La Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) denunció el grave estancamiento al que se encamina la industria del biodiesel a raíz, principalmente, de la elevada alícuota del derecho de exportación la que, junto con la imprevisibilidad en su fijación, traban las ventas al exterior.
Esta situación, entre otras, provoca que la Argentina haya perdido su condición de líder como exportador mundial de este producto. Las exportaciones a nuevos destinos, necesarios para compensar la controversial e importante pérdida de las importaciones de la Comunidad Europea, se encuentran seriamente afectadas ya que los altos niveles de las alícuotas de derechos de exportación dificultan significativamente la posibilidad de realizar ventas al exterior y la búsqueda de nuevos mercados.
Con las alícuotas móviles vigentes (27,6% para marzo 2014) la competitividad del biodiesel argentino es prácticamente nula. Así lo demuestra claramente la ostensible caída de las exportaciones de los últimos dos años, que declinó de 1,7 millones a 1,1 millón de toneladas en ese período, en tanto se prevé un derrumbe aún mayor en el 2014.
Adicionalmente al problema principal que es el alto nivel de la alícuota de derechos de exportación, se suma la imprevisibilidad en su cálculo, ya que las alícuotas se están fijando al momento del embarque y no al de la concertación del negocio. Eso provoca diferencias en el porcentaje de la alícuota por establecer, generando incertidumbre en la previsión del resultado del negocio.
Por ejemplo, durante el pasado mes de marzo los contratos cerrados con una alícuota nominal de 22,7 % pasaron a abonar el 27,6 %, una alícuota inesperadamente alta que además quita competitividad al biodiesel argentino.
La cámara ya ha recomendado habilitar un registro de contratos de biodiesel que permita a la Aduana verificar la alícuota de retención vigente a la fecha del contrato, lo que sería una solución al permitir la comercialización anticipada del producto, requerimiento fundamental por la logística que exige el proceso de exportación.
Por otro lado, la operatoria en el mercado interno se ve también seriamente afectada, ya que los valores actuales de los precios publicados para las empresas integradas no cubren los costos variables de producción, generando pérdidas en el ejercicio comercial.
En el mismo sentido, la falta de actualización de los precios internos (ha llegado a acumular más de tres meses de retraso mientras que actualmente aún se desconoce el precio de marzo) obliga a las empresas a realizar entregas al mercado con precios de meses anteriores, muy por debajo de sus costos, y desconociendo si el precio que finalmente sea autorizado resulte efectivamente compensatorio.
Esa provisión de biodiesel se realiza para cumplir con el aumento de 450.000 toneladas para el mercado interno, producto de un incremento del 10% en el corte obligatorio para el transporte en general y la generación eléctrica, según lo dispusieran en diciembre pasado los Ministros de Planificación Federal, Economía y Finanzas, Industria y Agricultura, Ganadería y Pesca, con el objetivo de compensar parcialmente la caída de las exportaciones de biodiesel producto de las trabas en la Unión Europea, además de generar un ahorro al consumidor nacional.
Sin embargo, si bien fue anunciada la implementación de un corte para su uso en generación eléctrica, ésta no ha sido instrumentada, medida sobre la cual, al día de hoy no existen novedades.
Asimismo se espera que el biocombustible cuente con un tratamiento tributario igualitario con respecto al gasoil importado para poder implementarse y de esa manera generar un importante ahorro en divisas por la sustitución de importaciones de gasoil por biodiesel de producción nacional.
Como consecuencia de la combinación de esos factores perjudiciales, las principales empresas productoras y exportadoras de biodiesel funcionan con una elevada capacidad ociosa o directamente se encuentran paralizadas, cuando podrían estar generando divisas con agregado de valor y sustituyendo importaciones de gasoil con un producto renovable 100 % de producción nacional, sosteniendo por otra parte los precios de la principal cadena de exportación como es la de la soja.
La menor exportación de biodiesel impacta en un mayor excedente de aceite de soja, lo que ocasiona menores precios y una mayor capacidad ociosa, que actualmente asciende al 40%, todo lo cual genera un menor ingreso de divisas al país.