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Esta semana el mercado estuvo bastante desorientado por las fluctuaciones encontradas de Chicago, que no encuentra un rumbo claro, ante la ausencia de datos del Departamento de Agricultura de EEUU en un momento de definiciones cruciales para los precios. Los operadores se están manejando con proyecciones privadas, y si bien los analistas no esperaban que el USDA introdujera en el reporte de oferta y demanda mundial grandes cambios, también hablan de una activa trilla, y de rindes mejores que los esperados, lo que fuerza los precios a la baja.

Por otro lado se están dando lluvias en el centro y norte de Brasil, que si bien no terminan de recomponer la humedad de los suelos, por lo menos ayudarán a que se pueda acelerar el ritmo de la siembra. Dado que se espera una cosecha récord para nuestras latitudes, este elemento también resultaría negativo para los precios de la oleaginosa.

En tanto por el lado positivo, el maíz así como para la soja, muestran una demanda internacional muy activa. Los comentarios indican que China habría estado comprando soja esta semana, dado que el margen de molienda sería positivo y por mucho. En el caso del maíz también vemos señales de demanda. Lamentablemente, también el reporte de exportaciones semanales norteamericanas fue discontinuado por el parate del gobierno Norteamericano por lo que resulta imposible cotejar estas cuestiones.

Sin embargo esta semana el mercado de maíz estuvo sacudido por comentarios de que en EEUU podrían bajar la producción obligatoria de etanol en unas 12 mill.tt. Inicialmente el mercado se mostró muy preocupado con esto: estamos hablando de que se liberarían para otros usos un tonelaje similar a una campaña completa de exportaciones de maíz de Argentina. Sin embargo el hecho de que el margen de la industria de etanol esté muy alto al momento, y que además la producción esté creciendo al tiempo que los stocks bajan, nos hace pensar que la decisión privada sobre cuanto etanol producir seguiría por encima de los requerimientos del USDA, con lo que esta noticia no tendría efectos prácticos en lo inmediato. El problema es que dejaría la decisión de producción atada a las variables de mercado, en lugar de poner un piso de producción obligatoria alto.

Es importante destacar que salvo el elemento etanol que está generando ruido, los elementos negativos del mercado del maíz ya han sido tenidos en cuenta por los operadores. De allí que de confirmarse una gran cosecha norteamericana, los mismos ya tendrían sus ventas hechas, y deberían salir a recomprar para tomar ganancias, lo que pone coto a los precios y de hecho hace pensar que podríamos tener alguna recuperación.
Sin embargo, al pensar en las alzas de precio para el maíz, con una oferta está muy concentrada en EEUU y ante una recomposición de stocks muy grande para ese país, sumado a que Brasil quedó con mercadería de la Zafrinha por colocar, se genera un mercado ofertado fuerte, lo que limita los precios a la suba.

Distinto es el caso de la soja. Inicialmente porque la recomposición de stocks que se pensaba podría ocurrir al inicio de la campaña, hoy está descartada, y la pregunta es si el crecimiento será apenas leve (el USDA cree que los stocks consumo pasarían de 4% a 4,8%) o si podrá ser mayor dados los buenos rindes que se están reportando.

Superada la cuestión de EEUU habrá que ver Sudamérica. Como se dijo antes se apunta a una gran producción, pero la implantación comenzó con problemas de sequía en el norte de Brasil. De todas formas lo más probable es que se pueda sembrar sin mayores inconvenientes. El problema vendrá cuando lleguen los calores y la etapa crítica de los cultivos entre diciembre y enero.

En conclusión es de esperar una mayor volatilidad del precio de la soja.

Por el lado del trigo, este grano logró tener una performance sostenida dado que los problemas climáticos en Sudamérica están forzando a Brasil a buscar grano en EEUU, mientras que el apetito de China sigue presionando con demanda adicional.

El problema es que los precios del trigo han subido mucho respecto a los del maíz y generan un la expectativa de un menor consumo forrajero, lo que acota la posibilidad de subas mayores.

Pasando al plano local, recrudeció la preocupación por las alzas de precio del mercado de trigo. Como esperábamos es muy poco el trigo que queda para los molinos, y la mala campaña en el norte hace que no se disponga de cantidades suficientes de trigo primicia como para tranquilizar a los precios. Dado que tampoco el trigo del centro del país que se cosecharía en noviembre será de gran cuantía, ya que las condiciones climáticas han sido pobres, la preocupación es que recién a inicios de noviembre podrían converger los precios de cosecha con los de campaña vieja. Por esto crece la incertidumbre de los consumos internos que ya pujan fuertmente por la mercadería primicia empujando sus precios al alza.

La gran pregunta es que pasará cuando llegue el trigo del centro y sur de Buenos Aires que está por ahora en muy buenas condiciones. Allí si los preicos podrían ajustarse, pero de todas formas si los productores son prudentes con sus ventas, y atento a la presión compradora de los exportadores que muestran fuerte interés por mercadería destinada a Brasil.

Esta semana se dieron lluvias que volvieron a ser buenas en el centro y sur de Buenos Aires, mediocres para el centro del país, muy bajas para el noroeste y buenas para el noreste. Estas lluvias activarían la siembra de maíz, especialmente en el centro del país, donde queda muy poco tiempo para que se cierre la ventana de siembra óptima.

Mientras todo esto transcurre crece la intención de siembra de soja en reemplazo de una parte de la superficie de maíz, al tiempo que esta decisión más allá de lo climático, es empujada por los precios, que se muestran más atractivos para la oleaginosa.