A su vez, el Estado vería reducidos sus ingresos en hasta US$ 1500 millones por derechos de exportación.

Éstas son las primeras estimaciones de economistas y productores agrícolas que están planificando la siembra de granos gruesos de la campaña 2014/15, que comienza el mes próximo.

Los especialistas advierten que, por el aumento de costos de producción (mano de obra, insumos, gasoil y fletes, entre otros), hay cultivos que dejan de ser rentables, sobre todo en zonas alejadas de los puertos. Según el caso, la caída promedio puede superar el 60%.


El área de siembra bajaría a 33,7 millones de hectáreas, unos dos millones menos que el récord de la campaña 2011/2012. La cosecha, en tanto, bajaría a 99 millones de toneladas, 4,5 millones menos que en la actual campaña.

El maíz, que comenzará a sembrarse el mes próximo, sería el más afectado por la combinación de precios más bajos y costos en alza. Aunque los precios de la soja también están en baja, la oleaginosa volvería a ganarle superficie al maíz por tener un menor costo de producción.

De esta forma, se agudizará la expansión de la siembra de soja impulsada durante todo el período de gobierno kirchnerista, pese a las fuertes críticas que la presidenta Cristina Kirchner hiciera a partir de la pelea con el campo, iniciada en 2008 por el alza de las retenciones a la exportación.

"El área de siembra (total) bajaría por tercer año consecutivo a niveles de 33,7 millones de hectáreas", dice Gustavo López, analista de Agritrend. Esa merma representa unos dos millones de hectáreas menos que el récord alcanzado en la campaña 2011/12, con 35,7 millones de hectáreas sembradas. López estima que la baja de los ingresos de divisas del complejo granario el año próximo respecto de éste alcanzará los 3000 millones de dólares.

Por su parte, Ambrosetti calcula que la cosecha 2014/15 puede llegar a rozar los 99 millones de toneladas, lo que significaría "unos 4,5 millones de toneladas menos" que la actual campaña. "El precio de los insumos ha subido y el valor de los productos ha bajado: pésima combinación para obtener rentabilidad", explica el economista de la Sociedad Rural. Mientras tanto, la presión impositiva, vía retenciones a la exportación, se mantiene constante. Según Ambrosetti, los ingresos por retenciones caerían el año próximo unos 1500 millones de dólares, "que hoy equivalen al 15% de las reservas del BCRA".

Por su parte, Juan Manuel Garzón, economista del Ieral-Fundación Mediterránea, estima que cada tonelada que el país no produzca representa en promedio unos 370 dólares menos en divisas de exportación. A su vez, cada hectárea que deje de sembrarse implicarán más de 1000 dólares menos para el país, según sus cálculos.

"Sembrar un millón de hectáreas más o menos no es trivial en cuanto a su impacto económico; significa aportar en más o en menos US$ 1110 millones al Banco Central y a la economías argentina", apunta.

Garzón calcula que el complejo agrícola -soja, maíz, trigo y girasol- generará US$ 1900 millones menos en 2015 que en 2014, y que la merma en retenciones llegaría a US$ 650 millones de dólares.

El productor y directivo de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), Santiago del Solar, cree que la caída del área sembrada puede afectar más a las zonas de baja productividad y alejadas de los puertos. "Para ellos, la situación se va a presentar entre sembrar o salirse del sistema", advierte.

A modo de ejemplo, López recuerda que el flete entre la localidad de Las Lajitas, en Salta, hasta los puertos de Rosario, unos 1150 kilómetros al Sur, tiene un valor de entre 75/85 dólares la tonelada, mientras que la soja para mayo 2015 se calcula en 268 dólares por tonelada.

Otra cuestión que preocupa a los especialistas es que con los actuales precios en la zona núcleo agrícola -norte bonaerense, sur de Santa Fe y sur de Córdoba- los agricultores deberán alcanzar rindes extraordinarios en la próxima campaña para no perder dinero.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, mediante la Guía Estratégica para el Agro (GEA), los rindes de indiferencia -nivel de producción en el que se igualan los ingresos con los egresos- "superan hasta en un 15% a los de la campaña anterior".

Además, en muchos casos los rindes de indiferencia superan las productividades medias zonales. El informe sostiene que esta brecha afecta en mayor medida a los esquemas de arrendamiento en la zona núcleo, que representan el 60% de la producción agrícola.

El estudio del GEA pone como ejemplo un caso de la localidad cordobesa de Cavanagh. El año pasado los rindes de indiferencia en soja y maíz, bajo un arrendamiento de 17 quintales por hectárea, eran de 32 y 70 quintales, respectivamente. "Este año, los rindes de indiferencia ascienden a 36 y 100 quintales", sostiene el informe.

Garzón, por su parte, cita el caso de un campo en Arroyito, también en la provincia de Córdoba, que para la próxima campaña tiene un margen esperado "que es 60,7 por ciento menor al margen que tuvo en promedio en las últimas diez campañas".

Otro factor que provoca una merma en el negocio agrícola es el poder de compra de los productos. Según Ambrosetti, este año se necesitan cada vez más granos para comprar los mismos insumos que el año pasado. "En 2013, para comprar 100 litros de gasoil el productor requería 290 kilos de trigo, y en la actual campaña se necesitarán más de 700 kilos para adquirir la misma cantidad de gasoil", afirma el economista de la SRA.

Algo similar ocurre con los tractores. El año pasado, con 118.000 kilos de trigo un chacarero podía comprarse un tractor de 100 caballos (HP). Hoy, para comprarse ese mismo equipo necesita 258.200 kilos de trigo. "Tendríamos que aumentar en un 119 por ciento la productividad en la misma cantidad de hectáreas. Es imposible", dice Ambrosetti.

33,7

Millones de hectáreas es el área sembrada para la próxima campaña, dos millones de hectáreas menos que en el récord de 2011/2012.