Es un clásico de la historia argentina: cada vez que la economía empieza a
complicarse aparecen los cantos de sirena auspiciando soluciones mágicas. Esta
vez, con el dólar apreciándose 100% ante el peso en lo que va del año y la
inflación encaminándose a romper el techo del 40% anual, vuelven a escucharse
voces en favor de la dolarización. Sin embargo, los analistas consultados por
Clarín coincidieron en que abandonar la moneda nacional y oficializar al dólar
como divisa no soluciona los problemas económicos y deja al país con menos
herramientas para poder salir de la crisis.
La opción dolarizadora la puso sobre la mesa el Wall Street Journal. La periodista Mary Anastacia O’Grady sostuvo en una columna que Argentina debería “adoptar el dólar” para de una vez por todas “terminar con la miseria causada por el peso. Ahora los mercados predicen que la economía se contraerá más del 2% este año y que la inflación llegará al 40%. La pregunta que parece estar en boca de todos: ¿por qué vuelve a suceder, bajo un presidente que debería representar el cambio? La respuesta: porque Argentina todavía tiene un Banco Central. Para resolver el problema de una vez por todas, debe convertirlo a dólares”, resaltó.
Argentina debería adoptar el dólar para terminar con la miseria causada por el peso.
Para la analista, Argentina vive por encima de sus posibilidades, con altos impuestos y regulaciones que hacen que muchas actividades no sean competitivas. “El efecto sigue siendo el mismo: deuda inflada y una economía con devaluaciones o incumplimientos, o ambas cosas”, advirtió OGrady.
También el economista argentino Guillermo Calvo, profesor de la Universidad de Columbia que ganó relevancia mediática hace más de 20 años por haber preanunciado el efecto Tequila, abrió una puerta en esa dirección. "La dolarización es algo que hay que pensar seriamente más adelante porque eso nos puede llegar a ayudar a tener una política financiera y monetaria más confiable", dijo la semana pasada en una entrevista para el diario La Nación. Sin embargo, Calvo aclaró que dolarizar "no aliviaría los problemas de deuda y de déficit de cuenta corriente, y nos quitaría un instrumento, como es la tasa de cambio, que puede ayudar al ajuste".
Con el día a día de la economía local sobre los hombres, economistas argentinos de distintas tendencias salieron a rechazar la iniciativa. Para Carlos Rodríguez -economista del CEMA y ex viceministro de Economía en el final del menemismo, cuando aún existía la Convertibilidad- la dolarización no es una alternativa. "Lo he dicho infinidad de veces: no puede dolarizarse el que no tiene dólares y nosotros no tenemos suficientes dólares. Además la dolarización no resuelve los problemas estructurales por sí sola. Dolarizar es una alternativa B frente a un colapso del peso. Por ahora eso no pasa y no hay dólares. Requeriría enormes refinanciaciones de activos en pesos. Además no resuelve problemas fiscales o estructurales. Ecuador está dolarizado y tiene igual prima de riesgo que Argentina".
No puede dolarizarse el que no tiene dólares, y nosotros no tenemos suficientes dólares. Además, la dolarización no resuelve problemas fiscales o estructurales.
Carlos Rodríguez, economista
Ecuador adoptó la dolarización hace 18 años y la mantuvo aún durante el gobierno de tinte socialista de Rafael Correa. Entre 2006 y 2014, el país andino creció a un promedio de 4,3% anual, gracias a los altos precios del petróleo e importantes flujos de financiamiento externo. La expansión de la economía y del gasto social permitieron reducir la pobreza del 37,6% al 22,5%. Pero en los últimos años la economía se viene deteriorando por la baja del petróleo y la falta de nuevas inversiones. Hoy Ecuador no tiene inflación, pero el riesgo país es más alto que el de Argentina: 757 puntos básicos contra 745.
Eduardo Blasco, de la consultora Maxinver, fue uno de las analistas convocado hace casi 20 años por el entonces presidente de Ecuador, Abdalá Bucaram en los meses previos a la dolarización. Bucaram quería que varios consultores argentinos explicaran como estaba funcionado la experiencia del 1 a 1 en Argentina. Para Blasco, dolarizar la economía argentina sería como intentar solucionar un problema de alcoholismo encerrándose en una celda. "Es un tema extremadamente debatible, cuando uno adopta este tipo de alternativas se ata de manos para hacer políticas monetarias. Es una medida simplista y extrema que no soluciona nada".
En el caso de Ecuador, que el 2000 tenía alta inflación en dólares, la dolarización funcionó al principio. "Pero Ecuador sigue con problemas fiscales y económicos y con un riesgo país alto. Sigue siendo un país muy dependiente del petróleo y de otros productos primarios y tienen una muy baja industrialización", explicó Blasco. En cambio detalla que "Perú siguió manteniendo su moneda y le fue mucho mejor que a Ecuador, simplemente se tomaron en serio las cosas".
También Federico Furiase, de la consultora EcoGo, explicó que "sin disciplina fiscal, con bajo nivel de reservas, problemas estructurales de competitividad e inercia inflacionaria, la dolarización sólo pone los problemas debajo de la alfombra. Después, el ajuste es más agresivo". Para el economista, "dolarizando se pierde el rol anticíclico de política monetaria. La única forma de mantener un tipo de cambio real competitivo para nuestras exportaciones sin deteriorar el poder adquisitivo del salario es bajando gradualmente la inflación, para lo cual es condición necesaria bajar el déficit fiscal. Y como dolarizar no resuelve problemas de competitividad estructural, déficit fiscal e inercia inflacionaria e incentiva la dolarización de contratos en el camino, la salida no sólo es con más ajuste en variables reales, como la producción y el empleo, sino con disrupción financiera".