Esta campaña triguera fue habilitada por las lluvias de otoño. El período de precipitaciones que comenzó en finales de marzo y se extendió hasta mediados de mayo, cambio totalmente la perspectivas que presentaba el arrastre de la seca y por cierto la intención de siembra para la fina. El cambio fue tan contundente que en muchos sectores del núcleo que aporta a Rosario, no se podía sembrar por excesos en la segunda quincena de mayo. Dentro de este contexto, la provincia de CB quedó bastante más relegada. Si bien se observó una extensión hacia el oeste de aquella mejora pluvial, el volumen fue mucho más modesto. En consecuencia los perfiles de los suelos cordobeses ingresaron al trimestre frío apenas recuperados. Sobrevino un invierno seco para la zona y de esta manera hoy la demanda de los cultivares supera a sus vecinos de SF o los de la provincia de BA y ER.
Las recientes precipitaciones han insinuado mejoras sobre la provincia de CB, pero aún no son suficientes. La fina en esta provincia ingresa a la floración con mayor presión sobre la demanda pluvial. Esta situación no es inusual, pero define un escenario diferenciado respecto de los potenciales rendimientos.
Las lluvias que se esperan en la transición del sábado para el domingo pueden aportar sobre la provincia de CB, el problema es que los cultivares con necesidades perentorias de un alto volumen de agua, posiblemente no sean satisfechos. Por otra parte, una lengua de reservas regulares avanza sobre el oeste santafesino y se posiciona hasta las inmediaciones de Rosario.
La situación no puede ser catalogada como extrema, pero sin dudas las chances de una buena cosecha fina parecen más favorables sobre zonas que se respaldan en un mayor nivel de reservas. Lo que viene ofreciendo septiembre es cierta continuidad de eventos. Los mismos no han logrado una oferta generosa, pero debemos decir que la atmósfera está haciendo su trabajo. La circulación está aportando humedad, las temperaturas están creciendo, salieron por mucho del umbral de riesgo y por lo pronto solo resta esperar un primer evento de buen volumen a gran escala.
Entendemos que los productores del oeste pueden tener mayor ansiedad, pero debemos recordar que los acumulados normales para septiembre en el este de CB, por ejemplo, orillan los cuarenta milímetros. Por el invierno seco y las reservas mermadas con que se ingresó al trimestre frío, la demanda puede hasta duplicar el valor normal. Es decir, pasar a revertir en forma perentoria, las deficiencias hídricas claramente requiere un evento anómalo. Por lo pronto, nos inclinamos a pensar que durante lo que resta de septiembre y posiblemente durante las próximas dos semanas, los cultivos deberán arreglarse con menos o con las mejoras parciales que vayan llegando. No vemos en esta situación un escenario que pueda proyectarse en una primavera seca para la franja mediterránea, pero en lo inmediato, posiblemente los cultivos sigan hostigados por cierto nivel de estrés hídrico.
A media que nos desplazamos hacia el norte bonaerense y el sudoeste entrerriano, las reservas crecen hasta niveles óptimos y con lluvias menores la humedad se sostendrá o al menos se mantendrá en niveles adecuados, sin condicionamientos para el avance de los cultivos de invierno.
La franja triguera del sur, un mes atrasada respecto de la franja central, presenta zonas donde incluso se observan excesos hídricos. Los mismos no son problemáticos, debido a que entre sistemas se están dando jornadas con buena insolación. De todas maneras la sobreoferta de humedad ha sido más común en esta zona, por lo cual el monitoreo de enfermedades deberá ser más exhaustivo. Algunos corredores del oeste de BA y las vecindades de LP, presentan un escenario similar al de CB, acusando un deterioro en las reservas respecto de lo que sucede hacia el este.
Al proyectar el estado de la fina en la franja central y su desarrollo hasta mediados de octubre, podemos decir que buena parte del sudoeste de ER, norte de BA y sur de SF, tienen altas probabilidades de mantener su disponibilidad de humedad en forma satisfactoria. El mes de octubre normalmente muestra un crecimiento en la oferta de agua y hasta entonces deberán esperar las sementeras cordobesas para lograr una mejora más significativa en el perfil. La pregunta es en qué condiciones transitarán este período pluvial más ajustado. Sin dudas, este bloque se ha diferenciado en la franja central y esto puede reflejarse en los rendimientos.
Los enfriamientos claramente han perdido frecuencia y cuando aparecen tampoco son intensos o persistentes. El patrón térmico ha cambiado el riesgo de bajas temperaturas disminuye, pero aun no es nulo al punto de descartarlo. Como se viene perfilando el escenario, es poco probable que se concrete una helada tardía de gravedad sobre la franja central. Podríamos decir que en los sectores con buen nivel de reserva, presentan como riesgo residual a los fenómenos vinculados a tormentas severas, principalmente granizo.