Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterránea, estimó en la editorial de un informe especial elaborado por la entidad, que las ventas de soja se reactivarán durante el segundo semestre y generarán importantes ingresos a la economía, porque el productor no podrá seguir reteniendo sus granos como hasta ahora.

• En el período enero-mayo, las ventas de soja representaron apenas el 29% de la producción de la presente campaña, cuando el promedio de los últimos 8 años es de 41% de la cosecha

En un escenario moderado, en el período junio-diciembre podrían volcarse al mercado 27 millones de tn, cifra que compara con 21 millones de tn de igual período del año pasado

• Considerando un escenario de precios también moderado, el incremento de ingresos de los productores podría ubicarse en 1,3 mil millones de dólares en junio-diciembre de este año respecto de igual período de 2013. En pesos corrientes el aumento de los ingresos sería de 28,6 mil millones, ya que la devaluación potencia estos guarismos

 

Las ventas acumuladas de soja (con precio cerrado) se aproximaron a las 16 millones de toneladas a fines de mayo 2014, por debajo de similar período 2013 (17,2 millones) y del promedio histórico de las últimas 8 campañas (18,4 millones de tn)

 Existen razones para pensar que las ventas pueden recuperarse y terminar al cabo del año arriba del 2013, lo que traería cierto alivio a la economía. Sin embargo, las condiciones macroeconómicas tendrán su influencia para confirmarlo.

 De acuerdo a escenarios simulados de ventas y precios internacionales, los flujos de ingresos incrementales que podrían generar mayores ventas hacia la segunda mitad del año se encuentran en un rango que va desde 0,5 puntos porcentuales a 1,3 puntos porcentuales del PIB (a precios constantes).

 El nivel de actividad de la economía se encuentra resentido por las turbulencias cambiarias de enero, la elevada inflación, el ajuste en el poder de compra de los salarios, la suba de tasas de interés, la fuerte caída en la confianza de consumidores e inversores, y los problemas propios de la economía de Brasil, entre otras razones.

 Adicionalmente, las ventas de granos, en particular de soja, vienen demoradas respecto de su patrón histórico, lo que afecta particularmente a empresas de transporte, industrias transformadoras, proveedores de bienes de capital y actividades de consumo en general.                                                            

De acuerdo a estimaciones propias basadas en estadísticas del Ministerio de Agricultura de la Nación, se habrían vendido (con precio cerrado) aproximadamente 16 millones de toneladas de soja de la campaña 2013/2014 hacia fines de mayo, incluyendo tanto las compras declaradas de la exportación como las de la industria.

Si el volumen total de la campaña se confirma en una cifra cercana a las 55,5 millones de toneladas (tal como proyectan las Bolsas), un record histórico, las ventas acumuladas a la fecha antes referida representarían el 29% de la producción.

En perspectiva histórica, el ritmo de las ventas se encuentra por debajo de campañas anteriores, ya sea se lo evalúe en términos absolutos (toneladas) o en relación a los volúmenes producidos. La media de ventas de las últimas 8 campañas para similar período se aproxima a las 18,4 millones de toneladas (17,2 millones en el ciclo 2012/2013), un volumen que representa en promedio el 41% de la producción.

El interrogante es, entonces, cual habrá de ser el nivel de ventas hasta fin de año. Como referencia, el año pasado se vendieron unas 21 millones de toneladas de soja entre junio y diciembre. ¿Se venderá más o menos soja en lo que queda de este año? ¿Contribuirá la soja a sostener la actividad económica del segundo semestre?

A priori, el flujo de ventas podría ser superior. Esto por distintos motivos: a) el volumen de producción, récord histórico, un 13% por encima del ciclo 2012/2013, b) porque en las últimas 7 campañas se llegó a fines de diciembre con un promedio de 40 millones de toneladas vendidas (38,7 millones en el 2013). De repetirse el patrón este año, tendríamos un flujo de ventas de 24 millones en junio-diciembre, un 14% por encima del 2013, c) debido a que parte de la demora en las ventas ha tenido que ver con la demora en la cosecha por el exceso de lluvias en muchas zonas productivas del país, situación que debería ir regularizándose con el transcurso de las semanas, d) por el hecho que muchos productores no tendrán mejor opción y deberán vender buena parte de su producción para cancelar obligaciones comerciales y financieras, en un contexto donde los bancos han desacelerado sensiblemente su asistencia crediticia al sector privado y las tasas activas han crecido en forma notable; nótese como dato que en lo que va del 2014 los préstamos totales al sector privado han crecido sólo el 5% nominal (la inflación se aproxima al 20% en los primeros 5 meses del año).

Por supuesto que también inciden factores pro retención. Uno de ellos es la ausencia de activos que protejan el capital de la inflación. Por caso las tasas de interés que remuneran plazos fijos siguen siendo negativas, al oscilar en un rango de entre 20% y 25% anual, en un contexto de inflación esperada del orden del 30% anual (Universidad Torcuato Di Tella).

A su vez la restricción de compra de divisas y la presencia de una elevada brecha cambiaria contribuyen a mantener la tenencia de activos dolarizados hasta último momento, postergando decisiones, a la espera de una nueva corrección del tipo de cambio.

 Respecto de los precios internacionales, puede decirse que juegan un papel relativamente neutro. Si bien la señal de precios del mercado de Chicago muestra una fuerte baja (13%) a partir de setiembre, mes cuando empiezan a cosecharse los primeros lotes de soja en Estados Unidos, los mercados a término de Argentina están pagando prácticamente lo mismo por la soja junio que por la soja noviembre.

 La economía argentina puede amortiguar la caída que se observa en el nivel de actividad y tener un segundo semestre con mejores indicadores de consumo si la comercialización de soja se termina ubicando escalones arriba de las ventas del 2013.

Para tener algunas referencias respecto del potencial impacto sobre la economía, se plantean tres escenarios de comercialización de soja en el período junio-diciembre 2014.

 a) Uno pesimista, que supone un volumen de ventas de 23 millones de toneladas, dejando las ventas a fin de año en un nivel acumulado absoluto similar al patrón histórico, cercano a las 40 millones de toneladas, b) un escenario moderado, con un flujo de 27 millones de toneladas, por lo que las ventas a fin de año quedarían en un nivel relativo similar al del año pasado, con un 78% de la producción comercializada y c) uno optimista, con 30 millones de toneladas. Esto significa el 83% de la producción comercializada, porcentaje que no es elevado en perspectiva histórica pero que puede ser difícil de alcanzar, dado los factores pro retención que vienen operando en el mercado.

 A su vez se trabaja con tres escenarios de precios nivel productor:

1 uno moderado, que supone que se mantienen los precios en los niveles que actualmente señalan los mercados de futuros (Soja Fas US$ 310 la tonelada), un escenario pesimista, donde se ajusta el valor anterior en US$ 15 dólares (Soja FAS de US$ 295) y uno optimista, donde el ajuste es en US$ 15 dólares pero ascendente (Soja FAS US$ 325).

A partir de los tres escenarios de ventas y precios respectivos quedan configurados 9 posibles flujos de ingresos, que comparados con el flujo 2013, 2 se corresponden con 9 situaciones de incremento de ingresos.

Valuando las operaciones en pesos corrientes, se tiene que en el peor escenario de ventas y precios (pesimista/pesimista) los ingresos por venta de soja junio-diciembre nivel productor se incrementarían en $15.467 millones y en el mejor escenario de ventas y precios (optimista/optimista) en $40.076 millones. El escenario moderado/moderado, a priori el que cuenta con mayor probabilidad de ocurrencia con la información actual, arroja una variación de ingresos del orden de los $28.662 millones.

Los flujos de ingresos incrementales que podrían generar las mayores ventas se encuentran en un rango que va desde 0,5 puntos porcentuales a 1,3 puntos porcentuales del PIB (a precios constantes), mientras más generosa sea la comercialización y más favorables los precios externos en los escenarios simulados. Si bien una buena campaña agrícola no tiene ya la potencia para resolver todos los problemas que tiene la economía argentina, el sector puede contribuir a aliviar el tránsito hasta que se logre un cambio de expectativas y se inicie un nuevo ciclo expansivo.

Para acceder al informe de Coyuntua completo del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), creado por Fundación Mediterránea, haga CLICK AQUÍ: