INDIANÁPOLIS.- Lo mismo ocurre con los maíces de los otros dos estados, Iowa e Illinois, que conforman el corazón agrícola norteamericano. Los cultivos, según los técnicos, exhiben un desarrollo y una densidad de plantas por hectárea como pocas veces antes en su historia. Tanta es la potencia que emanan que, de acercar el oído, uno estaría tentado de creer que puede escuchar su crecimiento.
Este espectáculo agronómico es el resultado de una campaña climáticamente excepcional, con lluvias regulares casi a pedido de los farmers, en especial en el momento de floración del cultivo, a lo que hay que sumar las temperaturas más frías de los últimos 80 años en julio, mes clave para el maíz norteamericano. Son condiciones ideales para obtener rindes récord, con regiones en el estado de Iowa en las que ya se da por descontado que se superarán los 200 quintales por hectárea.
Estos resultados se explican porque los farmers apuestan fuerte, a diferencia de lo que ocurrió en la Argentina en la última campaña, en la que se aplicó menos tecnología en los cultivos. Recientemente, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires registró una caída del 10% de la superficie sembrada con el mejor paquete disponible en comparación con la campana 2011/12.
Aquí se espera que el próximo informe del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) aumente nuevamente su estimación de la cosecha de maíz y soja. Lo cierto es que la confirmación de que entrarán al mercado 430 millones de toneladas de maíz y 117 millones de soja norteamericanas no es una buena noticia para la Argentina.
La baja de las cotizaciones del mercado de Chicago en los últimos 50 días también preocupa a los farmers, que comienzan a preguntarse cómo podrán producir en las próximas campañas con un maíz más barato. Vale tener en cuenta que aquí el alquiler de campos a terceros sólo ocurre en un 25% de la superficie; el farmer sale a alquilar a los vecinos pero no más lejos, a diferencia de nuestro país, donde el alquiler se calcula en un 60% de la superficie.
Larry Stenberg, especialista en mercados granarios de la empresa Dow Agrosciences, no es optimista en cuanto a los precios que tendrán los granos en las próximas campañas. En una presentación realizada en la casa central de esta empresa ante periodistas argentinos, Stenberg observó que la fuerte recuperación que tendrán los stocks norteamericanos será un freno significativo a futuro.
El escenario de precios promedio para los próximos cinco años es con una soja de US$ 360 la tonelada y un maíz de US$ 140. Sólo alguna noticia excepcional, como una helada temprana, podría llegar a tonificar algo los precios. Las empresas que venden insumos y maquinaria ya comienzan a abrir el paraguas y a reelaborar sus estrategias.
A más largo plazo, Dow Agrosciences, que facturó en 2013 cerca de US$ 7000 millones en semillas y protección de cultivos (700 millones en la Argentina), trabaja bajo el supuesto de una población mundial en crecimiento y con mejora de ingresos que demandará más alimentos. La confianza en su negocio se basa en que sólo la tecnología con incrementos de eficiencia y productividad puede satisfacer esa demanda.
Esta tendencia se puede observar actualmente en los 18 millones de agricultores que utilizan cultivos transgénicos, con un área sembrada de 175 millones de hectáreas. La Argentina y la región del Cono Sur siguen siendo claves en su negocio y mantienen su plan de inversiones en investigación y desarrollo de nuevos híbridos de maíz y variedades de soja.