La situación en el campo argentino no es auspiciosa.

El norte y el oeste del área agrícola siguen con problemas de escasez de lluvias y mucho frío. El NEA, el NOA y la parte norte de Córdoba y de Santa Fe requieren con urgencia agua. En San Luis, centro y sur de Córdoba, centro de Santa Fe, este de Buenos Aires y La Pampa, la falta de precipitaciones genera cada vez más incertidumbre sobre el volumen de cosecha, al menos aceptable.

Como el cultivo está terminando de encañar o en floración, la situación es grave.

En el área central, la cosa está mejor, pero no tanto como para festejar. Hay partes donde llovió lo necesario pero otras que no tuvieron la misma suerte.

Para colmo, en los últimos días se registraron severas heladas, muy perjudiciales para el cereal en floración.

Afortunadamente en el resto del área triguera (en el sur), la situación es alentadora. Se trata de cerca de la mitad del área nacional.

El sur, centro y este de Buenos Aires tienen un considerable perfil de humedad que permite mantener una visión optimista sobre los rindes aunque, todavía falta para completar el ciclo ya que el cultivo está entre el macollaje y la encañazón, y con la amenaza de nuevas heladas.

En buen romance: puede asegurarse que la mitad del área triguera nacional dista considerablemente de estar en condiciones óptimas.

Por ello dudamos de la previsión del USDA. Creer en una cosecha de 12 millones de toneladas no parece a esta altura algo real. No sería descabellado pensar más bien en 10 millones. Un escenario así mantendría el actual esquema de insuficiencia en la oferta para cumplir con las necesidades locales y la exportación.

Pese a ello, Gobierno evaluaría la posibilidad una flexibilización en los cupos de exportación. Obviamente, ello incentivaría a la siembra de la próxima campaña. Pero hay que ver… no todo lo que se dice es cumplido.

La cuestión es que, si bien algunos compradores revelan interés, hasta tanto no se otorguen permisos de exportación, poco será el movimiento. Aún no se han emitido ROE verdes 13/14; y lo más probable –para ser realistas- es que sólo se haga una vez que haya seguridad sobre el volumen de la cosecha, esto es en diciembre próximo o quizás en enero de 2014.

Mientras tanto, la oferta se encuentra contraída por falta de mercadería. En consecuencia, una cosa es la presente y otra, los precios de la nueva cosecha.

El precio del trigo nuevo gira alrededor de U$S 210/tonelada mientras que el del disponible se halla muy por encima. En el mercado local (ROFEX) el precio correspondiente a octubre está en cerca de U$S 375 y el de diciembre en U$S 235. Una brecha sorprendente.

Ello explica la resistencia a desprenderse de mercadería – sin cosechar aún- en los mercados futuros.

En lo referente a la demanda internacional, la perspectiva es buena.

El stock final en el mundo viene cayendo año a año. Para esta campaña se prevé una nueva reducción. De esta forma, el stock/consumo sólo llegaría a 24,5%.

La baja registrada en la calidad de los trigos de Rusia y Ucrania aumenta la competitividad de nuestros trigos, pese a los problemas que éste presenta.

A su vez, el dólar ha retomado su senda de depreciación lo que favorece la capacidad importadora de los emergentes. La Reserva Federal habría decidido mantener por un buen tiempo más su política de reactivación y dinero barato.

Además China y Brasil, por menores niveles de producción y de calidad están presionados a incrementar sus importaciones de trigo.