-Hay largos meses en los que no da notas ni habla. ¿Por qué decide correrse de la escena?
-Felipe González decía una cosa muy cierta: un ex presidente es como una especie de jarrón que no se sabe adónde ponerlo. Ahora estoy hablando porque escribí este libro, Don Raúl, por Alfonsín, a quien he admirado mucho.
-¿Cómo cree que es visto Duhalde por la gente?
-[Piensa] Creo que la gente tiene asociada la etapa mía a una época muy confusa.
-¿Cómo es eso?
-Claro, fue una etapa muy difícil la que me tocó y después vino el relato este de que nada tiene que ver con la realidad, diciendo que de la noche a la mañana asumió Kirchner y a los cuatro meses terminó con un 6% de crecimiento. No fue así. Yo siempre tuve claro cómo se salía de la crisis
-¿Cuál fue el origen de esa crisis?
-Esto lo cuento también en el libro Don Raúl: él en 2000 veía, igual que yo, que se venía todo abajo. Entonces le mandamos a De La Rúa nuestro plan, diciéndole que había que hacer un aterrizaje suave de la convertibilidad. Y que estábamos dispuestos a ir en el avión con él. Y agregamos a Moyano.
-Pero De La Rúa no aceptó.
-No. Él estaba en una situación de estrés permanente y había entrado en una especie de depresión. Le daban remedios. Hicimos lo posible para que las cosas tomaran otro curso, pero no pudo ser.
-Durante mucho tiempo, cada vez que hubo saqueos, se los relacionó con usted.
-Sí, pero yo estaba sin ninguna actividad, dedicándome sólo a escribir y ahora en una universidad.
-Si le atribuyen capacidad de desestabilizar, significa que creen que todavía tiene poder.
-Yo creo que conté en 2010, 16 hechos. En un momento ellos eligieron para pegarme al gordito, a DElía. Cada cosa que pasaba, él salía a decir que era yo. Le gané un juicio de muchísima plata por eso.
-¿En qué momento se rompe su vínculo con Kirchner?
-Yo con él no tuve problemas. Los tengo con Cristina, por esa forma que tiene de pensar y de ver en todos lados cosas raras.
-¿Puede Kirchner haber sentido que si no se libraba de usted, no iba a poder ser él?
-¡Pero claro! A mí me molestaba cómo lo mostraba la prensa haciéndolo ver como un chirolita mío, cuando era un gran desmérito para él, y yo por eso me quería ir del país, no quería molestar.
-¿Qué le parece lo que hizo Pepe Mujica con la marihuana?
-Se metió en un quilombo. Lo primero que va a aparecer es el turismo cannábico y todos van a decir que son adictos para venderla. A mí me parece natural que si un tipo tiene su plantación pueda fumar cannabis.
-O sea que el consumo personal no lo penaría.
-¿Cómo voy a penar eso? Para nada. Al que tiene en su casa no lo podés penalizar, en todo caso hay que buscar a los más grandes.
-30 años de democracia y 13 muertos. ¿Cómo interpreta lo que está pasando?
-Hay un caldo de cultivo: los sectores de más bajo ingreso la están pasando muy mal. Nadie puede estar de acuerdo con lo que ha hecho la policía de Córdoba y las otras policías. Yo repudio esa actitud, pero el origen son los salarios muy bajos para gente que arriesga la vida.
-Pero se vieron 4x4 o autos caros en los saqueos; es raro.
-No descarto que la policía haya motorizado un operativo así, pero el grueso es la necesidad que hay. Ahora, como la policía es el 10% del personal público, ahora van a tener el problema con el otro 90%.
-¿Cómo sería eso?
-Estamos en un problema muy serio que no puede ser resuelto por personas sin experiencia. El ministro de Economía es un chico con buenas notas, pero que no tiene ninguna experiencia, se va a meter en un quilombo ahora. ¿Por qué no llaman a los experimentados?
-¿A quiénes?
-Bueno, Roberto [Lavagna] es uno, de cajón. En estos momentos hay que recurrir a los argentinos, no a los amigos, no a las sectas. Hay que enfrentar situaciones dificilísimas.
-El tema de la policía es complejo. Y una lectura posible es que la represión y muerte de Kosteki y Santillán le dañaron su carrera.
-No, en absoluto.
-¿No lo considera así?
-No. El día que asumí dije claramente que me podía ocupar sólo de tres objetivos: pacificar el país, cambiar el rol económico social y mantener el sistema democrático. Habíamos cambiado el modelo social. En junio ya el panorama era claro.
-¿O sea que no apresuró los tiempos lo de Avellaneda?
-La realidad es que lo sentí como si fueran hijos míos, por la fuerza de la imagen. Cuando veías que a los pobres chicos los tiraban arriba de la camioneta, era una cosa terrible y mi cabeza no daba más. Me desesperé.
-¿Cuál es la diferencia entre mandar a disuadir y mandar a reprimir?
-No, el delito se reprime.
-Pero ¿quién decide si es plomo o goma?
-No, plomo nunca, es un absurdo.
-¿Por qué no fue a la fiesta de la democracia?
-Cuando empezaron los saqueos, me pareció una irrealidad seguir con la idea de festejar.
-¿Capitanich?
-Un hombre inteligente, muy trabajador, pero tiene que bailar la música que pone Cristina. Va a tener problemas, no tiene libertad.
-¿Cómo lo ve a Scioli?
-Scioli es un caso muy especial. Tres meses después de su accidente veo un tipo nadando en Mar del Plata, dos mil metros adentro. Era él que me hacía señas y venía nadando con un solo brazo. Es un estoico y un pacificador.
-¿Y Massa?
-Siempre sostuve que algún día va a llegar. No sé si es el tiempo de él.
Dejamos acá.
Historia clínica
Duhalde, Eduardo
Edad: 72
Ocupación
Abogado. Ex intendente de Lomas de Zamora, ex gobernador de la provincia de Buenos Aires. Vicepresidente de Menem. Presidente entre 2002 y 2003.
Observaciones
Memorioso, detallista. Muy bien dispuesto a hablar de todos los temas, muchos de ellos ríspidos, que giran en torno a su persona.