En su refugio de Olivos, la Presidenta considera que la pesquisa es lenta y le cayó muy mal que la jueza hubiera involucrado en los procedimientos a la Policía Metropolitana, que depende del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, candidato presidencial de la oposición.

Cristina Kirchner y su secretario de Seguridad, Sergio Berni, les atribuyen a Palmaghini y a Fein un "fuerte temor" a la Secretaría de Inteligencia (SI), que dirige Oscar Parrilli, y a los espías que la integran o que fueron despedidos.

"Le tienen un terror pánico a la SIDE", aseguró a LA NACION un funcionario que dialoga a diario con la Presidenta.

Según altas fuentes oficiales, Cristina y Berni se lamentaban anteayer entre ellos de que "perdieron todo el viernes" en convencer a la fiscal y a la jueza de que le pusieran custodia al ex empleado de Nisman en la fiscalía del caso AMIA Diego Ángel Lagomarsino. Se trata del dueño de la pistola Bersa calibre 22 que apareció al lado del cadáver del fiscal.

Berni le reclamó a Fein que le asignara custodia personal a ese personaje clave del caso, pero ella se negó. Luego el secretario pudo convencer a Palmaghini, que terminó asignándole una guardia personal de la Gendarmería Nacional.

"La jueza y la fiscal no hacen buena dupla, no encuentran el hilo conductor y no tienen capacidad investigativa", aseguró un funcionario de la Casa Rosada que conoce la opinión de la Presidenta. Según esas fuentes, Cristina Kirchner sigue de cerca las novedades de la causa aunque no está informada del expediente, que es secreto.

"Los jueces que saben investigar piden decenas de medidas, pero la fiscal no pide nada y se la pasa tomando declaraciones", agregó otro funcionario oficial.

Desde que tomó el caso, el martes, Palmaghini convocó a la Policía Metropolitana, que le envió personal de Investigación y de Policía Científica.

Ella les pidió asistencia en procedimientos en la fiscalía AMIA, en el departamento de Nisman y en el domicilio del periodista Laureano Pérez Izquierdo, en Vicente López.

Según fuentes de la investigación, la jueza buscó una "fuerza alternativa a la Prefectura Naval, que custodiaba el edificio de Nisman, y a la Policía Federal, a la que pertenecía la custodia personal de Nisman". La Metropolitana notificó a la jueza que tiene limitaciones de personal y ella contestó que recurriría a ellos para diligencias específicas.

Aun así no cayó bien en Olivos porque esa fuerza está bajo control político de Macri.

"La Metropolitana no tiene capacidad, ni laboratorio, y tampoco les pidieron casi nada a ellos", minimizó un funcionario oficial, sin negar el malestar en Olivos. En el Gobierno creen que a las hipótesis del suicidio y homicidio se debería agregar una tercera: el accidente.

Pero hoy la principal sospecha oficial es el "homicidio" y se le apunta al ex director de Operaciones de la SI Antonio "Jaime" Stiusso. Por lo bajo, siembran dudas sobre los servicios de inteligencia que lo asistían en la investigación AMIA: la CIA (Estados Unidos) y el Mossad (Israel). Una conspiración perfecta.

En esa línea, Berni opina que el ahora custodiado Lagomarsino es una "pieza clave y que algo tiene que ver o algo sabe". En Olivos averiguan si tiene vinculaciones con Stiusso o si es un informante oculto de inteligencia de la SI.

"Hay que investigarlo y no se puede perder tiempo", dijo un funcionario para ejemplificar la supuesta lentitud de la fiscal.

También circula la hipótesis en el peronismo enfrentado al Gobierno de que Lagomarsino podría ser un chivo expiatorio. Su situación es complicada: puede ser imputado por el hecho de prestar su arma, delito que prevé una pena de uno a seis años de prisión.

El Gobierno niega que Fein responda a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó. "Es una librepensadora", aseguró una fuente oficial.

VALDÉS NEGÓ UNA CARTA DEL PAPA

El embajador ante la Santa Sede, Eduardo Valdés, negó el rumor, extendido ayer, de que el papa Francisco le hubiera entregado una carta para la Presidenta o para la opinión pública sobre la sospechosa muerte de Nisman.