El inicio de proyectos de investigación es tan auspicioso como aquellos que promueven su enseñanza y favorecen el surgimiento de conocimiento. Convencidos de su valor para la enseñanza de la ciencia del suelo y de las pocas colecciones que hay en la Argentina, técnicos del INTA trabajan en la construcción de monolitos de suelos que facilitan el estudio de los perfiles edáficos del país. Formarán parte de la edafoteca del Instituto de Suelos, que pronto estará abierta a la visita de estudiantes e investigadores.
“Como institución, el INTA debe divulgar, garantizar y promover una buena gestión de este recurso”, enfatizó Alberto López, técnico del laboratorio del Instituto de Suelos.
“Por ser un recurso limitado, esencial para la producción de alimentos y fibras y en la regulación de los ecosistemas, es imprescindible que la sociedad lo conozca y se comprometa a tomar las medidas de evaluación, manejo sostenible y uso responsable para garantizar su protección y conservación para las futuras generaciones”, añadió Daniel Carreira, de la misma unidad.
En este sentido, especificó que “poseer una colección de perfiles preservados es de gran ayuda para la enseñanza de la ciencia del suelo, pero también para la realización de estudios comparativos de génesis y clasificación”.
De acuerdo con López, “los monolitos permiten ver y estudiar los procesos que, durante miles de años, dieron origen a los suelos, por la acción del clima, la vegetación y el relieve a partir de un sedimento inerte, que se manifiesta en los horizontes o capas que conforman el ‘perfil’ del suelo”.
Un monolito, técnicamente denominado así, es un prisma o muestra de un suelo que se extrae desde la superficie hasta una profundidad donde aparece el material que le dio origen.
“Una vez acondicionado, permite observar las capas u horizontes que, en su conjunto, constituyen el perfil de un suelo y atesoran toda la información sobre su evolución, visible a través de sus rasgos morfológicos, como color, estructura, porosidad, concreciones, entre otros”, detalló López.
La Argentina es uno de los pocos países del mundo que cuenta con los 12 órdenes de suelo definidos en las clasificaciones del Soil Taxónomy del USDA.
En el país, pocas instituciones tienen una colección completa de monolitos de suelo; se destacan, por ejemplo, las unidades del INTA de Corrientes, Chaco, Paraná y San Luis, ya que poseen monolitos de sus suelos más representativos. En Latinoamérica, cabe mencionar la importancia de la colección exhibida en el museo Agustín Codazzi en Colombia y otras en Brasil y México.
“Por eso, el objetivo es seguir avanzando para ampliar la cantidad de monolitos exhibidos en la edafoteca y, junto con los ya existentes en otras unidades del INTA, alcanzar una colección destacada de perfiles representativos de los 12 órdenes de suelos que posee nuestro país”, indicó Carreira.
Paso a paso
Esta iniciativa, al igual que la de edafoteca, es impulsada por la Red de Laboratorios de Suelos del INTA, con sede en el Instituto de Suelos, y es llevada adelante por técnicos del laboratorio y del área de cartografía de la misma unidad.
Para la construcción de los monolitos, aplican una metodología de trabajo muy similar a la iniciada por los edafólogos rusos a fines del 1800, época en que se obtuvieron los primeros monolitos de suelo.
El procedimiento para “fabricar” un monolito lleva aproximadamente 40 días y comienza con la extracción de un prisma de suelo de una de las paredes de la calicata, pozo para la observación del perfil del suelo a campo. Después, colocado y sujetado en una caja de madera, se transporta al laboratorio.
Allí se realiza el trabajo de preservación. Se seca adecuadamente para evitar su contracción y desmoronamiento, se impregna con una laca o adhesivo vinílico y este proceso tiene varias etapas de aplicación. Al principio, se utilizan concentraciones diluidas del producto cementante y luego más concentradas.
El monolito se deja prensado en una caja de madera durante una semana –aproximada– hasta que la impregnación tome buen estado de dureza. Por último, se le quitan las prensas y se talla manualmente hasta lograr un aspecto tan natural como el que se observa en la calicata.