Más allá de las reuniones que se realizan cada tanto, el gobierno ha decidido
tener un dólar blue electoral de $ 6,50 para poder, supongo, llegar con más
fuerza a las elecciones.
Moreno se ha adjudicado la responsabilidad de lo que pase con el dólar blue, a
pesar de que las transacciones con divisas son una responsabilidad del BCRA. De
todas maneras, el Secretario de Interior lo quiere para él: El blue es mío. Yo
me encargo.
¿Qué significaría que el dólar paralelo vuelva a 6,50? ¿Es bueno o malo para la economía? Creo que vale la pena preguntárselo.
La ficción del 6,50
En economía, para que haya un precio, se necesita una transacción. Normalmente la persona que vende un bien, digamos una silla, piensa que vale $ 200. Por otro lado el que compra piensa que vale como mucho $ 150. Si yo les pregunto cuánto vale la silla, ¿150 o 200 pesos? La respuesta es muy clara. El valor de la silla será al que finalmente se realice la transacción. Es decir que hasta que un objeto no se vende, no tiene un precio. El precio es al que se negocia.
La misma lógica aplica al dólar blue. Los que desean comprar, lo quieren hacer al valor más bajo. Es decir si alguien hoy vende dólares a 6,50 me parece que unos cuantos estarían dispuestos a comprarlos.
De hecho, todos los que viajan al exterior y pagan con tarjeta de crédito lo están haciendo a 6,50, ya que se incluye el 20% del impuesto. Y a juzgar por la demanda de pasajes al exterior la gente lo considera barato y por eso lo compra.
Mi única duda es quién está dispuesto a vender sus dólares a $ 6,50. En una pequeña muestra que hice entre amigos y conocidos no encontré a nadie dispuesto a vender tan barato. Entonces, ¿cómo logrará Moreno que el blue baje a 6,50? Lo venderá el Estado (¿o pensará obligar a privados a vender sus dólares baratos?). Una intriga grande.
Lograr un determinado precio es como bailar el tango: se necesita de 2 personas, el que compra y el que vende.
Bajar el blue es atentar contra el crecimiento
Pensemos cuán beneficioso sería para la economía bajar el dólar blue. El valor del dólar blue tuvo algunos impactos negativos en la economía, como ser en la venta de departamentos, ya que elevó el precio en pesos de los departamentos a niveles prácticamente prohibitivos.
Sin embargo reactivó otros sectores. Por ejemplo, la venta de automóviles. No solo el boom de los autos importados, sino en general, ya que cuando se convierte el precio de los autos por el dólar blue, estos no están tan caros, dando la sensación que comprar en autos es una inversión (ya dije muchas veces que un auto es un gasto) cuando se trata de una oportunidad de comprar barato.
Pero no es el único sector que mejoró. El turismo de países vecinos de corto plazo (2/3 días), tanto de uruguayos, chilenos, o brasileños (ahora a Bariloche, por ejemplo) se beneficia dado el mayor tipo de cambio, ya que hace más barata a la Argentina y pueden venir a pasar unos días y a hacer compras. De hecho, en Buenos Aires algunos comercios han conseguido un respiro gracias a este consumo externo renovado con un dólar blue elevado. Buenos Aires es muy caro a 5,30 pero bastante accesible a 8,50. No obstante a 6,50 perdería nuevamente su atractivo eliminando esta posibilidad de consumo externo.
No solo eso, en el interior hay empresas y personas que compran la producción de frutas secas o frescas en efectivo y las exportan, por ejemplo a Chile. La operación se hace normalmente en efectivo y pagan un poco más que los precios actuales, porque esos pesos se consiguen al tipo de cambio paralelo y luego esa fruta se puede exportar al tipo de cambio oficial, generando una ganancia financiera que permite al menos marginalmente mover un sector que está muy castigado.
La posibilidad de algunos inversionistas extranjeros o de argentinos con ahorros en el exterior que buscan oportunidades para comprar algunos activos en Argentina. Estos inversores que usan pesos, los consiguen ingresando sus dólares al país utilizando el contado con liqui inverso, es decir que consiguen casi 8 pesos por dólar, haciendo mucho más accesible y rentables operaciones económicas que de otra manera no se harían.
Es decir que un dólar blue a 8,50 genera varios negocios que están ayudando
de manera marginal, dado que su tamaño es pequeño, a mantener el nivel de
actividad económica.
Si Moreno tiene éxito en su gestión de bajar el dólar a 6,50, surgen dos
preguntas: ¿Qué beneficios tendrá en la economía? y ¿Cuán sustentable es
mantener un dólar 6,50 con una inflación del 2% mensual?
Dólar y futuro
El hecho de que el dólar blue esté a 8,50 o más caro, hace que mucha gente prefiera comprar bienes en lugar de dólares. Desde bienes de capital (camiones, cosechadoras o tractores), hasta automóviles.
No es tanto porque el nivel de actividad esta fulgurante, sino porque en dólares están baratos.
Lo interesante es que si Moreno logra el objetivo del dólar a 6,50 (esto quiere decir que realmente se consigan dólares a ese precio), lo más probable es que en lugar de comprar autos, televisores, celulares, la gente decidiría comprar dólares y por lo tanto las ventas de esos bienes caerían y la actividad económica se frenaría.
La expectativa de que el dólar va a seguir subiendo ya está presente en la sociedad, porque la inflación sigue creciendo. Si se consiguiera un dólar barato, lo compraríamos porque sabríamos que en algún momento subirá. El dólar sería una oportunidad de ahorro y no el auto que solo es un gasto.
Entiendo que Moreno pida que el dólar sea suyo, suyo, suyo, lo único que le pido es que lo piense dos veces.
Quizás lograr el objetivo de un dólar a 6,50 más que ayudar a reactivar la economía real, la termina perjudicando