En los primeros días de febrero apareció un escenario opuesto: en menos de 48 horas cayeron 400 mm que anegaron el NE bonaerense. En esa área el agua dejó 900 mm en los primeros 100 días del año. ¿Cómo fue posible que la región núcleo alcance un promedio de 33,5 qq/ha en soja de primera con todo esto? Un repaso por todo lo que le pasó a la oleaginosa en la zona núcleo en este ciclo.
Malezas resistentes, explosión de bolillera y enfermedades. Faltó radiación y piso para los controles. Hubo pérdidas por anegamiento y en cosecha, bajo amenazas de nuevas lluvias, fue muy difícil de transportar el grano por los problemas en los caminos. Pasó de todo en este ciclo productivo de soja de la zona núcleo, que se está terminando de cosechar. Hubo 135 mil hectáreas que se perdieron por anegamiento. Los departamentos bonaerenses de San Nicolás, Ramallo, Pergamino y Constitución en Santa Fe quedaron por debajo de los 29 quintales en soja de primera. Pero, el este de Córdoba obtuvo productividades en torno a los 36 qq/ha. ¿Por qué fueron tan amplias las diferencias de rindes de soja en las distintas áreas de la zona núcleo?
La diferencia en la distribución e intensidad de lluvias dentro de la región núcleo durante el ciclo del cultivo es el factor que más impactó en la variabilidad de rendimientos. Los factores bióticos (malezas, insectos y enfermedades) también fueron responsables del descenso del rinde potencial pero no en la misma magnitud.
El este cordobés fue beneficiado con lluvias mas uniformes desde los inicios de la campaña, como se nota en la comparación de los datos de Monte Buey y Pergamino. Si bien, las precipitaciones fueron muy abundantes en el periodo crítico del cultivo, los suelos livianos de la zona no presentaron casos de extremo anegamiento. En contrastante, se preveía una buena campaña sojera para el noreste bonaerense, beneficiado por precipitaciones al inicio de la campaña. Sin embargo, las lluvias excedieron los parámetros normales del mes en el periodo crítico del cultivo, y el rendimiento mermó hasta 10 qq/ha frente a las previsiones iniciales (ver gráfico 1). Incluso al día de hoy, quedan lotes por cosechar dada la falta de piso, en el medio de la inestabilidad climática.