Quedó claro que en las provincias, tanto las gobernadas por el PJ y como por
Cambiemos, el Gobernador impuso la lista de los candidatos oficiales, sin
mayores inconvenientes. En Cambiemos, Rodríguez Larreta, Morales y Cornejo,
decidieron los lugares, del mismo modo que lo hicieron los Gobernadores del PJ
en sus provincias. Sin el espíritu de “primarias”, lo más probable es la
ratificación de cada uno de ellos, en agosto y el papel marginal del
Kirchnerismo.
Los gobiernos peronistas provinciales no responden a un líder partidario
nacional, necesitan del dinero de la “caja” de Macri, no quieren ofender con
derrotas ostentosas y temen profundamente que el regreso de CFK les afecte en
tres aspectos: a) la mayor incertidumbre económica; b) la pérdida de la garantía
de que pueden ser reelegidos en 2019 y c) el riesgo de que un triunfo claro de
Cristina en Buenos Aires, les corte el camino a la Presidencia en 2019, en caso
que Mauricio no sea re-elegible.
Puede decirse que, tanto el PJ como el radicalismo son, hoy, Partidos sin líder
nacional, o lisa y llanamente Partidos provinciales dominados por sus caciques
territoriales.
Por su parte, la elección de Octubre es algo así como “una tercera vuelta”
revancha de la elección de 2015, que se libra exclusivamente en Buenos Aires,
donde participa Cambiemos –básicamente el PRO- enfrentando al regreso de CFK.
En La Argentina hay, como se ve, dos “Partidos de Poder”: a) el PRO, que es la
base de Cambiemos, pero que actúa con mesa chica propia y Poder Ejecutivo
Nacional homogéneo (casi sin la UCR) y b) el Kirchnerismo (tuvo el poder y
quiere volver a conseguirlo), que no es una institución política, en el sentido
de un Partido formal, sino más bien una corriente excepcional (“de unidad”),
derivada de un liderazgo que hoy parece encabezar la reivindicación de los
sectores postergados ante el “ajuste macrista”.
CFK se ha transformado en la primera excepción, en la historia reciente, de un
líder originalmente peronista que, aún derrotado en 2015, no desapareció de la
escena, como ocurriera con Menem y Duhalde. Esta excepcionalidad y la relevancia
de la Provincia de Buenos Aires, hacen que CFK sea la única con posibilidades de
derrotar al proyecto macrista, aunque no cuente para nada con el apoyo del resto
de los líderes provinciales, ni del PJ ni de Cambiemos.
Las listas de la Provincia de Buenos Aires y la nueva escenografía duranbarbista
de CFK, trastornaron el escenario político. Randazzo se fue quedando sin apoyos
y todo el mundo descuenta que buena parte de sus votos irá a parar al
kirchnerismo o a Massa. Esto, según el elector sea anti-macrista o le tenga
mucho miedo al regreso de Cristina, respectivamente.
Las PASO serán, entonces, una verdadera encuesta para filtrar candidatos y para
ordenar el voto de los electores de la Provincia de Buenos Aires, que querrán
producir un determinado “resultado”, sea éste apoyar o castigar a Macri. Massa
deberá esforzarse para proteger su “avenida del medio” en Agosto, y evitar la
diáspora de sus electores en Octubre.
Como consecuencia de ello, está claro que los mercados han comenzado a
reaccionar, dolarizando portafolios (dólar récord anual, el día 27/06) para el
supuesto caso de que las primeras encuestas dan un probable triunfo de Cristina
en las PASO o al menos un empate, que ponga al electorado de Massa en la
disyuntiva de transformar su decisión en “voto útil” en Octubre, una vez más,
apoyando o castigando al Presidente.
La Provincia de Buenos Aires
Salvo alguna excepción, el resultado de las elecciones de medio término anticipó
el de las siguientes presidenciales y este resultado estuvo determinado por el
de la Provincia de Buenos Aires, salvo en dos casos. En 2009, De Narváez le ganó
a los K pero no pudo avanzar a nivel nacional, a raíz de la muerte de Néstor
Kirchner en 2010 (su viuda arrasó en 2011). En 2013, Massa impidió la re-re de
Cristina, pero no logró construir un armado nacional que le arrebató la
estrategia de Cambiemos, que condujo a Macri a la Presidencia.
Aceptando que CFK está muy activa y podría desplazar -en las PASO- buena parte
del voto de Randazzo en su favor, salta a la vista que el riesgo del macrismo
crecerá en la medida que las encuestas previas a Agosto le vayan complicando la
economía, de la cual el Gobierno Nacional prácticamente no quiere hablar (quiso
freezarla, pero no pudo).
Un segundo riesgo, para Macri, es que -entre Agosto y Octubre- poco y nada podrá
hacer para contrarrestar (con hechos), a nivel social o en los sectores más
desfavorecidos, el discurso de reivindicación social que Cristina le impondrá
seguramente a su campaña.
Se abren así, distintos escenarios, determinados por lo que ocurra en la
Provincia de Buenos Aires, donde, como se dijo, no cuentan los Gobernadores del
resto de las provincias, ni siquiera los del PJ.
Un primer escenario ya está instalado a la luz de la dolarización, suave pero
evidente, de los portafolios. Se basa en que Cristina se llevó puesto a Randazzo
y lograría, al menos, un empate con Cambiemos en Agosto. Este mismo escenario
admite la posibilidad de que cierto voto de Randazzo y parte del massismo no
pueda ser condicionado por el clientelismo de los Intendentes y, por ende,
impere el “voto miedo” al regreso de Cristina versus el voto “miedo al ajuste”.
En cualquiera de las dos alternativas, ya en Agosto tendremos pistas claras
sobre el grado de polarización que veremos en Octubre.
A su vez, para Octubre, tendremos dos escenarios:
1. Cambiemos gana en la Provincia de Buenos Aires y pone los dos Senadores,
manteniendo la capacidad de dominio sobre los gobiernos provinciales en 2018 y
el auxilio económico, para que cada líder territorial busque la reelección en su
distrito o pueda desarrollar sus aspiraciones presidenciales. Si Cambiemos gana,
Macri podría ser reelecto en 2019 y Santas Pascuas.
2. Si triunfa Cristina, Cambiemos (o el PRO) tendrá severas dificultades de
gobernabilidad, ya que la situación económica se complicaría y sería muy difícil
conseguir un acuerdo entre Macri y los Gobernadores del PJ, para sostener la
gobernabilidad y complicar el acceso de CFK a la presidencia en 2019. Un
escenario subsidiario indicaría que Macri -aún derrotado en Buenos Aires-
consiga acordar con los Gobernadores cierta estabilidad económica, que le
imponga a Cristina un bajo impacto nacional de su triunfo provincial.
En síntesis, el regreso de CFK ya cambió el escenario económico y político y
obligó a rediseños. Se comenzarán a marcar tendencias, en ambos aspectos, desde
el momento en que aparezcan las primeras encuestas, o sea en pocos días. La
suerte no está echada, pero dominan, a partir del Domingo pasado, en algunos
miembros del “círculo rojo”, la incertidumbre y en otros, lisa y llanamente, el
miedo.
Fuente: Años de Campo