternativa es incorporar el denominado “Sistema Santa Fe” que consiste en combinar la siembra de maíz (Zea mays) junto con otras gramíneas, generalmente especies forrajeras.
“Los resultados fueron muy favorables, con aumentos de rendimiento del cultivo de maíz consociado, respecto del maíz sembrado de manera tradicional. También se registró un incremento de la producción de materia seca sin comprometer el consumo de agua: en promedio, 1.000 kg Ha-1 en rendimiento de maíz, y totalizando un poco más 5.000 kg más de aportes respecto de sistemas tradicionales”.
“Desde 2021, medimos la combinación de maíz con vicias, diferentes especies de Brachiarias, y analizamos la productividad, el aporte de cobertura, consumo de agua y parámetros de suelo como infiltración, densidad aparente, resistencia mecánica a la penetración”, detalló Sauer.
Además, la investigadora no dudó en subrayar: “Un mayor aporte de cobertura, consecuentemente, permitió incrementar el carbono (C) del suelo, a fin de recuperar los servicios ecosistémicos” y agregó: “Esta práctica viene a subsanar la imposibilidad de poder sembrar cultivos de servicios, cuando las condiciones climáticas y edáficas no acompañan”.