La primera en exponer sobre la Biología del suelo en nuestros sistemas fue Jill Clapperton, ecóloga de la rizósfera en el Centro de Investigaciones de Agricultura y Agro Alimentos en Canadá, quien comenzó a explorar.
“Hemos abierto la caja negra que es el suelo. No voy a hablar de rinde voy a hablar de los alimentos huelan la diferencia”, destacó Clapperton.
“Todo lo que está en la tierra está conectado. Todo lo que hacemos está conectado, cada variedad, cada cobertura va a afectar el próximo cultivo”. Por eso la especialista en suelos habló de tres principios de agricultura de conservación. “Tenemos que minimizar la remoción del suelo y la SD es el eslabón preferido. Cuando tenemos un suelo saludable tenemos ambiente saludable. Empezamos a alimentar el suelo”, explicó y detalló que la clave es poder tener en cuenta todo eso.
La especialista mostró fotografías de diferentes campos y cultivos. “Ahora tenemos mejores herramientas para poder cultivar raíces. Tenemos que alimentar las raíces del suelo”.
“Tenemos que pensar en las carroñeras que están debajo de la tierra. Los nutrientes de la tierra empiezan debajo de él”, detalló la bióloga norteamericana ejemplifico con muestras gráficas para demostrar la clave para no afectar a las raíces.
Lo que queremos son los nutrientes. Menciono el nitrógeno, fósforo y otros nutrientes en el sistema radicular. Cuando estamos mal con las raíces no vamos a tener buen crecimiento.
Sin duda, para Clapperton lo ideal es hacer mediciones del estado de mineralización, tanto en laboratorio como en campo.
Para el doctor de ciencias Bioquímicas de la UNLP, Luis Wall, el tema a desarrollar fue las buenas y malas prácticas en relación al suelo. “La idea será sostener la siembra directa, la biología del suelo y las buenas prácticas agrícolas”, detalló.
“Lo esencial es invisible a los ojos. Por eso el futuro está en la biología”, manifestó Wall al exponer algunos de los casos.
Luego sacó una pequeña caja de su bolsillo y dijo: “En un gramo de suelo hay 10 mil millones de microorganismos”, lanzó al auditorio.
Wall señaló las buenas prácticas agrícolas de Aapresid, que se impulsan con la agricultura certificada. Biopas, el proyecto con Rizobacter, la entidad anfitriona, el Conicet, entre otros institutos y universidades del país, que llevan a cabo este proyecto de investigación tratando de entender los indicadores de calidad del suelo.
“Hay que destacar las buenas prácticas para calificar la agricultura certificada y diferenciarla con las practicas no sustentables”, señaló el doctor en biología.
El referente del Conicet explico que la buena genética del suelo se encuentra en las buenas prácticas y los ambientes naturales
A modo de sugerencia, dijo: “Los próximos veinte años serán imprescindibles para medir suelo”.