La gran cosecha de soja de la campaña 13/14 todavía no derrama su cuota de agrodólares en las ciudades y pueblos del sur de la provincia de Santa Fe, donde los efectos combinados de la alta retención de mercadería en los silobolsas, así como el parate general de la economía, se traslucen en muy poco movimiento comercial y productivo.

Así lo confirmaron empresarios, consultores y funcionarios de la región, que explicaron que la caída en las ventas de maquinaria agrícola (-38% en el primer trimestre respecto al año pasado), automotores e insumos para el campo en general está atada al complejo mapa de los rindes de la oleaginosa, el alza de los costos en dólares, la falta de financiamiento para equiparse y la incertidumbre sobre variables clave como el tipo de cambio.

La metalmécanica, un rubro determinante en varias localidades del extremo sur de la bota santafesina, acusa de primera mano el rigor del bolsillo de los productores, que sólo venden soja para pagar deuda (sólo se lleva vendido el 27% de la cosecha) pero que no quieren reinvertir ganancias, y mucho menos tomar créditos para la compra de bienes por el alza en las tasas de interés.

“Las firmas que mejor trabajan son las que pueden exportar, y apenas llegan a salvar los gastos”, dijo Guillermo Paoloni, secretario de Desarrollo Económico y Productivo de la Municipalidad de Armstrong, en referencia a la capacidad ociosa de las firmas del sector que llega al 50%.

La venta de autos también se resintió fuerte, con ventas que fueron hasta un 38% menores en abril respecto a un año atrás.

Otro dato que muestra la baja de la actividad en la zona es la recaudación que las municipalidades realizan a través del cobro del Drei: en Armstrong en abril pasado ingresó un 10% menos por ese concepto que en abril de 2013. “Tenemos un 10% de caída nominal, pero eso se estira hasta un 30 o un 40% si se le agrega el efecto de la inflación interanual”, dijeron desde ese gobierno local.

En ese sentido Pablo Olivares, responsable de la secretaría de Administración Financiera Institucional de la provincia, confirmó que tanto las ventas minoristas como la actividad financiera (dos de las actividades que mas crecieron en años anteriores) bajaron su intensidad desde principios de año. Eso se vio reflejado en la evolución del índice que mide el crecimiento de la economía provincial, que pasó de un promedio de 5% durante el año pasado al 1,2% interanual en el primer bimestre de 2014.

El interior, en apuros. Paoloni, secretario de la Producción de Armstrong, contó que en esa zona “está todo estancado”, en parte por los rindes menores a los habituales como consecuencia de la lluvia excesiva y la falta de sol.

Esto incidió con fuerza en la zona ya que, según dijo, la mayoría de los campos no son muy grandes y lo que venden va directo a cubrir los costos: “En general con los rindes de esta cosecha de soja las ganancias no fueron tan altas”.

Eso se ve reflejado de forma directa en una ciudad muy atada a la industria metalmecánica, lo que a su vez repercute en el nivel de la actividad económica, que está “muy frenada” en comparación con otros años. En ese sentido, informó que tanto la producción como las ventas de maquinaria agrícola están muy por debajo de las cifras de otras épocas, lo que a su vez provoca que las fábricas de la zona estén trabajando con un 50 ó un 60% de capacidad ociosa.

Según el funcionario, resta por ver lo que pueda pasar cuando se termine de liquidar la cosecha: “Veremos cómo arranca el segundo semestre, acá hubo mucha incertidumbre por el tipo de cambio, y si bien eso ahora está más calmo todavía no se reactivó”.

Si a eso se le agrega la dificultad para conseguir financiamiento por el alza de las tasas, la ecuación empeora aún más: “La tasa de los créditos subió mucho, y hay que tener en cuenta que la mayoría de la maquinaria se mueve a través del crédito”.

En el sector inmobiliario local tampoco se detecta mucho movimiento. “No podemos decir que haya una gran recesión, pero a comparación de otros años notamos una disminución de la actividad”.

Por su parte Rubén Tenaglia, el secretario de la Produccion de Firmat, retrató un escenario muy parecido al de su colega de Armstrong. El funcionario dijo que si se comparan los ingresos por Drei de abril pasado con abril de 2013, la caída nominal es del 10%, un porcentaje que se estira hasta un 30 o un 40% si se le agrega el efecto de la inflación interanual.

“En la calle y en los negocios se nota muchísimo la quietud. Si bien a nivel de recaudación de los contribuyentes no hemos caído tanto (pasamos de un 75% de cumplimiento a un 70 o 71), en la calle el impacto que se ve es grande”, señaló.

Aunque la cosecha todavía no terminó, la región no escapó a las mermas en los rindes de soja que afectaron a casi todo el sur provincial. “Tuvimos zonas inundadas con problemas de rindes, porque si bien algunos orillaron los 40 quintales, otros se quedaron en 18”, agregó.

Tenaglia puntualizó que la mayoría de los productores trabaja parcelas chicas, muchas contratadas. “Muchos señalan dificultades económicas, apenas llegan a pagar deudas y menos todavía pueden reinvertir, sobre todo con alquileres que están en 18 o 19 quintales”.

Si a eso se le agrega el alza de los costos en dólares, el rinde no cubre los gastos del que contrata la tierra.

Respecto a las fábricas de maquinaria, ratificó que están “muy quietas”, y que las únicas que trabajan con cierto ritmo son aquellas que pueden exportar, como Vasalli.

“La única que está trabajando es Vasalli, pero con la exportació y no con el mercado interno”, señaló, para agregar “las firmas que mejor trabajan, apenas llegan a salvar los gastos”.

Esta situación tiene su correlato en el empleo, ya que Tenaglia afirmó que “no se están generando fuentes de trabajo” y, muy por el contrario, lo que ven desde esa municipalidad es que no se están reponiendo las jubilaciones y se recortan tanto horas extras como trabajadores en situaciones de informalidad.

“Cada vez más gente que antes tenía changas viene a vernos para averiguar por microemprendimientos o producciones familiares”, alertó.

También resaltó que los fines de semana bajó el consumo de actividades gastronómicas o culturales pagas. “El nivel de actividad es flojo, vemos una tendencia a la baja en la creación de puestos de trabajo desde enero, no es algo significativo pero si se marca una tendencia”.

Fierros quietos. Uno de los sectores donde más se siente el enfriamiento de la actividad en el interior de la provincia es en de la maquinaria agrícola.

Carlos Castellani, de la Cámara de Fabricantes de la Maquinaria Agrícola (Cafma), aseguró que la capacidad ociosa de las fábricas está entre el 40 y el 50%, a lo que se sumó una baja importante de ventas respecto de años anteriores.

Según ese dirigente, titular además de la fábrica Apache, el último buen año fue 2011, ya que en 2012 “se cayó bastante” mientras que en 2013 se recuperó “un poco”.

“En 2014, en lo que va del año, volvemos a estar muy complicados”, dijo Castellani, quien explicó que el año pasado el 70% de lo que se vendió fue debido al crédito del Banco Nación.

Respecto al impacto que esto tiene sobre las empresas del sector, el empresario dijo que “no hay horas extras como era habitual”.

En lo que respecta a la venta de autos y camionetas, las ventas también cayeron.

Alfredo Pesado Castro, referente del rubro de las concesionarias en la zona de Rosario, explicó que dentro de la evolución del mercado en el campo se ve “una situación rara” con dos fenómenos en paralelo: por un lado, la venta de vehículos en general en el interior cayó igual o hasta más que en las ciudades, con caídas de hasta 38% en Santa Fe en abril respecto a igual mes del año pasado. Sin embargo, la venta de camionetas cayó menos, con una pérdida del 25% contra un 35% para las ventas totales a nivel país.

“Mi lectura es que, en líneas generales, el del interior es un mercado más conservador, que si tuvo que gastar lo hizo para reponer vehículos que utiliza para el trabajo, o sea por necesidad. En cambio el gasto relacionado con otras variables quedó estancado”.

Alta retención. A los problemas macroeconómicos que aquejan al interior rural de la provincia (retenciones, alzas de costos en dólares), se suma la muy baja liquidación de mercadería por parte de los productores.

Según el análisis del consultor en negocios agropecuarios Salvador Di Stéfano, los chacareros no venden la soja porque “no se sienten cómodos con este precio, así que no podemos hablar de derrame porque todavía no vendió, de las 55 millones de toneladas de soja el 73% sigue guardada”.

Di Stéfano subrayó que aquellos que optaron por salir a vender lo hicieron solamente para pagar deudas de la campaña pasada. “El productor está convencido de que el precio no es el ideal, y eso es una fantasía, hoy Norteamérica tiene bajo stock pero Argentina no, y la próxima cosecha estadounidense aportará 100 millones de toneladas lo que se convertirá en una oferta potencial enorme”.

El consultor destacó que el denominado “inverso” (la diferencia de precio para la soja entre las posiciones de mayo y noviembre, cuando ingresan al mercado las cosechas sudamericanas y estadounidense, respectivamente) está 100 dólares “abajo”.

“Cuando venga la cosecha de Estados Unidos la soja caerá, eso se ve reflejado en los precios actuales”, señaló, para agregar que en esta espera influyen también cierta expectativa de mayor devaluación del peso durante el segundo semestre del año.

Además dijo que el productor tampoco están comprando insumos “lo que denota una mirada corta sobre el negocio”.