Si llegamos al final de la cosecha con el 50% de trigo sin
vender, y esto es lo que va a suceder, significa que el productor es
alcista. No descarto que el 99% de los productores que retienen el
trigo y no lo venden esperan que el mercado suba; de otra forma por
qué no lo venderían. Y aquí entramos en un tema principalmente
cultural y sociológico. No siempre que el productor retiene y no
vende implica que el mercado va a subir. Como ejemplo veamos lo que
sucedió con la soja, productores que retuvieron pensando que el
precio iba a subir, sentados arriba de más de 15 millones de
toneladas, se encontraron con un mercado que perdió desde principios
de agosto 42 dólares por tonelada.
Los productores venían de punto y de pronto saltó la banca, dejando arriba de la mesa US$630 millones. ¿Alguien puede tomar conciencia de semejante volumen de dinero perdido, en un momento donde la Argentina atraviesa una de las peores crisis económicas y financieras de toda su historia contemporánea?
Creo que se va entendiendo el mensaje, pero para aquellos que no
lo han entendido voy a tratar de graficarlo con un nuevo ejemplo
concreto y testigo, como es el caso del mercado de trigo. Los
productores tienen 10 mill./t de trigo sin vender y no lo van a
vender pues en su consciente individual y colectivo piensan o
quieren que el mercado suba. Ahora bien, qué sucede si la principal
demanda, léase los exportadores, no justifican sobrepagar el trigo
disponible porque no hay oferta suficiente para armar una posición
determinada. Se corre el riesgo de que el mercado entre en caída en
seco y no por un problema de menor oferta, sino por el contrario,
por la retracción de la demanda.
Esto mismo ha sucedido con la soja, la falta de demanda ante un
mercado seco de oferta por el efecto negativo de la sequía provoco
una retirada de los compradores por no haber volumen que justifique
mejorar el precio. Y este fue el principal motivo por el cual la
empresa Vicentin importó de los Estados Unidos 460.000 toneladas de
soja, decidió sacrificar precio por volumen y pegar un solo golpe
para llevarse casi medio millón de toneladas. Hubiera resultado muy
difícil que Vicentin pudiera haber originado semejante volumen de
soja en un mercado retraído ante el actual contexto de incertidumbre
económica y financiera que vivía y se sigue viviendo en el país.
En el mercado de trigo puede suceder lo mismo, el precio se puede caer no por sobreoferta, sino por falta de demanda ante una oferta que se resiste a vender y a una demanda que no quiere comprar lo que no hay.
Recuerdo a los productores que tienen trigo que a principios de
diciembre el trigo disponible tenía un precio de US$190 por tonelada
y que el dólar se cotizaba a $37,3 (equivalente $7100). Hoy, en
pleno final de la cosecha, el precio disponible llego a los máximos
de US$215, con un dólar a $38,3 (equivalente a $8230). Las
matemáticas no fallan y en el trading también dos mas dos es cuatro.
Reflexiones finales: hoy el productor puede vender el trigo disponible a US$215 por tonelada. Si no requiere el producto de esa venta, igualmente puede hacer la operación y, con el dinero líquido, comprar dólares. O bien, en el Matba, puede vender trigo julio, a US$229, y quedar totalmente cubierto frente a una potencial e inesperada baja del mercado. ¿Será por esto que el Matba marcó un nuevo récord, al llegar a negociar 44 millones de toneladas durante el 2018?