Hay dos temas económicos que preocupan particularmente al gobierno de Cristina Kirchner, y por eso decidió priorizarlos como sus objetivos inmediatos: el control del gasto público y de la brecha cambiaria.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, busca vigilar en tiempo real la evolución de las erogaciones para cumplir la meta presupuestaria de 2014 de un superávit fiscal primario de 2,5% del PBI, lo que implicaría un fuerte ajuste. Por otro lado, apuesta a dejar subir el dólar oficial en dos o tres meses a 7 pesos (hoy está en 6,15) para así reducir la diferencia con el dólar blue, a través de un sistema de flotación administrada.
"Quieren unificar el tipo de cambio en cuestión de meses. Se deslizará el valor del oficial y se desincentivará el paralelo", dijo a LA NACION una fuente con acceso a Olivos. Descartan una fuerte devaluación y de una sola vez. Se buscaría así mejorar la competitividad del agro y de las economías regionales, y con ello los ingresos por exportaciones.
En cambio, todavía no hay señales de combate directo a la inflación, el otro tema crítico, más allá de la convocatoria para lograr un acuerdo con empresarios y sindicatos por precios y salarios.
El Gobierno todavía no estableció metas monetarias y el nivel de la emisión es aún una incógnita.
El jefe de Gabinete y el ministro de Economía, Axel Kicillof, analizan una salida gradual del cepo cambiario que comenzaría por la industria. También evalúan subas de tarifas de luz y gas para sectores empresarios y una liberación progresiva de importaciones para insumos y bienes de capital.
"Se está trabajando en un software para seguir online al instante los ingresos y egresos del Tesoro", confió Capitanich a los periodistas de la Casa Rosada dos semanas después de haber asumido el cargo. Con ello monitoreará posibles excesos de gastos. "Vamos a cumplir todas las metas del presupuesto 2014, incluso el superávit primario de 2,49% del PBI", prometió.
El desafío es complejo: las consultoras privadas prevén un déficit fiscal primario del 1% de PBI para 2013. Ante este contexto, lograr un superávit de 2,5% implicaría un ajuste de más de 3 puntos del PBI entre gastos que crecen al 32% e ingresos que suben al 28%.
Cristina Kirchner siempre se resistió a cualquier ajuste. Pero ahora se puso en segundo plano, mientras le dio a Capitanich libertad para avanzar en la gestión y procurar disminuir el desgaste político sufrido tras la derrota electoral de octubre último con medidas que contradicen el "relato" del modelo.
La emisión monetaria para diciembre será de 35.000 millones de pesos y la incógnita es qué sucederá en 2014, ya que eso impacta directamente sobre la inflación.
Según dijeron a LA NACION en la Casa Rosada, dependerá mucho de la reducción del rojo fiscal y de la caída o recuperación de reservas en el Banco Central, que en el último año se redujeron en 12.000 millones de dólares y 1100 en las últimas dos semanas. El presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, buscaría acotar la impresión de moneda.
El gran interrogante en el sistema financiero es cuánta libertad de maniobra le dejará Kicillof. Consultado por LA NACION, Capitanich señaló que su objetivo "es tener un modelo macroeconómico consistente, coherente y estructurado".
El dólar oficial seguiría subiendo, pero sin una devaluación brusca. El Gobierno estima que en mayo rondará los $ 7,50 y en junio los 8 pesos. Se busca desalentar el mercado del dólar paralelo y solucionar paulatinamente el cepo cambiario.
Habrá pocos anuncios además de los que se hicieron: la suba de impuestos a los autos de lujo, de combustibles y el acuerdo para indemnizar a Repsol por YPF.
Serán políticas de hecho. El cepo se liberará gradualmente para sectores industriales que busquen importar insumos y bienes de capital, según tengan margen para aumentar la oferta para no subir los precios. "Será un nivelador de precios", dicen en Balcarce 50.
Ello implica que Economía liberará progresivamente las importaciones, algo que ya comenzó.
Se descartó elevar la tasa del impuesto al turismo. La futura reducción de la brecha cambiaria desincentivaría la fuga de dólar turista.
Si bien todavía es negocio viajar, Cristina no quiere perjudicar a la clase media. No se descarta un tope anual para gastos con tarjeta. En 2013 se irán 10.000 millones de dólares por esa vía, estiman.
La suba de tarifas para gas, luz y agua sería luego de enero de 2014 y por ahora sólo para sectores empresarios y domiciliarios de altos ingresos. "Está casi decidido", se dijo.
La nueva agenda del Gobierno implica reconocer antiguos errores y fracasos del propio modelo.
De todos modos, los acuerdos para indemnizar a Repsol, así como el pago de las deudas al Club de París y a los fondos buitre la afrontarán los futuros gobiernos. Pero, a cambio de ello, Cristina planea recibir créditos de organismos internacionales para obras públicas estratégicas.
También quiere que bancos extranjeros liberen financiamiento a grandes empresas privadas locales para que traigan dólares y los liquiden en las reservas del BCRA..