La primera estimación global sobre la cosecha 2013/14 asegura que no llegará a 100 millones de toneladas; se planta en 99,90 millones. El dato confirma el estancamiento del sector agrícola y enciende luces de alerta en el tablero general de la economía. Sin mayor producción de granos y con precios internacionales en baja, será difícil que lleguen desde el campo todos los dólares que necesitará el gobierno.
El pronóstico de cosecha surge de la firma Agritrend, una de las más reputadas del negocio agrícola local. Su director, Gustavo López, calcula que la superficie sembrada se achicará medio millón de hectáreas o 2% respecto de la campaña 2012/13, para ubicarse en 34,35 millones de hectáreas. Más de la mitad de esa área (19,6 millones) está todavía por confirmarse, pues debería ser implantada en las próximas semanas con soja.
Con rendimientos normales, a los silos podrían estar ingresando 99,90 millones de toneladas de granos, lo que es decir un volumen 1% menor al del ciclo agrícola precedente.
Según los cálculos de Agritrend, se espera 6% más de soja (con 52 millones de toneladas) y 6% más de trigo (entre 9,5 y 10,5 millones). Pero habría un achicamiento de 12% en la oferta de maíz (25 millones), de 22% en cebada (3,90 millones) y de 3% en girasol (3,3 millones). Para el sorgo se pronostica estabilidad, con 4,5 millones de toneladas.
La posibilidad concreta de no llegar a 100 millones de toneladas no es una cuestión menor: cuando la Argentina superó ese techo en la campaña 2010/11, obteniendo un récord de 104 millones de toneladas, ese volumen comenzó a considerarse como “un nuevo piso”. Esta claro, sin embargo, que ese despegue se está demorando por diferentes razones.
Los especialistas hablan de estancamiento. Hace unas semanas el ingeniero Mariano Tapia, desde su blog La Patria Chacarera, comparó la tasa anual de crecimiento del sector entre 1989 y 2008, de un extraordinario 5,65% anual, con la que se registra desde el conflicto por las retenciones móviles. A partir de allí, en un marco de continuo destrato político al sector, la cosecha local creció solo 1,3% anual, por debajo de la media universal que se ubica en un 2%. En un contexto de altísimos precios internacionales de los granos, es evidente que en la Argentina hay algo que falla.
Si la estimación de Agritrend se confirma, en la campaña 2013/14 habrá un leve decrecimiento. La explicación debería buscarse en varios factores además de la falta de incentivos de la política pública. Por un lado, la sequía limitará severamente los planes de siembra en el Norte, donde se define la frontera agrícola. Por otro, los números no cierran para muchos especialmente los que alquilan tierras.
La persistencia de retenciones, el retraso cambiario, la suba de muchos costos y alguna corrección bajista de los precios internacionales han configurado un cóctel peligroso para muchas empresas: gran parte no sembrará como antes porque se expone a perder plata. Los más cautelosos hoy son los grandes “pooles de siembra” que antes se comían los chicos crudos. Un ejemplo: la firma Cazenave informó que reducirá a la mitad sus siembras, desde las 70.000 hectáreas del año pasado.
Reynaldo Muñoz, del INTA, calculó que los números de quienes alquilan serán o muy ajustados o negativos. En el norte bonaerense, un arrendatario que obtenga excelentes 45 quintales de soja y pague 18 quintales de alquiler tendría una ganancia de US$ 12 por hectárea.
Aunque se trate de las tierras más productivas de la Argentina, los riesgos son inmensos. En ese planteo, los costos directos superan US$ 350 por hectárea. En el maíz el escenario es mucho peor, pues luego de enterrar 550 dólares el chacarero perdería hasta 170 dólares por hectárea si obtiene una cosecha de 75 quintales.
Números a la vista, el cimbronazo obliga a muchos productores a ser cautos y hasta retroceder. El resultado sería una cosecha estancada que aportaría menos divisas al resto de la economía. Todavía es prematuro para hacer números finos. Pero la autoridades deberían comenzar a preocuparse, pues en 2014 difícilmente pueda repetirse la inyección de unos 25.000 millones de dólares desde el agro al resto de la economía.