Así y todo, lo más destacado de la semana fue el enfriamiento del día martes. Las heladas fueron contundentes en la provincia de CB, con registros de mínima que promediaron 3°C por debajo de cero, los cuales se fueron moderando sobre el este de la franja central aunque igualmente en la mayor parte del territorio entrerriano las temperaturas mínimas entre 0°C y 3°C, lo cual llevado a nivel de suelo, posiblemente se haya traducido en heladas débiles, principalmente en las zonas más bajas. Este marcado descenso de las temperaturas mínimas puede inscribirse dentro de las alternancias típicas del mes de septiembre, sin embargo, por su intensidad más bien tiende a ingresar en la categoría tardío. El eventual daño que podrían haber sufrido las sementeras de trigo, dependerá de la condición fenológica en que se encontraba el cultivo.
Las lluvias no modificaron sustancialmente el panorama hídrico que domina la franja central. Claramente el este tiene un tránsito más aliviado y si bien no coincide con las zonas de mayor importancia agrícola, posiciona a estos departamentos de manera más favorable para el inicio de la siembra de soja. El verdadero problema lo hallamos en la zona núcleo maicera, es decir en gran parte de CB, SF, sudoeste entrerriano y sectores del norte de LP y noroeste de BA. Aquí la falta de agua es una limitante que ya no encuentra demasiado margen como para que las siembras de primera se lleven a cabo. En todo caso y suponiendo que se han conservado de manera muy eficiente las lluvias del mes de mayo, las siembras serían muy riesgosas. Son necesarios al menos 60 o 70 milímetros hasta mediados de octubre como para que las implantaciones se hagan dentro de condiciones aceptables. Por otra parte, las bajas temperaturas apuntalan el escenario desfavorable para la implantación. Es decir, el comportamiento de las dos variables principales para el inicio de la campaña maicera, es claramente opuesto a las necesidades para que pueda concretarse una siembra eficiente. Mas allá de las ecuación económica, el clima está fortaleciendo un escenario donde la soja puede confirmar el potencial aumento de área para la campaña 13/14.
Por otra parte, la incógnita más importante a esta altura de septiembre es la posibilidad de que los rendimientos de trigo hayan sido afectados por el último enfriamiento. Ya se sabe que el núcleo triguero tributario de Rosario viene desandando un inicio de primavera caracterizado por la falta de lluvias y con reservas muy ajustadas. El trigo no ha caído en sequía en forma generalizada, posiblemente un buen desarrollo de raíces le haya permitido obtener la humedad como para sostenerse hasta aquí, sin embargo el frío es un aspecto que suma estrés a la condición del cultivo y pudo haber impactado negativamente. Esto ya se verificará en la próxima semana.
La condición compleja definida por el comportamiento de las escasas lluvias y las bajas temperaturas, no solo afecta a la provincia de ER. Casi todo el trigo de SF y el de CB, padecen la misma situación, con lo cual el aporte productivo del núcleo triguero tributario de Rosario, seguramente sufrirá reducciones respecto del potencial. De este modo, el núcleo triguero del sur, gana protagonismo en tanto el patrón seco siga instalado en la franja central. La clave de la producción triguera para consumo interno y los potenciales saldos exportables, muy probablemente queden definidas a partir de la performance que pueda tener el núcleo sur. El mismo por lo pronto se desenvuelve dentro de un contexto hídrico satisfactorio, pero su riesgo principal se posiciona en la segunda quincena de octubre o aún principios de noviembre, donde se dan los últimos enfriamientos con riesgo de heladas. Es decir la producción triguera 13/14 aún está lejos de quedar definida.