La falta de agua en los suelos del oeste del país es alarmante. A pesar de esto, hay una buena noticia: el efecto del Niño podría ser más importante que lo proyectado hace un mes atrás y las lluvias comenzarían antes.

Buenas y malas noticias a fines de agosto

Entre las malas se cuenta que el mes de agosto cierra casi sin agua y profundiza la problemática de falta de reservas a menos de un mes de la siembra maicera, sobre todo en el oeste de la región pampeana. En los últimos siete días, llovió en buena parte del este de Buenos Aires, La Pampa y Entre Ríos con montos de 10 a 25 mm. Pero solo el noreste bonaerense y la Mesopotamia recibieron montos de lluvia destacables (en el extremo norte del país, en Misiones) que superaron los 130 milímetros.

Sin embargo, las precipitaciones estuvieron ausentes en gran parte del centro y oeste del país. Agosto volvió a dejar fuera la posibilidad de que la franja oeste de la región pampeana se recomponga. Las reservas de agua, actualmente, se presentan muy similares a las del año pasado, con requerimientos de agua superiores a los 110 milímetros. También la extensión geográfica de la falta de agua del oeste es similar a lo que sucedía a finales de agosto del 2022. Esto se ve en la imagen actual de anomalía de la reservas de suelo a nivel país y en detalle en la comparación para la región centro con las imágenes de reserva de agua para el primer metro del suelo.

Lamentablemente, tampoco hay pronósticos de lluvias hasta fines de mes.
Pero la buena noticia para el sector, es que el fenómeno Niño ha vuelto a fortalecerse, cuando hace un mes atrás se hablaba de debilitamiento y había pasado de fuerte a moderada su intensidad.

Niño: ¿Qué cambió ahora?

“El océano no se termina de acoplarse con la atmósfera y no se potencia la actividad de los vientos que son responsables del transporte de humedad”, decía Elorriaga en julio.

¿Pero de qué se trata este acoplamiento? Los océanos son los grandes reguladores de la temperatura planetaria al tomar la mayor parte de la energía solar incidente. En cambio, la atmósfera es el gran transmisor de esta energía. Los modelos meteorológicos necesariamente tienen en cuenta esa interacción a través de las variables físicas que determinan en qué grado están intercambiando energía. El fenómeno del ENSO y sus índices, que determinan si es Niño, Niña o neutralidad y su intensidad, tienen en cuenta, aparte del calentamiento o enfriamiento que se mide en el Pacífico ecuatorial, muchas otras variables. Entre ellas, las que siguen la interacción hidrósfera y atmósfera. En una palabra “el acoplamiento”.

Por esto, el consultor Elorriaga ahora señala: “finalmente, el océano y la atmósfera se están acoplando y hay una firme tendencia de las variables que hacen efectivo el transporte de humedad adicional para que llegue desde el Pacífico al territorio argentino”.

Con los últimos datos actualizados de la NOAA y otros organismos internacionales es posible afirmar que “las variables oceánicas y atmosféricas aumentaron su interacción.

Aunque la atmósfera aún no está completamente acoplada, el sistema océano-atmósfera reflejó que las condiciones de El Niño, previamente debilitadas en el Pacífico ecuatorial centro-oriental, se han fortalecido gradualmente durante agosto 2023”.

¿Qué implicancias tiene esto para el clima de Argentina?

Respecto a lo que se proyectaba un mes atrás, esto significa que hay un nuevo cambio de tendencia que va a favor de las lluvias en Argentina tras la feroz sequía del año pasado. La intensidad en el fenómeno del Niño que se establecía como moderada hace un mes se proyecta que será entre moderada y fuerte, como se proyectaba en junio. Esto se muestra en el siguiente gráfico.

¿Esto significa que en setiembre se reactivan las lluvias para sembrar el maíz?

“Podría ser, seguramente en octubre sí”, responde Elorriaga. Y agrega: “es muy importante que el productor sepa que este acoplamiento se va a traducir en que el agua llegaría antes de lo que proyectábamos hace un mes. El forzante (el Niño) se está volviendo más eficiente, y no solo que podría actuar antes, sino que se fortalecen las probabilidades de contar con lluvias por encima de lo normal durante la campaña gruesa argentina”.