“A diferencia de la mayoría de los mamíferos, las aves no tienen glándulas sudoríparas, por lo cual no tienen la posibilidad de disipar los excesos de temperaturas mediante la sudoración”, explicó el veterinario Pablo Barbano del INTA Luján. De allí, la importancia de adaptar el manejo de los animales en un contexto de temperaturas ambientales mayores a los 36°C.
Es que, de acuerdo con el especialista, “con altas temperaturas, disminuye el consumo voluntario de alimento, cae la conversión alimenticia y la producción de huevos en etapa de postura”. En este sentido, Barbano puntualizó que “temperaturas ambientales mayores a los 36°C disminuyen en un 5 % la postura diaria por bajo consumo, lo que también perjudica la calidad y el peso del huevo”.
Entre las principales pautas de manejo a fin de evitar estos riesgos, el especialista destacó la importancia de planificar la ubicación del galpón. “Para Buenos Aires la orientación adecuada en galpones de una sola caída es la de ubicar el frente más alto al Norte”, recomendó. Así, habrá luz solar todo el día y se evita la incidencia de los rayos solares durante el mediodía.
Además, Barbano indicó que “se debe tener, al menos, los laterales y el frente con zócalos de 50 cm cerrados (ciegos) y, luego, hasta la altura del lintel con alambrado romboidal / hexagonal abierto y con cortinas de plastillera”. Para el especialista, el manejo del cortinado resulta “vital” para controlar la ventilación y la humedad relativa ambiente interna del emplazamiento.
En el piquete de pastoreo, rodeando el galpón, se aconseja plantar una arboleda de especies con hojas caducas de crecimiento rápido, como ser fresno, sauce, paraíso o mora. Con esta particularidad, se brinda buena sombra en verano y buena penetración de radiación solar en invierno.
Para el control de temperatura interno, de debe ubicar una media sombra 30 centimetros sobre el techo del lado externo para evitar el calentamiento por radiaciones extremas sobre la chapa.
Además, una forma válida es también la de regar el techo en momentos de altas temperaturas para disipar el calor. En zonas de mucho calor se emplean colchones de pasto / cañas tipo empalizado sobre el techo con la misma finalidad.
Con respecto al manejo del agua y alimentación en épocas estivales, el veterinario aconsejó proveer la mitad de la ración en horas tempranas en la mañana y una parte al atardecer, para favorecer el consumo. Es que, según el profesional, el consumo de alimento genera en el organismo incremento calórico por el metabolismo.
Las raciones de verano pueden contener hasta un 7 % de grasas y aceites para evitar el aumento en la emisión de energía durante el metabolismo proceso que se da particularmente en la digestión de hidratos de carbono, conocidas como dietas frías.
Por su parte, la temperatura del agua juega un rol protagónico a la hora del consumo y si está por encima de los 20°C es poco aceptable por los animales. “Es importante tener los bebederos en lugares frescos, recubrir las cañerías con aislante para evitar el sobrecalentamiento y cambiarla varias veces al día”, indicó Barbano.
Una estimación práctica para los meses calurosos sería un promedio de 4 litros por día para 10 aves. El agua de los bebederos debe estar fresca, potable y bromatológicamente apta.
Con calor y sin autocontrol
“Hasta los 35 °C, las aves controlan la temperatura mediante mecanismos fisiológicos tales como la radiación, la conducción y la convección”, detalló Barbano. A su vez, reconoció que a medida que la temperatura ambiente se va acercando a la temperatura del ave estos mecanismos resultan ineficaces y entra en marcha un cuarto mecanismo: la evaporación de agua del tracto respiratorio”.
Es que, de acuerdo con el veterinario, la temperatura elevada provoca en el ave un aumento de la tasa respiratoria para aumentar el enfriamiento por evaporación. “El ave extiende las alas en posición semi flexionada, estira el cuello y respira con la boca abierta aumentando los movimientos respiratorios considerablemente y el consumo de agua, al momento que disminuyen la actividad física”, especificó.
Aquellas aves en estado de libertad, tal como lo propone la crianza agroecológica, permite que el animal busque lugares frescos y realice baños de tierra para controlar también los excesos de temperaturas y disipar el calor corporal.