Sin embargo, es saludable hacer una pausa y proyectar lo que ocurrirá en el próximo ciclo agrícola. Así puede considerarse la jornada de lanzamiento de la campaña gruesa 2017/18 que organizó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el miércoles pasado.
El primer dato que impacta es que el volumen de la cosecha de los seis
principales cultivos decrecerá en 1,2 millones de toneladas respecto del ciclo
2016/17, en tanto que el área tendría una reducción de 500.000 hectáreas, según
estimaron los especialistas de la Bolsa de Cereales. Esto se debe a una
combinación de caída de precios y situación climática. Según explicó Esteban
Copati, jefe de Estimaciones Agrícolas de la entidad, el número podría
revertirse si mejoran las condiciones del tiempo para el momento de la siembra
de maíz tardío. Así se incorporarían unas 400.000 hectáreas, que llevarían el
área total a 32,8 millones de hectáreas y la cosecha a 125,1 millones de
toneladas.
La peor performance se la lleva la soja. Para la Bolsa porteña, el área sembrada sería un 1,1 millón de hectáreas menor que la campaña 2016/17. Los especialistas explicaron que eso se debe a las inundaciones y a la expansión del trigo, el maíz y el girasol. A simple vista este dato podría ser considerado como positivo ya que se incrementa la diversificación de cultivos y se mejora los esquemas de rotación.
Sin embargo, hay pies de barro en esa ventaja. Sobre la soja pesa la mayor
presión impositiva de todos los cultivos al mantenerse los derechos de
exportación. En la próxima campaña comenzará la reducción de las retenciones en
medio punto porcentual a partir de enero de 2018. En el horizonte del
gradualismo, a fines de 2019, quedarán en 18%, tres puntos porcentuales más que
lo prometido en la campaña de 2015 por el actual oficialismo.
"La decisión del gobierno argentino de reducir los derechos de exportación a partir del año próximo es una medida que lleva a los productores a retraer sus ventas", dijo Bill George, economista del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) durante la jornada. "Esta posibilidad es un factor que limitará las reducciones de niveles de precios", de la oleaginosa en los mercado internacionales, añadió el experto del USDA. En el exterior ya entienden las extravagancias argentinas.
El Gobierno prometió que el próximo año impulsará una reforma tributaria, pero no dijo nada todavía públicamente si pondrá sobre la mesa la discusión sobre los derechos de exportación a la soja. Ya comenzó a recibir trabajos con propuestas para llevar adelante un esquema de pago a cuenta. También comenzó a analizarse tangencialmente la cuestión a raíz de la polémica por los aranceles diferenciales entre las alícuotas al poroto de soja y al biodiésel. Nada de esto se parece a una discusión profunda y abierta, decisiva para la política agropecuaria.
El presidente de la Bolsa de Cereales, Raúl Cavallo, aunque no mencionó las retenciones, dijo que el agro enfrenta una "pesada carga tributaria" y llamó a impulsar la "simplificación burocrática". El Gobierno coincide con estos conceptos.
El economista jefe de la entidad, Ramiro Costa, lo definió en otros términos: "Ésta es la campaña de la sintonía fina, donde se juega la competitividad", y añadió que si se superan "los cuellos de botella de tecnología, en acceso a mercados, en gestión de riesgos y en infraestructura que condicionan las estimaciones, el potencial es muy grande, y el desafío aún mayor". Cavallo, además, llamó a profundizar los planes de infraestructura que está llevando adelante el Gobierno.
Por otra parte, frente a un escenario de incertidumbre, sonó atendible la recomendación del subsecretario de Mercados Agropecuarios del Ministerio de Agroindustria, Jesús Silveyra, quien llamó a "quintuplicar" el uso de los mercados de futuros de granos. "El productor los usa poco", dijo.
La reciente unión de las plataformas del Matba y del Rofex, así como el lanzamiento del contrato de futuros para el ganado, son iniciativas que facilitan la gestión comercial de las empresas agropecuarias.
Silveyra también advirtió sobre los problemas crecientes de pérdida de calidad de soja y el aumento de residuos de plaguicidas e insecticidas en los embarques de la oleaginosa. "Nos puede traer problemas si no se corrige", señaló. Más tareas para la "sintonía fina".