El nuevo proyecto del Gobierno para "democratizar" los servicios de inteligencia profundizará la concentración en la presidenta Cristina Kirchner de todos los factores del poder real en la materia. Las escuchas telefónicas con orden judicial seguirán en manos del kirchnerismo y no se afectará al jefe del Ejército, César Milani, al que se le atribuye el mayor peso en el espionaje oficial.
Además, se le incorporará a la nueva Agencia Federal de Inteligencia (AFI) el área de investigaciones criminales. Se crearía así una "superagencia" de inteligencia.
La sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman, el domingo pasado, desencadenó el anuncio de la reforma de la ex SIDE para atenuar el impacto de la crisis política. Pero Cristina Kirchner aprovechó el conflicto para reforzar su poder.
La AFI estará conducida por un director y un subdirector nombrados por el Poder Ejecutivo y con acuerdo del Senado. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, informó ayer que su mandato durará "lo que dura un presidente".
Los partidos opositores cuestionaron duramente el contenido del texto y amenazaron con boicotear el debate legislativo. Denunciaron que Cristina Kirchner podría designar por cuatro años a los nuevos directores de la AFI y bloquear así el nombramiento de los jefes al presidente que asuma en diciembre próximo. En la Casa Rosada lo niegan de manera terminante. Aclararon que "el plazo del mandato del Presidente" implica que el próximo jefe se irá con Cristina Kirchner.
En rigor, los funcionarios destacaban ayer como relevante el traslado de las escuchas telefónicas al Ministerio Público. "La SI perderá el control de las escuchas, que es el principal factor de poder. El juez las tendrá que pedir al fiscal y las controlará la Procuración", dijo a LA NACION un ministro. "Es el avance más importante", agregó. Sin embargo, la procuradora general de la Nacion, Alejandra Gils Carbó, responde incondicionalmente a la Presidenta. En buen romance, Cristina controlará esas intervenciones.
Por otra parte, la controversia sobre las "pinchaduras telefónicas" nunca estuvo en las intervenciones telefónicas con orden judicial. Las que implicaban "espionaje político" eran aquellas sin orden judicial, las ilegales. El nuevo proyecto nada diría sobre éstas porque, en teoría, "no existen".
Sin embargo, la nueva AFI podría retener la tecnología que hoy utiliza la Secretaría de Inteligencia (SI) para interceptar comunicaciones de todo tipo. Además, en la Casa Rosada le atribuyen a Milani haber incorporado tecnología para seguimiento de comunicaciones telefónicas e informáticas. Milani no será rozado por el proyecto de ley que enviará la jefa del Estado al Congreso en estos días. Las pinchaduras ilegales podrían ahora quedar en manos de la AFI, el Ejército o de la Procuración.
Milani no es un actor de reparto. Desde 2010, en plena "guerra de espías" en la SI, con peleas sordas de algunos de ellos con la Presidenta, Cristina Kirchner le aumentó a Milani su presupuesto un 156% hasta 2014. Y lo incrementó 32% en 2015. La Inteligencia del Ejército tiene una partida de 568 millones de pesos.
La mandataria no anunció el presupuesto de la AFI. Ni tampoco aclaró cómo se trasladarán los 2000 empleados de la SI a la nueva agencia. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, señaló ayer que "la conformación del personal de Inteligencia será motivo de la nueva constitución orgánica, de los procesos de selección de su personal, conforme al perfil que adquirirá la agencia".
En el Gobierno aseguraban ayer que se pasará a disponibilidad el actual personal y luego se producirá una nueva selección, que podría tener filtros ideológicos para asegurar una purga en la nueva planta. Nadie podía responder ayer cómo seleccionarán el personal. El texto del proyecto de ley esta aún en manos del secretario legal y técnico Carlos Zannini, para revisar todas las incompatibilidades que podría tener. Por lo pronto, debería modificar dos leyes: la de defensa y la de inteligencia nacional.
El discurso de anteayer de Cristina Kirchner para anunciar la disolución de la SI tras el caso Nisman y crear la AFI se argumentó en la necesidad de terminar con las malas prácticas de los servicios de inteligencia que se utilizan para presionar, perseguir y extorsionar a jueces, fiscales, dirigentes opositores, legisladores, periodistas y empresarios.
Sin embargo, la mandataria echó entre diciembre y enero al ex director de Operaciones de la SI Antonio "Jaime" Stiusso, y a unos 30 agentes que le respondían, a los que el Gobierno le atribuía esas costumbres en forma excluyente. Se suponía que los agentes que quedaron bajo las órdenes de Oscar Parrilli y Juan Martín Mena, la nueva conducción, estaban controlados por el kirchnerismo.
La mandataria acusó a Stiusso de la muerte de Nisman, pero luego disolvió la SI de la que había expulsado a ese agente hace un mes. ¿En quién no confiaba ahora la Presidenta? No hubo respuesta en Balcarce 50.
La nueva AFI retendrá la competencia de hacer inteligencia sobre terrorismo, narcotráfico, trata de personas, lavado de dinero, delitos informáticos y económicos. Pero además, según anunció la Presidenta, incorporará la Dirección de Inteligencia Criminal, que hoy depende del Ministerio de Seguridad (Sergio Berni) y que reúne los servicios de inteligencia de Policía Federal, Gendarmería, Prefectura, PSA y policías provinciales. La nueva AFI podría ser así una Superagencia de Inteligencia.
En cambio, Capitanich señaló ayer que la reforma de los servicios de inteligencia es "un avance cualitativo y contundente", y sostuvo que "se terminará con las especulaciones" sobre las escuchas telefónicas.
PRINCIPALES CAMBIOS
Cristina Kirchner disolverá la Secretaría de Inteligencia y creará la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Nada dijo sobre el papel de Milani, al que muchos creen fortalecido
El control de las escuchas telefónicas con orden judicial pasará al Ministerio Público Fiscal, que controla Alejandra Gils Carbó.
La Agencia retendrá la competencia de hacer inteligencia sobre terrorismo, narcotráfico, trata de personas, lavado de dinero, delitos informáticos y económicos. Sumará la Dirección de Inteligencia Criminal, que hoy depende del Ministerio de Seguridad.
La AFI estará dirigida por un director y un subdirector, designados con acuerdo del Senado. Tendrán mandatos por cuatro años.