El poroto subió 19 dólares, tanto la posición mayo 16 como la noviembre 16, mientras que el maíz disponible y a cosecha acompañaron con un alza más moderada de entre 5,50 y 6 dólares respectivamente.
Esta suba se dio con un sustento fundamental liviano. Si bien la expectativa de leve recorte de intención de siembra norteamericana para soja, el rally del aceite de palma y el rebote del petróleo fueron de sostén, el foco de atención tradicionalmente en esta época está en la confirmación de los rendimientos proyectados de la cosecha sudamericana a medida que avanza la trilla, en el seguimiento de la performance logística de Brasil y Argentina y todos estos factores resultaron bajistas tras un verano austral sin complicaciones climáticas sustanciales y un ritmo de recolección y carga de buques adecuados con la urgencia de la demanda que no muestra la voracidad de otros años.
En lo que respecta a soja, coincide prácticamente la etapa final de la trilla en Brasil con el comienzo de la actividad en Argentina y se han ido confirmando, mientras tanto, las ideas preliminares optimistas de cosecha: 100 millones de toneladas y 60, respectivamente. La oferta no fue un disparador alcista, concretándose rendimientos por encima de lo esperado en ambos países y sin complicaciones a destacar, hasta aquí, en el abastecimiento a la exportación y a la industria en ninguno de los dos orígenes, a pesar de la inestabilidad política del gobierno en el país vecino y de la dura pulseada todavía vigente por el acuerdo de las paritarias en Argentina.
Las cosechas récord se materializan y los paros y amenazas de protestas sindicales por ahora no han sido un obstáculo concreto que afecte la dinámica comercial de la soja, que estacionalmente concentra el interés de compra en el hemisferio sur a partir de marzo, con un alto desafío este año en el que Brasil se consolidaba como primer exportador de poroto, con 58 millones de tonelada (ritmo promedio casi 2,50 millones semanales), superando a EE.UU por primera vez con amplia diferencia de 12 millones de tns, cuando en la cosecha anterior ambas potencias habían embarcado el mismo récord: unas 50 millones de toneladas.
Con este panorama de peso arrancábamos el tercer mes del año. La posición mayo 16 en CHICAGO había testeado los mínimos históricos de su cotización rondando los 315 dólares/tn. Los FONDOS sobrevendidos en 81.500 contratos. Una soja sudamericana altamente competitiva: el real vs el dólar arriba de 4 y el peso vs el dólar superando cómodamente los 15, favorecían las cotizaciones FOB PARANAGUA y UP RIVER abril que se ofrecían con 10 dólares y 15 dólares de ventaja respectivamente vs la soja norteamericana que rondaba los 334 dólares.
Sin embargo, y a pesar de no mediar ningún factor climático adverso, la soja logró consolidar una marcada tendencia alcista de corto plazo en las últimas cuatro semanas, quebrando la resistencia de los 900 centavos/ 330 dol/tn en Chicago, fortaleciéndose los mínimos de 855 cents/315 dol/tn como soportes e incentivando el interés de compra de los fondos que dieron vuelta su posición cerrando el mes comprados en 54.000 contratos. Mientras, las monedas del bloque sur se revalorizaban, el real cotizaba entre 3,60/3,70 vs el dólar y el peso/dólar apenas arriba de 14, cediendo cartel a la oferta norteamericana en un año de inventarios cómodos en los que todavía hay espacio para que Estados Unidos exporte volumen adicional.
Así fue como vimos que las primas FOB para el GOLFO de México de mantuvieron estables en 45/50 over, mientras que las sudamericanas se fortalecían, perdiendo competitividad, cotizando la soja brasilera igual que la norteamericana, en pleno auge de cosecha, mientras que la argentina cedía la mitad del descuento para abril/mayo.
Todo esto de la mano de un fuerte ritmo de venta del productor estadounidense que todavía tiene relativamente buen nivel de existencias de soja guardada, hecho prácticamente insólito en esta época del año sobre todo si tenemos en cuenta los ajustados inventarios de las últimas 7 campañas, y de una presión de cosecha sudamericana light, a pesar de los rendimientos obtenidos, reflejada en las cotizaciones FOB descriptas ya que los productores locales esperan mejores condiciones de venta, de liquidación de su soja/de sus dólares.
En el caso de Brasil, prácticamente se limitan a dar cumplimiento a los compromisos previos, ya que el productor está más vendido a cosecha (ronda el 65%), mientras que en Argentina se ve además postergada la decisión de venta por las mejores condiciones comerciales estacionales para el maíz, ya que las oportunidades de pricing diferidos para cada producto son opuestas: mientras que el maíz paga una prima por entrega abril/mayo, valiendo luego prácticamente lo mismo hasta fin de año (mercado flateado), la soja reconoce un carry de 20 dólares por postergar la entrega de mayo a noviembre (9% en dólares por 6 meses).
Debemos considerar que la oferta sudamericana está y que el nivel de existencias de soja en Estados Unidos da espacio de maniobra para llegar al empalme mucho más cómodamente, aun con exportaciones o molienda por encima de lo esperado de marzo a septiembre. Seguir con atención el dato de stocks del informe del USDA del 31 de marzo.
Preliminarmente, para que esta corrección se transforme en tendencia, el mercado va a necesitar un problema climático en Estados Unidos en el próximo semestre. Por lo tanto este premio de 10/12 dólares en pleno marzo puede ser una oportunidad de pricing, al menos de cobertura. Confiar el margen a un fracaso productivo en el hemisferio norte no es lo sensato.
Por Cra. María Sol Arcidiácono
Fuente: Agroeducacion