La intervención del mercado de biodiesel –instrumentada por el Gobierno nacional desde agosto de 2012– combinada con el cierre virtual del mercado europeo hizo inviable a uno de los complejos de biocombustibles más competitivos del mundo. Según informó el medio Punto Biz, los últimos días se vienen registrando despidos masivos –que incluyen cargos gerenciales– en una de las grandes empresas elaboradoras de biodiesel: Patagonia Bioenergía.
"Lo más probable es que estos despidos respondan a una intención de cerrar la empresa por parte de los propietarios", comentó a La Política Online un empleado despedido de Patagonia Bioenergía que prefirió no revelar su identidad.
El dato no es menor y, tal como se esperaba, causó un alto grado de preocupación entre los empresarios del sector: se trata de una de las empresas más importantes del país en lo que respecta a la producción y comercialización de biodiesel.
La empresa –con sede en la localidad santafesina de San Lorenzo– se formó a partir de la asociación entre Cazenave y Asociaciones S.A. y Energía & Soluciones S.A. Luego se sumaron inversores de Estados Unidos y Holanda.
A Patagonia Bioenergía, al igual que Unitec Bio (propiedad de Eduardo Eurnekian) y Explora (de capitales chilenos), se las conoce en el sector como "industrias no integradas". Es decir, deben comprar aceite de soja para elaborar biodiesel, a diferencia de las integradas que adquieren soja para elaborar su propio aceite y biodiesel.
Así, las industrias integradas pueden desactivar total o parcialmente la operación de biodiesel porque el núcleo de su negocio reside en la exportación de harina y aceite de soja. Pero las "no integradas", al no tener rentabilidad, no tienen "Plan B": asumen la pérdida o eventualmente cierran. Y eso, justamente, parece ser el destino final de Patagonia Bioenergía.