La situación mundial no ha cambiado demasiado, en términos de stocks.
El cuadro de inventarios, relativamente ajustado a nivel mundial para el maíz y extremadamente bajo para la soja, es un elemento de soporte en los precios.
Sin lugar a duda, también, lo es la demanda proveniente de China para ambos granos gruesos, dado que este país se ha propuesto llevar a cabo una fuerte recomposición de stocks. Tanto es así que, por ejemplo, hoy es el principal importador de maíz del mundo.
A este panorama se agrega la incierta evolución de la campaña, tanto de maíz como de soja, en América del Sur, con acentuadas sequías y retrasos en las trillas.
Ahora bien, estos elementos no son los únicos que determinan los precios.Veamos…
Hasta la fecha, el mundo viene caminando sobre un esquema financiero de gran inestabilidad e hiper-liquidez.
¿A qué nos referimos?
Pues a la extraordinaria emisión de monetaria, que ha inundado de dólares -y otras monedas- las economías del mundo.
Se trata de un fenómeno sin precedentes, al menos de las últimas décadas, sobre todo en lo que hace al comportamiento de la Reserva Federal de EE.UU.
Los inversores han estado “escapando” de la tenencia de dólares y, por eso, buena parte de su capacidad de liquidez se ha volcado a los mercados granarios, con la soja y el maíz como grandes actores.
Actualmente se ha puesto de moda la palabra reflación que hace referencia al proceso de suba de precios en determinados activos, a raíz de las políticas monetarias implementadas con el fin de compensar las depresiones económicas, en este caso por la pandemia global.
La reflación es el cuadro donde hay suba de precios, de no todas las cosas sino solamente de algunas, a resultas de políticas de estímulo monetaria y/o fiscal. Es decir, del impulso económico proveniente de un incremento de la base monetaria o de una rebaja de impuestos. Y ambas acciones estimulan la demanda de productos y de servicios.
Existe, en tal caso, un generalizado temor al aumento de la inflación mundial. Es el miedo a la inflación como aumento generalizado de los precios.
El alivio pandémico de casi 2 billones de dólares, propuesto por el presidente Joseph Biden, es una buena palanca para que se materialice tal temor.
El rendimiento de los bonos a largo plazo se ha elevado. La tasa a 10 años de los bonos de EE.UU., que estaba en el 0,5% ha aumentado a casi 1,2% anual. Y cuando se experimenta reflación, la suba de los demás precios tiende a acentuarse. Es algo comprable si se analiza la historia económica.
Los mercados sospechan que el aumento en el rendimiento de los bonos es indicio de expectativas de inflación potencialmente perjudiciales, aunque la secretaria del Tesoro de EE.UU, Janet Yellen, sostenga que el aumento del rendimiento revele lo contrario: una señal de expectativas favorables y no de un aumento en la tasa de inflación.
Es hora de preguntarse si todo lo descripto responde el pasado reciente. ¿Puede ser que las cosas ahora estén cambiando? Es imposible saberlo. Pero, es importante estar atentos.
Y la realidad es que, en estos últimos días, se notan –tímidamente- algunos cambios en la geografía económica-financiera del mundo: tanto el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años como el índice dólar han vuelto a aumentar.
A partir de fines del año pasado, los mercados apostaban a un dólar cada vez más débil, lo que empujaba hacia arriba el euro. Esta opinión, antes generalizada, ahora puede seguir siendo válida, pero no tanto.
Todavía es temprano para determinar una tendencia. Pero es una alerta. Una suave luz amarilla.
El gráfico muestra cómo desde que se iniciara febrero ha habido una suave recuperación del dólar contra la canasta de monedas (Investing.com)
Por eso, debería haber mayor cautela en lugar de demasiadas expectativas sobre los precios internacionales de los granos, como la soja y el maíz.
Hoy lunes, 8 de marzo, hubo nuevas mejoras. Los futuros de soja mostraron subas.
Pero, cuidado, ellas parece que vienen más bien por el temor al clima en América del Sur que por otra cosa.
En tal caso, es necesario tener extrema cautela. Porque este soporte, seguramente, tenga patas cortas.