En el Centro de Convenciones Metropolitano de la ciudad de Rosario se desarrollo la tercera y última jornada del XXI Congreso de Aapresid bajo el lema ‘Otra Tierra’, con la presencia más de 3600 inscriptos. Desde la primera hora de la mañana en la sala DEKALB se desarrolla el 6º Coloquio Quo Vadis Argentina, cuyo eje temático en esta nueva edición es ni más ni menos que la “Agenda Federal”.

En ese marco, tuvo lugar la conferencia “Federalismo y Descentralización” con la presencia del Dr. Fabio Quetglas, experto en desarrollo territorial y el Dr. Jorge Ávila de la Universidad del CEMA como disertantes. También estaba prevista la participación del Dr. Carlos Manfroni, miembro de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires y el Dr. Ernesto O’Connor, Economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el desarrollo de Argentina (FADA) que desafortunadamente no pudieron hacerse presentes.

El primer lugar tomó la palabra el Dr. Fabio Quetglas para analizar el rol de los gobiernos locales en la nueva arquitectura estatal. En ese sentido, esbozó un mapa del escenario actual sosteniendo que sería miope negar no advertir que “un gran caudal de procesos innovativos se están acelerando por fuera de la administración pública, procesos que ineludiblemente impactarán en que conocemos como lo público”, pero que estas trasformaciones sociales son significativas en tanto produzcan una “cultura innovadora”.

Sirviéndose de diversos estudios empíricos, Quetglas puntualizó 4 principios coincidentes y recurrentes visibles en las organizaciones que dan lideran procesos innovadores en sus prácticas. En general, explicó el analista, presentan mayores niveles de innovación los ámbitos sociales más tolerantes, respetuosos de los propios principios organizativos, con menores brechas de conocimiento interno y fundamentalmente con entornos normativos estables. “Nadie innova en el vacío”, sintetizó Quetglas.

Ahora bien, qué sucede con las estructuras estatales en los contextos de trasformación actual, es el interrogante que el experto lanzó al auditorio. “La administración pública que tenemos hoy está impregnada de un espíritu industrialista, propio de otra época”, dijo y agregó que esa matriz se expresa en “formas naturalizadas” de funcionamiento basadas en rígidas lógicas de división de tareas, líneas de montaje en la toma de decisiones y principios jerárquicos. “Se trata de una matriz de difícil supervivencia en el mundo de revolución informacional en que vivimos, basado en lógicas colaborativas, asociativas e innovadoras, un mundo que va de la división de funciones a la convergencia funcional”, sentenció Quetglas.

A modo de cierre de su disertación, Quetglas deja flotando en el aire un interrogante: “cómo reformateamos nuestra administración pública, porque es impensable que actuales los mercados integrados convivan con Estados cerrados”. En aplauso del auditorio fue inmediato.

En segundo turno fue para Jorge Ávila y su presentación: “La reversión de la pirámide de la coparticipación, la experiencia internacional”.

El análisis partió de la base de reconocer la tremenda complejidad, económica y fundamentalmente política, de poner en discusión una modificación en las relaciones fiscales en la Argentina. Un desafío similar al de “cambiar los cimientos de una torre sin que la estructura se desmorone”, graficó el disertante.

Tras reflexionar sobre aspectos filosóficos, históricos y políticos, Quetglas no dejó dudas a la hora de exponer su conclusión: “por razones de eficiencia económica es deseable y necesario hacer que la organización fiscal Argentina se acerque a la imagen de un territorio con pequeñas repúblicas provinciales”.